José I. Figueroa
7/02/17
Es cosa de educación
Hoy concluye el “fin de semana largo” y nos ha dejado una serie de enseñanzas.
Sería cosa de la prolongada “cuesta de enero”, por el dólar encarecido, las amenazas racistas, las medidas extremas en las revisiones aduanales o, efectivamente, un acto de patriotismo, pero en verdad se vio disminuido el cruce de nacionales al lado norteamericano.
No se vieron las interminables filas de vehículos que hacían esperar horas para cruzar el puente, típicas de estos periodos minivacacionales, ni los centros comerciales, hoteles y restaurantes de “El Valle” se vieron atestados de mexicanos.
Vamos, ni las gasolineras registraban mayor dinamismo de los de acá, cargando los tanques de sus vehículos en las de allá, para capitalizar el precio diferenciado.
En general, los cruces internacionales fueron todo lo ordinario que ha sido en los tiempos recientes, incluso entre los residentes fronterizos, que ya no van tanto como iban, hasta antes de la llegada de DONALD TRUMP a la presidencia del vecino país, aplicando dichos y medidas contra los mexicanos.
Por supuesto, tampoco es de que se acabó y ya nadie más cruza; hay muchos motivos que hacen necesaria la visita para algunas personas y familias y habrá a quienes “les gane el gusto”.
En cualquier condición puede poner al secretario de Educación de Tamaulipas HÉCTOR ESCOBAR SALAZAR y al secretario particular del Ejecutivo, ROBERTO ROUX MAYA, quienes anduvieron por los Río Grande Valley Premium Outlets de Mercedes, Texas.
Entre ellos, en principio, su condición de residentes fronterizos.
Pero más allá de las particularidades, desde las vísperas, esa manifestación de integración nacional en la que coincidieron los más variados actores políticos empezaron a provocar reacciones allende el Bravo.
El propio presidente TRUMP empezó a cambiar su discurso, la galopante devaluación de nuestra moneda frente al dólar se detuvo y empezó a ceder y a las voces de líderes de opinión norteamericanos y de otras partes del mundo condenando las medidas extremas de aquel, ahora son los sujetos de interés, hombre de capital que mueven la economía norteamericana quienes empiezan a elevar los reclamos.
Ver más por México y los mexicanos, hoy, también tiene qué ver con esa actitud de bajarle al consumo en el vecino país del norte.
No se trata de otra acción chauvinista, racial o de venganza de México para con Norteamérica, sino, simplemente, de hacer sentir la interdependencia a que hemos llegado, de beneficio y eventual perjuicio compartido.
En unas cosas para bien, y en otra para mal, para ambos pueblos y gobierno, hemos transitado juntos al paso de la historia.
Igual podremos empezar a andar cada cual por su lado, explorando nuevas amistades estrechas de colaboración y ayuda compartida.
No será fácil ni poco doloroso, pero tampoco resultara imposible.
Claro, lo más natural es que todo retome la normalidad, a partir de que el gobernante vecino atempere sus acciones y dimensione los alcances de esta relación en justa medida; mientras tanto, hay que seguir “aguantando” el impulso de “brincar el charco”.
La cultura en la transición pasa por la educación puntual.