Jorge Chávez
7/03/17
Desarraigando la corrupción
Cuando la aspiración de jugar es superada por la de ganar “a cualquier precio” se termina barriendo con todos los valores de referencia…si para ganar vale todo, para justificar el triunfo también, de tal forma que si aceptamos la famosa frase: “hay que ganar como sea”, no estaremos lejos de proclamar “viva la corrupción”. Las conductas amorales se propagan como una peste. Sólo una ética excepcional puede estar a la altura de un peligro también excepcional. Jorge Valdano. Los 11 poderes del líder.
Uno de los elementos que no se resolvió con la llegada de la democracia efectiva a nuestro país y que se proyectó con la alternancia en el gobierno federal en el año dos mil con la llegada de Vicente Fox a la presidencia de la República, fue, es y ha sido el fenómeno y la dinámica de la corrupción.
Antes de la alternancia en los Pinos, asumíamos como un hecho incuestionable que el PRI, y sólo el PRI, era la quintaesencia de la corrupción en nuestro país. Después ante la evidencia de los hechos nos dimos cuenta que los del PAN también sabían cantar muy bien las rancheras. Después el PRD en la figura de AMLO con el señor de las ligas entró a esta cofradía de cinismo y deshonestidad.
Hoy por hoy los epítetos relativos a la corrupción no son exclusivos de un solo partido, si se trata de confrontar acusaciones al respecto, tristemente ningún partido se va en blanco, unos más, otros menos.
Ahora vemos que en la democracia no iba implícita el hecho de erradicar la corrupción de nuestro modus operandi político. La democracia y las alternancias inherentes nos han quedado a deber la solución a esta problemática endémica y quizá hasta ancestral en nuestro caso.
Hemos aprendido la definición de la palabra utopía como el plan, proyecto, doctrina o sistema deseables que parecen de muy difícil realización y que son favorecedoras del bien humano. A este deseo de bien con pocas probabilidades para que se aterrice en nuestra realidad se contrapone la antípoda conceptual que es la distopía, es decir la representación ficticia de una sociedad futura de características negativas causantes del mal a la humanidad. De tal forma la utopía la podemos entender como el bien y la distopía como el mal y en ambos casos muy difícil de realizar y sólo se localizan, en teoría, en un ambiente eminentemente de ficción.
La corrupción en nuestro país ha llegado a unos niveles propios de la distopía y es necesario que nos tomemos en serio lo que como sociedad debemos hacer para al menos procurar erradicar un mal que parece irreversible en nuestro entorno a tal grado que, quien propone soluciones se le ve como un iluso, pero aún y que parezca una batalla perdida, hay que hacerla.
El enfoque inicial en la presente propuesta es dirigida a nuestros jóvenes, y como bien dice el ex jugador de futbol argentino Jorge Valdano en su libro «Los 11 poderes del líder»: cada quien en su entorno se hace responsable de ser un ejemplo auténtico para erradicar la corrupción como forma obligada para desempeñarse en la vida. Hasta ahí la cita.
Cada padre o madre de familia o líder comunitario tienen que saber que las buenas acciones son tan contagiosas como las conductas amorales. Es de suma importancia entender que la credibilidad tiene que cumplir con los más elementales códigos éticos, cada persona con poca o mucha influencia pasa a convertirse en un ejemplo que mucha gente, y sobre todo los jóvenes, llevarán a sus modos de vida.
Porque aprendemos emulando y sólo se imita lo que se admira, el radar de la conciencia de los grandes líderes y de los políticos de carrera, así como de los líderes comunitarios y padres de familia, debe estar siempre activado para que en sus hechos, más que en su retórica los jóvenes puedan observar en su desempeño cotidiano acciones dignas de ejemplo para incorporar a su forma de vida y bajo esa logística poder cosechar en un futuro no muy lejano los frutos propios de una conducta responsable y comprometida para bien de su nación, su estado o su municipio.
No se trata de castigar con nuestro voto dentro de tres o seis años; la naturaleza humana ya se ha expresado a través de los diversos partidos que han llegado al poder. Se trata también de ejercer nuestro liderazgo en nuestro entorno más inmediato que es nuestra familia. Ahí donde como padres, nuestra congruencia, nos hace ser la más importante influencia en la mente de nuestros hijos.
La corrupción tiene solución, inicia con buenos liderazgos comunitarios y buenos padres en el hogar.
El tiempo hablará.