Locuras Cuerdas

Jorge Chávez

29/08/17

Mexicanos numantinos

La razón básica del desencanto de los ciudadanos latinoamericanos reside en haber creído que el ladrillo de la alternancia era la casa de la democracia. Guillermo O Donnell.
Muy dilecto amigo lector, alguna vez en el andar de mis lecturas me topé con una de tantas palabras excepcionales que cuando las usas hacen que tu léxico sea acusado de rebuscado, es importante incorporar a nuestro léxico el mayor número de palabras posibles para aportar de esa forma con un granito de arena a que la comunidad sea más culta y desarrollada desde el punto de vista lingüístico y semántico, decía Arthur Schopenhauer que la persona que escribe para los tontos siempre está segura de tener una gran audiencia.
El concepto aludido es la palabra “numantino” cuyo significado es aquella persona que resiste con tenacidad hasta el límite, a menudo en condiciones precarias. Esto me llevo obligadamente a hacer una pausa en mi lectura de ese momento para meditar y filosofar y llegar a la conclusión de que como mexicanos, eso es lo que somos o en lo que nos han convertido, una comunidad numantina.
Con esta palabra como punto de partida y muy sumergido en mis cavilaciones y enigmas hago mío algunos cuestionamientos que se hacía Nietzsche en medio de su profunda incredulidad llamada nihilismo y me pregunto si ¿Es el pesimismo, necesariamente, signo de declive, de ruina, de fracaso, de instintos fatigados y debilitados? Cuidando de no olvidar que si la información sensorial que percibimos en nuestro entorno en cualquier nivel que sea es mal interpretada es posible que lo malo se sienta bueno y lo bueno se sienta malo. Que gran paradoja es esta ya sea personal, familiar o política.
Esta semana anterior fue de noticias que ratifican con sobrada razón el empeño de nuestra clase política de no hacer caso a las demandas ciudadanas de no solo parecer honestos sino de serlo auténticamente. La incontinencia presupuestal mostrada ante el tumultuoso, obsceno y oblicuo presupuesto que se autorizó al Instituto Nacional Electoral (INE) nos deja con una desazón ante un gobierno que recorta presupuestos para beneficios a la ciudadanía por todos lados pero que de forma subrepticia y a la chita callada nos recetan un absurdo más con un presupuesto ya consumado de 6 mil 778 mdp para los comicios de 2018.
Un presupuesto electoral a espuertas que no está acorde con los tiempos de austeridad en un año en que el gobierno federal propuso al Congreso de la Unión un recorte histórico por 239 mil 700 millones de pesos al presupuesto, equivalente al 1.2% del PIB. Es importante señalar que en el 2004 el presupuesto del IFE, ahora INE, fue de casi cinco millones 800 mil pesos, en el 2005 fue de casi seis millones 400 mil pesos. Este presupuesto ha ido creciendo en forma exponencial al grado que sorprende como nuestra clase política en forma por demás cínica nos dice con aire docto el porque los sueldos de los trabajadores deben ajustarse a cuentagotas con porcentajes menores a un dígito pero las prerrogativas de ellos suben cada vez más sin el menor empacho a pesar de que en el 2015 se externó la promesa de bajar costos en este rubro; todo quedo solo en promesas incumplidas. Esa burla sólo la puede aceptar una comunidad numantina.
Y para ponerle limón a la herida no sobra decir que en días pasados los directivos del INE renunciaron a unos celulares muy sofisticados que eran una prestación ostentosa fuera de lugar y de tiempo, ya que con el sueldo que devengan ellos mismos pueden agenciarse sus propios celulares, proyectaron con eso una postura atinadamente austera y decorosa pero tristemente con el devenir del tiempo y de los hechos podemos afirmar sin riesgo a equivocarnos que quedó en mera simulación, situación a la que ya nos tienen acostumbrados.
La competencia por el reparto del poder ha llegado a ser un negocio caro, amén de que el modelo de financiamiento con dinero público no cumple uno de sus principales objetivos que es evitar recursos privados, incluso de dinero sucio. El próximo año los partidos políticos no sólo recibirán la cifra histórica de 6 mil 778 millones de pesos que les aprobó el INE. A ese monto agréguele querido lector el presupuesto que recibirán en cada uno de los Estados del país, por lo que realmente tendrán para gastar la friolera de 11 mil 904 millones de pesos.
El 2018 habrá elecciones para gobernador en Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán, los partidos políticos de estas entidades suman otro 50% de gasto sólo para campañas políticas; pero además hay una veintena de partidos estatales con 30% más recursos por tener comicios legislativos.
Con estas cantidades verdaderamente obscenas en medio de tantas carencias no está fuera de orden afirmar que somos una nación numantina por excelencia.
El tiempo hablará.

 

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