Jorge Chávez
14/02/17
Lenguaje Tortuoso
La magia de la palabra nos seduce y dicha con elocuencia siempre tendrá un efecto en quien la escucha. Decía Plutarco refiriéndose a Demóstenes y Cicerón: “No creo que podrán encontrarse otros dos oradores que de oscuros y pequeños hubiesen llegado a ser grandes y poderosos”. La fuerza de la palabra de estos dos grandes oradores descansaba en la intensidad de su oratoria, una gran capacidad para repentizar, es decir de improvisar con rapidez así como una indiscutible capacidad para disertar, lo que les permitía razonar y discurrir detenida y metódicamente sobre alguna materia, ya sea para exponerla o bien para refutar opiniones ajenas. Había en sus exposiciones una congruencia entre sus palabras y su acción que permitía a la audiencia que escuchaba sus argumentos sacar con certeza deducciones que, al leal saber y entender de quienes atendían estos coloquios, dichas deducciones, era lo más cercano a la realidad que los conformaba.
Sin embargo hoy en política, causas y efectos no son tan exactos y claros como a veces queremos que sean. Flota en el ambiente político internacional y nacional una espiral de evidentes contradicciones cuya autoría se desconoce pero se atribuye a personajes maquiavélicos encerrados en los estrechos límites de su saber, que nos hacen palidecer a quienes nos dedicamos al análisis político o que somos miembros activos de la comentocracia. Cabe señalar que una de las evidentes herramientas de trabajo mediático de estos personajes aludidos es lo que hoy conocemos como “Fake News”, que traducido al castellano se define deliberadamente como “Falsa Noticia”.
Muy dilecto amigo lector, a partir de ya usted deberá de tener una sana desconfianza y estar muy alerta para no ser blanco iluso de esta forma de proyectar noticias con medias verdades o mezclada con mentiras o de forma deliberadamente falsa; dirigida a una masa no pensante y que da por cierto todo lo que pasa por sus ojos a través de la lectura de la prensa escrita o por televisión.
Mi desconfianza me lleva al personaje del momento que aún y que no sea mucho de nuestro agrado, si algo debemos de reconocerle como su mayor virtud es su enorme conocimiento de los medios y su forma magistral de manejarse en ellos. Donald Trump no es un improvisado, de tal forma que hasta lo aparentemente improvisado en él, está perfectamente calculado.
Donald Trump y su grupo cerrado de asesores conciben un neologismo denominado «Hechos alternativos», y que se refiere a la visión alterna a los medios del gobierno actual de los EU y que permite regocijarse en su tumba a George Orwell, autor de «1984», una novela política de ficción, muy cercana a lo que podemos llamar distopía, término opuesto a utopía. Como tal, dicho concepto designa un tipo de mundo imaginario, recreado en la literatura o el cine, que se considera indeseable. Su personaje principal, Winston Smith, plasmó algunas de las prácticas más nocivas para la sociedad. Una de las prácticas que narra es el “doble pensamiento”: la capacidad generada en los miembros de la sociedad para creer dos pensamientos contradictorios entre sí y aceptar ambos como verdades fundamentales sin prestar atención a la contradicción.
Donald Trump se refiere a nosotros los mexicanos en forma orwelliana, es decir, dual o binaria, ya que por una parte dice que somos lo peor para Estados Unidos y por otra parte dice sentir una profunda admiración hacia el pueblo de México, y ambas afirmaciones…son verdad!!!
Nuestros políticos mexicanos ya nos habían capacitado para este idioma con simbolismos dispersos y contradictorios en la oratoria moderna; nos dijeron que la gasolina ya no subiría de precio y subió. Y a la hora melosa de las explicaciones nos decían que no mintieron, sino que las influencias de la economía dictaron las medidas a tomar. Tómese ese argumento de espléndida contradicción.
Estimado lector, prepárese para el mundo de contradicciones y falsedades que se asomarán con mayor frecuencia en esta flamante era Trump.
Los políticos de hoy deben entender aquel aforismo que se menciona en las memorias de Adriano y que a la letra dice: demasiados caminos no llevan a ninguna parte, y demasiadas sumas no se adicionan.
El tiempo hablará.