LOS HECHOS

José Inés Figueroa

12/03/17

Guachicoles grandes y chiquitos

El movimiento de ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR no se va a medir por lo que aporten o dejen de aportar los personajes con aspiraciones mayores a lo que su base social o presupuesto les permite, los que se quedaron desamparados y andan buscando una fuente de ingreso, los “presupuestívoros” y “chambistas” que van “a donde los lleva el viento”, los frustrados e incomprendidos del vecindario.
No se medirá ni por EL PEJE mismo, su discurso, propuesta, convocatoria y/o capacidad de convencimiento.
Las inercias que acompañan a “la tercera vía” hasta instalarla a la cabeza de las encuestas de posicionamientos, de cara a la sucesión presidencial, tienen más que ver con lo que han hecho, para mal y han dejado de hacer en bien, quienes ya han tenido la oportunidad de ejercer el poder, desde los partidos tradicionales.
De esas premisas, puede partirse para abundar en la escena del sábado, cuando el dirigente y tácito candidato presidencial de MORENA pudo tener su primer mitin masivo en Victoria capital, logrando llenar el Gimnasio Multidisciplinario de la UAT.
Los vítores y abucheos que acompañaron la presentación de algunos de los invitados, estuvieron remitidos a la cantidad de autobuses con gente que unos y otros trajeron, los más de Madero y Altamira, donde los neomorenistas pelean con todo las candidaturas que, se repitió ahí hasta la saciedad, no serán “moneda de cambio” en el partido.
Las proclamas contra la corrupción, el saqueo institucional y la impunidad de parte del candidato mayor, insistiendo que al partido nadie va por una candidatura, rebotaban en el espejo de las personalidades que ocupaban el templete y la primera fila.
Desde el traslado en avión, proveniente de la capital del país, presumiendo la foto en el asiento contiguo al PEJE, el llamado “guachicolito”, JOSÉ RAMÓN GÓMEZ LEAL, desde que algunos tráileres propiedad de su padre -en tiempos del PAN en el Gobierno federal-, fueron detenidos con hidrocarburos robados, sin que tuvieran consecuencias legales, mucho antes del escandaloso saqueo que hoy domina la geografía nacional.
Ningún rubor alcanzó al también cuñado del Gobernador del Estado -con quien rompió lanzas cuando le tumbó la candidatura del PAN a la alcaldía-, cuando el líder de su nuevo partido habló de los “guachicoleros institucionales”, que saquean en la impunidad y complicidad de los altos funcionarios de PEMEX.
Igual el editor RAMÓN CANTÚ DEANDAR, que ahora libra un conflicto jurídico con el ayuntamiento panista neolaredense, no se inmutó cuando EL PEJE generalizó que “la mafia del poder” controla a los medios de comunicación, al igual que a los demás partidos políticos.
«Queremos sacar a México del atolladero, la pobreza, la incertidumbre, la inseguridad y violencia en que lo han metido», aplaudiendo la firma del “Acuerdo de Unidad” con que se propone lograrlo, de parte de ex diputados, ex alcaldes, ex candidatos, ex dirigente del mismo sindicato petrolero que tanto condena, los más de origen priísta como él, entre petistas, panistas, perredistas, emecistas, panalistas, de chile, de dulce y de manteca.
Por supuesto, en la corriente participa mucha gente buena, excelente, extraordinaria, pero con contadas excepciones, no fueron los protagonistas de la jornada sabatina.
Acaso el cardiólogo AMÉRICO VILLARREAL ANAYA, heredero de toda la nobleza, sencillez y prestancia de su padre, el ex gobernador AMÉRICO VILLARREAL GUERRA, con quien trabajo en sus inicios dentro del servicio público LÓPEZ OBRADOR.
Lo dejarán trascender en un proyecto de estos, grillos de colmillo retorcido como FELIPE GARZA NARVAEZ, LALO GATTAS, JAVIER VILLARREAL, por mencionar a quienes mostraron su rostro en el evento aquel.

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