Jorge Chávez
17/08/17
El PRI y su candidatura “ciudadana”
Para esta columna acepté la sugerencia de quien presumo en mi fuero interno que es un buen amigo, no sé si él tenga este mismo sentimiento en su interior con respecto a mí, pero me gusta que siempre crítica acremente mis escritos, y le doy el beneficio que como bien dice el novelista francés Víctor Hugo de los amigos, aún y que sean malos e inconsecuentes, espera que sean valientes y fieles, y que por lo menos haya uno en quien confiar sin dudar. Ahora bien, si más bien es mi “enemigo” también sería una bendición; citando al mismo Víctor Hugo: Porque la vida es así, te deseo también que tengas enemigos. Ni muchos ni pocos, en la medida exacta, para que, algunas veces, te cuestiones tus propias certezas. Y que entre ellos, haya por lo menos uno que sea justo, para que no te sientas demasiado seguro. Así es que en este caso en particular como amigo vale mucho y como enemigo vale más.
El tema sugerido que viene a colación es el inminente surgimiento en los medios de José Antonio Meade Kuribeña (JAMK) dado los cambios ratificados a los estatutos en la XXII asamblea del PRI, esto es la vigesimosegunda (en números ordinales) o la número veintidós (22) (en números cardinales). Cada quien expréselo de acuerdo a su gusto o conocimiento.
Aún y que ya se venía mencionando a JAMK, sus posibilidades de ser nombrado candidato por este instituto político eran prácticamente nulas ya que el artículo 166 de sus estatutos limitaban el nombramiento a la candidatura presidencial exclusivamente a los militantes que tuvieran comprobada antigüedad de al menos diez años. Hoy ese candado puesto en 1996 en la época de Ernesto Zedillo, siendo presidente nacional del PRI Santiago Oñate Laborde, ha quedado cancelado y se dice que de esta forma Enrique Ochoa Reza, el sastre político de Peña Nieto, está configurando el traje a la medida para el actual secretario de Hacienda.
El candado priísta duró veintiún años y abarcó tres candidatos presidenciales, Francisco Labastida, Roberto Madrazo y EPN, cuyos resultados por todos conocidos y midiendo la productividad de esta medida nos damos cuenta que sólo sirvió para ganar el 33% de las elecciones confrontadas en ese rubro en particular. Es decir con el poco o mucho avance de la democracia en nuestro país el PRI se ha dado cuenta que bajo las actuales circunstancias de apertura y de politización de la sociedad, la antigüedad de sus cuadros no debe ser un punto de partida para nombrar candidatos, dicho criterio quizá sirva para otra cosa, pero para nombrar candidaturas y que los resultados que arroja son candidatos a la presidencia perdedores o ex gobernadores corruptos perseguidos y denostados.
Con esta modificación cobra fuerza la posible candidatura de JAMK, aún y que ya se mencionaban con insistencia otros a los cuales nuestros políticos se desgastaban por lograr la famosa selfie, hoy tendrán que lograr acercarse al nuevo delfín. Esto me recuerda un fragmento de la columna de Guillermo Fárber que dice: Cierto “jilguero” (orador contratado para animar los mítines políticos) pregonaba los enemil méritos que tenía el candidato Fulano, que el partido había escogido para determinado huesito de elección popular. Llevaba ya varios minutos ponderando desde la tribuna los altísimos merecimientos del precandidato Fulano cuando discretamente la pasan un papelito en que le avisan un cambio de última hora: el candidato escogido no era Fulano, sino Mengano. Sin alterarse, sin hacer mueca alguna y sin interrumpir ni por medio segundo su encendida perorata, el habilidoso jilguero dijo: “Bueno, pues todas las virtudes que les he dicho de Fulano, las tiene en todavía mayores proporciones nuestro eminente ¡licenciado Mengano! Hasta ahí la cita.
En el juego de las hipótesis futuras, de darse la candidatura del secretario de Hacienda nos hace considerar ciertas conjeturas, primero que sería evidentemente catalogado como un candidato del “PRIAN” dado que fue secretario de estado con Felipe Calderón, y en este sentido estaríamos frente a una candidatura de un grupo de poder más que de un partido.
Otra incógnita morbosa es, cómo sería la relación del “Presidente Meade” con el PRI al cual no pertenece. Dadas las circunstancias, ¿Será el PRI un aliado o un oponente político? ¿Quiénes de los gobernadores, independientemente de sus filiaciones estarían dispuestos a trabajar en armonía con él? ¿Los del PRI o los del PAN? Aún más profundo, ¿Cómo sería su relación con el Congreso y con los poderes fácticos?
Suena políticamente romántico una candidatura “ciudadana” como la de JAMK, un funcionario con buena fama y buenos resultados y a partir de ya con oponentes que respiran y aspiran. Ante este escenario posible no hay que perder de vista que todo tiene claroscuros que hay que saber prever para que cuando se presenten se tenga la inteligencia óptima y necesaria para saber confrontarlos y resolverlos favorablemente.
El tiempo hablará.