José I. Figueroa
8/10/15
DESPRECIO CHILANGO
¿De verdad MANLIO FABIO BELTRONES, LUIS VIDEGARAY y MIGUEL ÁNGEL OSORIO CHONG quieren mandar a Tamaulipas a MARCO ANTONIO BERNAL, BALTAZAR HINOJOSA OCHOA y PALOMA GUILLÉN de candidatos del PRI a la sucesión estatal?
No lo parece.
Lo que es más, pareciera que entre los aspirantes todos, los más, siguen sin dimensionar el tamaño del reto.
Los oficios de los “padrinos mágicos” hasta ahora no se han visto ya no digamos en el destino de sus pretendidos ahijados; más bien parecieran actuar en contrario, incluso, de partido y Estado.
Todo mundo coincidirá en que las elecciones locales del año entrante, aquí, allá y acullá, serán de un alto nivel de competencia.
Más allá del conocimiento –para bien o para mal- respecto de los adversarios en pleno activismo, existen inercias que pesan contra el partido oficial, sea quien sea el candidato en uno y otro extremo de la boleta.
Si queremos poner nombres, como botones de muestra de personajes con más tiempo buscando el contrapeso, el senador panista FRANCISCO JAVIER GARCÍA CABEZA DE VACA y el diputado federal del Movimiento Ciudadano GUSTAVO CÁRDENAS GUTIÉRREZ maduran un capital “torpedero” buscando coronar la añeja aspiración.
Ya estaban arreciando el golpeteo contra el PRI y sus gobiernos con el recurso fácil de la seguridad pública cuando les extendieron la presidencia de las Comisiones de Defensa Nacional y de Marina en sus respectivas cámaras, elevándoles el foro, frente al mutis de operadores y mandos de la política oficial defeña.
En la guerra de egos y apetitos es muy probable que cada cual siga con su juego, tratando de desgastar la marca a vencer, en el mejor de los casos para el PRI machacando con su cuchillito de palo.
¿Y si no?
Insistiremos: ya se les elevó el foro, ya se les alineó en una misma ruta, se les sentó en silla continua, cuando en la individualidad representaban un amago, del tamaño que se le quiera dar, pero amago al fin.
En los corrillos tricolores capitalinos podrán seguirse repitiendo que Tamaulipas apenas representa el tres por ciento del electorado nacional y no significa la mayor trascendencia en los proyectos superiores.
¿Lo es?
Entonces deberá darse por descontado que los prohombres del peñanietismo -operadores y aspirantes a sucederlo en el cargo- en efecto tengan la menor inversión por hacer trascender a “los suyos” hasta la nominación tamaulipeca.
Evidentemente desprecian o desconocen la realidad política doméstica y en cualquiera de los dos casos, no sólo no abonan sino que van en contra de los afanes ideológico-partidistas para el terruño.
Sus “protegidos” estarán trepados en el mismo tren.
Frente a esas realidades incontrovertibles, más les vale a los próceres de casa entender que han de “rascarse con sus propias uñas” si pretenden llegar a feliz puerto… dimensionar el paquete y actuar en consecuencia.
Las encuestas reales y profesionales de actualidad y prospectiva empiezan a decir al PRI, igual para la elección estatal que para las municipales, con quien de sus muchos aspirantes perdería y ganaría en qué dimensión.
Las “buenas conciencias” -que las hay dentro de la estructura partidista- empiezan a advertir que sin recelos ni resquemores –“sin trampas, sin complejos, sin secretos, sin espinas” cantaría el que sabe- debe hacerse la mejor selección.