Nuestros Columnistas Locales
Locuras Cuerdas
Jorge Chávez
26/09/17
Resiliencia
Esto no es sobre dinero; éste es un asunto de personas, de liderazgo y de qué tan claro tiene uno el panorama. Steve Jobs.
La resiliencia, mi querido lector, es un término que nace en el campo de las ciencias exactas, específicamente en la carrera de mi finado padre y mis hermanos mayores, la ingeniería civil; ha servido para describir la capacidad de un material de recobrar su forma original después de someterse a una intensa presión deformadora. Más tarde este término se adecuó a la medición subjetiva de las personas en sus adversidades. Particularmente en los 90, el término fue adaptado a las ciencias sociales para caracterizar a aquellas personas que, pese a nacer y vivir en situaciones de pobreza y marginación, enmarcados en contextos de vida muy adversos y de alto riesgo, se desarrollan psicológicamente sanos y exitosos.
Hoy estamos viviendo en nuestro México momentos de obligada reflexión para salir de esta maraña de corrupción e impunidad en la que estamos inmersos desde hace ya varios años. Los terremotos que hemos vivido en diversas partes de nuestro país, deliberadamente lo plasmo en plural a pesar de la lejanía, independientemente de lo ignoto que pudiera ser para nosotros es evidente que constituyen un parteaguas en la logística de hacer política de los protagonistas en el escenario nacional, estatal y local.
Precisamente porque un sismo de tales magnitudes y consecuencias hace que la muerte se transforme de una probabilidad permanente a una realidad inmediata es que debemos propiciar un cambio en la forma de hacer política en nuestro país. En medio de la tragedia los líderes de los partidos se comportan con todo el egoísmo que el contexto les da. Queriendo todos ser el ajonjolí de sus moles políticos y ofreciendo en forma pichicata un dinero que no les pertenece. Si en verdad quieren ponerse generosos hagan una reforma constitucional que reduzca las obscenas cantidades que ellos mismos se autorizaron sin el menor empacho y que ante la tragedia se hace evidente que en verdad hay otras prioridades a las cuales destinar recursos y no para la compra deliberada de votos que todos, en mayor o menor medida llevan a cabo.
Desde las brumas de la pesadumbre que toda esta tragedia nos está causando por la pérdida que implica desde el punto de vista material y de vidas humanas, surge un grito, a veces silencioso y siempre desesperado para que los treinta y dos gobernantes que tiene nuestro país respondan con decoro ante esta nueva realidad que implicará cambios sensibles y severos en los presupuestos programados; esperamos que ningún gobierno robe “tantito” y que se deje de cobrar de las obras concedidas los diezmos o el fragoroso treinta por ciento que según se dice algunos gobiernos que recién llegaron están cobrando por medio de interpósita persona por gente vinculadas a ellos. Esperamos, ante esta nueva realidad, que todos los servidores públicos asimilen la importancia de convertirse en verdaderos agentes de servicio para la sociedad ya que la clase política sigue proyectándose maquiavélica, egoísta, insensible y distante de las urgentes necesidades que surgieron a partir del primer sismo del siete del presente mes y que se agravaron con el segundo sismo registrado el diecinueve.
Hace no muchos años Japón vivió una tragedia de graves y mayores consecuencias que la que ahora estamos viviendo nosotros; el presidente Harry S. Truman autorizó el ataque con la bomba atómica de nombre “litlle boy” que fue lanzada en Hiroshima por el piloto Paul Warfield Tibbets desde el avión llamado el “Enola Gay” en honor al nombre de la madre del piloto mencionado que dejó devastado a este país de oriente. La historia nos cuenta que Japón se levantó de esta sustancial adversidad en base a una minuciosa planeación y a una férrea disciplina en todos los sentidos que implicaban en forma preponderante, mayor vigilancia en los entes de gobierno por parte de la ciudadanía para evitar cualquier acción oportunista que no fuera de verdadero beneficio para toda la nación. Cobro mucho valor el término resiliencia.
Amable lector, permítame decirle que la resiliencia es la capacidad de los seres humanos, usted, yo y los afectados por el sismo en forma directa, de recuperarnos frente a la adversidad que nos haya tocado vivir, para seguir proyectando el futuro que queremos para nosotros. A pesar de que siempre hay apologistas de la tragedia que disfrutan señalando lo negativo la resiliencia es, de acuerdo con la psicología positiva, una serie de herramientas de nuestra voluntad colectiva, que nos permiten salir adelante de las crisis, sin importar su naturaleza y dimensión de los daños causados y continuar como si nada hubiera pasado o bien aunque parezca contradictorio, gracias a la tragedia misma, salir de ella absolutamente reforzados, más seguros, más firmes, más claros, más sinceros, y más nosotros mismos. Todo esto gracias a nuestros gobernantes o a pesar de ellos. Ojalá se sumen positivamente.
El tiempo hablará.