LOS HECHOS

José I. Figueroa

19/09/16

Brincando la raya

Muchos piensan que el PRI en Tamaulipas está descabezado, sin rumbo ni destino.
Más bien vive su propio periodo de transición bajo un calendario y estrategia de inspiración cupular nacional, sobre lo que solo el tiempo, al correr de los hechos, podrá dibujar alcances.
El Gobernador EGIDIO TORRE CANTÚ, quien pasará a la historia como el último jefe político del priísmo tamaulipeco, intentó dejar los escenarios amarrados para el punto de partida de su instituto político, en el nuevo orden que con su salida al concluir la próxima semana, arranca como oposición.
En su visión, debieron reestructurarse las delegaciones federales, nombrarse la nueva dirigencia y armar alguna suerte de consejo de administración donde además de aquellos -delegados y dirigente- convergieran los nuevos alcaldes de las tres principales municipalidades emanadas del partido y las coordinaciones de las bancadas legislativas local y federal priístas tamaulipecas.
Como nuevos delegados y dirigente del partido planteaba el “uso” de cuadros valiosos del priísmo que se quedaron varados en la reciente jornada electoral y su concluyente pérdida de los espacios de poder y representación popular mayoritarios.
La ausencia de respuesta del centro político nacional en el mejor de los casos ha denotado la diferencia de agendas que en México capital marcaría otras prioridades, pero hay quienes son de la idea de que ha sido la variación de criterios, a la hora de identificar el perfil de los “cuadros valiosos” trascedentes.
TORRE CANTÚ no lo niega, llegó a la gubernatura y ejerció el poder sin ser político: como tal, va de regreso a la vida particular y el ejercicio profesional y empresarial sin intención de buscar algún otro encargo político, sin detrimento de lo que pueda seguir haciendo para el partido de sus militancias.
Esa condición de suyo ya marcará la diferencia de criterios pregonada.
Con el perfil de la mayoría de sus colaboradores, el presunto perfilamiento del frustrado ex candidato a una de las diputaciones locales reynosenses, CARLOS SOLÍS GÓMEZ, para presidir el nuevo comité estatal priísta fue “tumbado” sin contratiempos en las esferas centrales del partido.
El retoño de doña AMIRA GÓMEZ de SOLÍS -figura recurrente de todos los moles- ejerció bien el liderazgo camaral doméstico y la titularidad de la Secretaría de Desarrollo Social en el actual sexenio, pero la nobleza, casi introversión, de su personalidad, en escenarios cuesta arriba se vieron imitados.
La fórmula horizontal del proyectista consumado para asegurar la viabilidad de una dirigencia de partido en tiempos de dispersión y estrecheces económicas resultará válida y podrá usarse o no, de acuerdo al ánimo de ENRIQUE OCHOA REZA y su o sus ascendentes.
Pero eso ya no le tocará verlo a EGIDIO TORRE CANTÚ como gobernador en funciones. Sería precisamente el día uno de octubre, un día después de haber entregado la estafeta gubernamental, cuando se haría oficial la renuncia de RAFAEL GONZÁLEZ BENAVIDES a la presidencia del partido.
Un día después, también, en su caso, de asumir el encargo de diputado local.
Se entiende que con RAFA, también renuncia la secretaria general y diputada local saliente AÍDA ZULEMA FLORES PEÑA.

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