LOS HECHOS

José I Figueroa

8/08/16

PRI y PAN: La fatalidad del ser

Hoy todo mundo, entre quienes se aprestan a llegar y los que van en retirada, tienen cifradas expectativas para los nuevos tiempos –léase el sexenio que viene-, predominantemente haciendo acopio de optimismo “para el peor de los escenarios”.
Sin ánimo pesimista, será menester advertir que por igual, a unos y otros, la realidad puede atropellarles, abrevando en escenarios similares.
De la experiencia vivida en otras entidades donde igual se ha consumado la alternancia, podremos repasar historias de orden general, que en lo particular, cada cual suele contarlo “de a como le fue en la feria”.
Hoy muchos personajes históricamente empatados al PRI, de quienes se brincaron públicamente o de manera soterrada a los “vientos del cambio” y hasta aquellos que mantuvieron lealtad hasta el 5 de junio a su militancia, piensan que de alguna manera se acomodarán en el nuevo orden.
Por “relación directa”, compromisos pactados o amistad a cualquier nivel de la pretendida nueva estructura que se apresta a asumir el poder estatal, sienten que de alguna manera podrán prolongar, conquistar o remontar estadios de participación pública.
Pero lo que reza la lectura de experiencias similares en otras entidades es que en un periodo promedio de dos años, tras intentos, presiones, dispersiones y confrontaciones, los priístas terminan por reconocer que solo reunificándose y reestructurándose para regresar a ejercer el poder, pueden aspirar a volver a disfrutar de las mieles de este.
Los visos de ese calendario se muestran palpables en la dispersión y prolongación de enconos, característicos en estos momentos de cara a la renovación de la dirigencia estatal del partido, por donde trascienden posturas de soberbia e intereses facciosos, frente a la usencia de un liderazgo dominante y puntos de encuentro.
La “buena noticia” para los priístas es que no son los únicos en padecer la “fragilidad humana”.
El inminente nuevo partido en el Poder, el PAN, también desde su proceso interno de renovación de la dirigencia estatal ha empezado a desgastar la marca.
La perfilada imposición de FRANCISCO “Kiko” ELIZONDO como nuevo presidente, llevando por añadidura en la segunda cartera al hermano del gobernador electo, ISMAEL GARCÍA CABEZA DE VACA, ya empezó a hacer ruido en algún segmento de su militancia.
¿Y la historia? ¿Y las convicciones democráticas pregonadas? ¿Y las machaconas acusaciones a los adversarios por hacer tales prácticas?, ¿Y las expectativas de otros cuadros?… y esto y lo otro.
Siendo, como lo es, diestro en el arte del capote, seguramente esos cuestionamientos los revertirá el nuevo liderazgo político azul, al reflejo de la calidad de sus críticos, lo que eventualmente valdrá, sin detrimento del inicio del desgaste interno.
Pero eso seguirá siendo “pecata minuta”.
El siguiente bache insalvable pasa por el “reparto del pastel”, la asignación de responsabilidades en el gobierno que inicia en octubre, en el que los propios prohombres del panismo podrán darse otro “baño de realidad”.
Por un lado las expectativas creadas en cuanto al nivel y perfil del cargo al que puedan acceder o no y enseguida, la carga de responsabilidades contra el tamaño de los emolumentos, que luego no resultan tan “gananciosos” como muchos se creen, especialmente cuando significan rentas y mudanzas.

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