Los Hechos

José Inés Figueroa Vitela

30/04/2018

¿Y dónde quedó el debate?

Mañana inicia mayo y en él, fechas determinantes en el proceso electoral en marcha: por un lado inician las campañas locales, que enmarcan la renovación de los 43 ayuntamientos y por el otro, la celebración del segundo debate de los candidatos a la Presidencia de la República.
Sobre ambos factores se han cifrado variadas expectativas.
Hay quienes son de la idea de que, por tratarse de la elección más cercana, donde convergen personajes conocidos de manera directa por la ciudadanía, en esta ocasión será la elección de ayuntamientos la que influirá respecto de las elecciones superiores.
En la contraparte, igual abundan quienes, remitidos a los antecedentes históricos, aseguran que será la elección presidencial la que permeará hacia todas las elecciones restantes -senadores, diputados federales y alcaldes para los efectos de Tamaulipas-, marcando destino en las urnas.
Los postores del contrasentido a ambas especies, repasan el hecho de que cuando la elección presidencial influyó a las elecciones inferiores, no convergía la elección federal con la local, amén que nunca, como ahora, hay visos de la manifestación creciente del voto cruzado.
Un alto porcentaje de ciudadanos considera votar de manera diferenciada, hablando de “la marca” -partido, coalición o independiente-, respecto de las variadas elecciones -presidente, senador, diputado y alcalde-, en mayor o menor medida, dependiendo de la plaza de que se trate.
El primer debate de los candidatos a la Presidencia de la República, sirvió en efecto para abundar en el conocimiento y reconocimiento de los distintos aspirantes, aunque su impacto en la intención del voto no varió de manera significativa.
El postdebate mediático, que se sigue dirimiendo, sigue buscando capitalizar aquel ensayo, entre las chungas y descalificaciones características de las redes sociales.
El segundo de estos debates, puesto para el 20 de mayo celebrarse en Tijuana, Baja California, promete otras oportunidades para los contendientes y para el conglomerado, en un esquema enriquecido, en la concurrencia y participación activa de representantes de la sociedad.
A la luz de estos, la siguiente expectativa está puesta respecto de la eventualidad de que los candidatos a las demás elecciones puedan igual consensuar puntos de encuentro, para debatir públicamente sus propuestas y perfiles.
Las legislaciones vigentes, federal y local, no inhiben -como tal-, la celebración de debates entre los candidatos a las distintas elecciones, pero solo hacen obligatorios, los de las respectivas elecciones superiores, a presidente y gobernador.
A nivel local, el Consejo General del Instituto Electoral de Tamaulipas, la semana pasada votó y aprobó una serie de criterios para la celebración de los debates entre los candidatos a las alcaldías del Estado.
La instrumentación de reglas para este tipo de ensayos, que no se encuentran pactados y más bien encuentran resistencias entre los principales contendientes, parecen poner más cuesta arriba su concreción.
La naturaleza humana -no se diga la política-, hace lógico que quienes se sientan rezagados en el posicionamiento, vayan por quien se identifiquen las ventajas y por ahí se concentren los ataques y señalamientos esperados, como para que estos no vayan al debate, si no es de una manera obligada.
Vulnerables igual podrían parecer quienes se encuentran en el ejercicio del cargo y van en busca de la reelección.
Por eso, si al eventual acuerdo para que los aspirantes a alcaldes vayan a un debate, le ponen una serie de requisitos forzados a la programación, se aleja la posibilidad de que se concreten.

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