Nuestros Columnistas Locales
Locuras Cuerdas
Jorge Chávez
11/01/18
Transfuguismo
¡Cosas veredes, amigo Sancho! Miguel de Cervantes en la voz de El Quijote de la Mancha. (Supuestamente).
Pues bien es imposible quedarse impávido o inmutable frente a esta vorágine de acciones inéditas en el ámbito político de nuestro país que, nos guste o no, van configurando el panorama electoral que nos ha tocado vivir, ese espacio de vida que en los tiempos de conjugación verbal llamamos presente, y que viéndolo con un poco de filosofía es un regalo de vida, pues nos permite ser testigos e incluso, en cierta forma hasta protagonistas de un momento histórico que muchos ausentes por ya no tener vida hubieran querido al menos asomarse brevemente como lo señala el Pentateuco, lo hizo Moisés, judío por nacimiento, egipcio por adopción, a la tan anhelada tierra prometida de la nación de Israel.
Por otro lado, muy querido lector, entrando en cuestiones de literatura castellana, se dice que no es cierto que don Miguel de Cervantes haya abonado en su majestuosa obra El Quijote la multicitada expresión “cosas veredes, amigo Sancho, que farán fablar las piedras”. En realidad déjeme iluminar su cultura comunicándole que estudios muy serios y confiables acreditan dicha frase al escritor alemán Johann Wolfgang von Goethe en su poema titulado “Ladran”, Kläffer en el idioma germano. Toda esta confusión de autoría literaria se le atribuye al poeta nicaragüense Rubén Darío, pero esto es material y chisme sabroso para otra columna, así que paremos por ahora la búsqueda de las raíces literarias en esta expresión que ha hecho fortuna popular.
Independientemente de quién es el autor original de esta sentencia lingüística, esto no implica o representa en lo más mínimo ningún problema para que la obra del más importante novelista de todos los tiempos sea un verdadero arsenal de expresiones a las que podamos acudir para calificar diversas situaciones en la vida cotidiana, especialmente en la vida política, donde estamos siendo testigos de la actitud y comportamiento de quienes se convierte en tránsfuga, personas que pasan de una ideología o colectividad a otra.
Hoy más que nunca vemos priístas haciéndose ecologistas, panistas y morenistas. La lista de ex priístas incluye nombres como Rafael Moreno Valle, ex gobernador panista de Puebla; Miguel Ángel Yunes Linares, actual gobernador de Veracruz. El muy culto Javier Lozano, ex secretario del Trabajo con el panista Felipe Calderón tiene una curiosidad perse en su biografía política. Primero fue priísta, después panista y ahora que recién renunció al PAN argumentando pines y chines contra el joven maravilla, Ricardo Anaya, ahora acusado de dictador, dice que su apoyo es para su cuate Meade, pues regresa al redil del partido que lo vio irse y hoy como el hijo pródigo, retorna a los brazos del PRI, apoyando una candidatura disque ciudadana.
De AMLO puedo entender por qué es ex priísta, él mismo argumenta como una virtud esta renuncia, pero no entiendo por qué es ex perredista; se proyecta en su ambición al salir de un partido de izquierda para fundar otro partido de la misma geografía ideológica. Creo que esto es gracias a lo que podemos diagnosticar como su egocentrismo «adolescente» recalcitrante.
En Monterrey el PT coquetea con la ex alcaldesa panista Margarita Arellanes para hacerla su candidata a la presidencia municipal. Lo cual no tiene ya nada de sorprendente después de ver que AMLO sin el menor empacho acepta la unión, y nominación a su candidatura por parte de dos partidos con ideologías diametralmente opuestas: el mismo PT y el PES.
Meade no era priísta y ahora casi lo es, como en su momento fue casi panista. A Ricardo Anaya lo podemos catalogar como cuasi tránsfuga, no deja de ser panista pero ya es cuasi perredista, se repite el diagnóstico, gracias a su egocentrismo «adolescente» recalcitrante.
Mi querido y dilecto lector, ¿A qué consecuencias nos lleva que nuestros deseos no lleguen a satisfacerse nunca? La respuesta puede ser frustración o sufrimiento. Y en este tenor podemos recordar que Shopenhauer afirmaba que la vida es esencialmente sufrimiento. Según esta teoría para evitar el sufrimiento debemos renunciar a los deseos. El punto es que nuestros políticos siempre desean algo. Pero nuestros precandidatos que saben de este pensador talentoso. Ellos no caen en frustraciones ni en sufrimientos, ante esta posibilidad prefieren el egocentrismo adolescente recalcitrante.
Como podemos ver las ideologías salen sobrando en nuestro país, el PAN, el PRD y MC asumen que por encima de sus ideales está primero unirse para vencer al PRI. Algo parecido sucede con los partidos que cobijan la candidatura de AMLO, quien a pesar de ir adelante en las encuestas de forma sobrada hasta este momento, entiende la importancia de los partidos pequeños con sus pequeños porcentajes de voto al final de la carrera, y prefiere sacrificar la congruencia ideológica en función de fortalecer sus posibilidades de triunfo. Meade renuncia a su supuesta y congruente neutralidad académica y profesional, metiéndose en un brete electoral que quizá, no conoce hasta donde lo puede llevar. ¡Cosas veredes, amigo Sancho!
El tiempo hablará.