José I. Figueroa
9/05/16
El otro hijo de Gumaro
Para los marzoteños no hay secretos.
Pueblo chico, infierno grande, reza el dicho.
Hasta en las esquinas y entrecalles, se dice, los perros cuando se encuentran, se ponen de acuerdo en cómo ladrarle -o no hacerlo- a propios y fuereños.
Por eso cuando el senador con licencia y aspirante del PAN al gobierno de Tamaulipas en el último debate dijo que su padre “le heredó” el Rancho El Rincón, las carcajadas retumbaron y el murmullo se soltó por los cuatro puntos cardinales.
Don GUMARO BARRIENTOS GALVÁN fue un hombre harto conocido por estas tierras, en Victoria capital y hasta el mismísimo distrito federal, hoy Ciudad de México. Si lo fue.
De la llamada tercera o cuarta generación de “colonizadores” de la costa del seno mexicano, la fama de don GUMARO le alcanzó para ser diputado local de la LVI Legislatura (66-68) y alcalde de Soto la Marina en el 69-72.
Su domicilio particular en Ciudad Victoria -que combinaba con estancias en la tierra de origen- se ubicaba por los rumbos del 20 Zaragoza.
Su generación lo recuerda como hombre de una pieza, bragado, visionario y emprendedor y entre su vasto patrimonio, el mentado Rancho El Rincón, propiedad que a su muerte, vendió su hijo ROLANDO BARRIENTOS GIL, hará cosa de diez años, antes de la muerte propia en un accidente carretero.
Para mayor seña, JULIO CÉSAR BARRIENTOS CISNEROS, actual segundo síndico con licencia del ayuntamiento de Madero, heredó la vena política de don GUMARO, su padre y de madre distinta a la de ROLANDO.
“El viejón nunca negó a sus hijos”, dicen y repiten en el pueblo, escandalizados porque el senador dice que él le heredó el rancho.
En Reynosa, lo que sabían era que el padre del hoy candidato panista es don MANUEL GARCÍA URESTI, “casacambiario” de medio pelo cuyos haberes no alcanzaron para librar al retoño de las deudas y marrullerías por las que también fue enjuiciado antes de entrar a la política azul.
Y lo que pagó por el rancho de marras, siendo alcalde, es pecata minuta contra los millones que luego le metió mandando levantar construcciones amplias de diseño caro y equipadas a todo lujo.
Con todo, el escándalo por El Rincón resulta murmullo en las connotaciones de la compra que enseguida, ahí mismo en Soto la Marina se adjudicó el propio político panista, con el Rancho El Mirador.
De quién fue antes que de CABEZA la propiedad, eso sí se repite a soto voce entre los vecinos, asegurándose de la ausencia de cualquier extraño.
Ellos sin saben “en qué trabaja el muchacho” y también “quén pompó”, pero se quieren mucho como para andarlo divulgando.
La declaración que el presidente nacional priísta MANLIO FABIO BELTRONES hizo en Tampico, retirando las candidaturas a las alcaldías de Hidalgo, Villagrán y Mainero “por haber sucumbido a las amenazas o cooptación” de delincuentes sonó fuerte en la escena nacional.
La defensa que pretendió hacer el dirigente nacional panista ALBERTO ANAYA resultó una confesión de parte, pretendiendo ser lo contrario.
“El dirigente nacional priísta reconoció que tenían narcocandidatos” salió a declarar la noche del sábado el panista, luego de la gira de aquél por Tampico.
El mismo ANAYA le estaba en ello certificando la calidad de “cómplices de la delincuencia” a aquellos, que no dijo, fueron quienes “en masa” se pronunciaron a favor de su candidato a la gubernatura.