Tiempos inéditos
15/01/2019 – Vivimos tiempos inéditos a nivel mundial, nacional y local. En primera instancia tenemos a un Donald Trump que no deja de ser estridente y continúa usando su capacidad de romper mitos y esquemas tradicionales para siempre salirse con la suya. Es el Neymar de la política internacional pues siempre exagera las cosas para lograr sus propósitos. En el multicitado caso del muro, que ya suena más a capricho y lleva ya más de tres semanas de cierre parcial de gobierno y esto no ha hecho cambiar de opinión a Trump respecto a su posición para conseguir de forma extraordinaria 5,700 millones de dólares para financiar la construcción del muro entre EU y nuestro país.
Algunos críticos aseguran que dicho cierre podría acabar costando más que esa cifra a la primera potencia mundial y quizá lo más grave es que casi 800,000 trabajadores públicos siguen sin recibir su salario; ese empleado de migración que nos revisa cada que pasamos, en términos prácticos está trabajando “gratis” y el presidente estadounidense sigue sin reaccionar. Todo esto ya no le agrado a su gente y ya provocó las primeras grietas dentro de las filas republicanas, con el llamamiento del senador Lindsey Graham para reabrir temporalmente la Administración. Pero ayer lunes, el mismísimo Donald Trump rechazó de plano esa posibilidad. El señor continúa montado en su macho. Ya hasta los de su mismo partido republicano anhelan que si no tiene religión esperan al menos que tenga religiosidad. Veremos en qué acaba esto.
Mi querido y dilecto lector, en el entorno nacional la situación sigue, toda proporción guardada, muy parecida a la del vecino país. Allá quieren que pare el cierre de gobierno y aquí muchos quieren que pare el cierre de los ductos. Ambos presidentes están obstinados en lograr sus objetivos. Esto verdaderamente hace efervescente y acelera mí siempre latente morbosidad. Yo en mi calidad de habitante de la frontera con visa vigente hasta el 2021, eso sí al Señor Trump no se le ocurre una barbaridad y manda cancelar todas las visas vigentes, con esto del desabasto de la gasolina puedo estar en la versión de “ver llover y no mojarse”.
Me encanta el arrojo de AMLO para combatir el huachicoleo. Todo en él tiende a un fin de utilidad personal. Aunque me gustaría ver más estrategia. Pero hombre, en un negocio ilícito que, según se dice, arroja más de 60 mil millones de pesos anuales, pues es obvio que equivale a, ya no jalarle la cola a león, sino a apretarle algo más íntimo y doloroso; es entendible que el susodicho león reaccione no muy amigable. Los que apoyan incondicionalmente al presidente de México a la crítica en contra responden con el argumento de los soberbios que es el desdén. Sin duda obran así por espíritu de partido.
Pero si esta batalla la gana AMLO, aun con su empacho moral, definitivamente se consolidará su liderazgo y su nivel de aceptación popular, que hoy anda por ahí del 75%, se irá por las nubes. Aunque en este momento las opiniones se dividen según los egoísmos personales.
Al final de todo esto, verdaderamente espero nos quedará la parte buena, la lección amarga y provechosa y aterrizaremos en un pragmatismo llamado la relatividad de las cosas.
A nivel local mencionaré los dos casos más conocidos que han cimbrado a Matamoros: Por un lado Juan Villafuerte es rebasado por una clase obrera que al parecer ya no se siente representada por el líder jornalero y por otro tenemos el caso que detonó ayer en presidencia municipal al enterarnos que en la pasada administración que encabezó como presidente municipal Jesús de la Garza, se adjudicaron la nada despreciable cantidad de 15 proyectos a dos empresas por un monto de la friolera de 17 millones de pesos, recursos que como el amor no documentado que nunca llega, fueron pagados pero con un detalle nada menor, las obras no fueron ejecutadas. Menudo trabajo tienen ambos personajes locales que en otros tiempos era muy difícil verlos en la posición que están actualmente. Estaremos expectantes para ver el desenlace de esta novela local. La verdad que en este último caso tengo más morbo que los otros dos mencionados y me provocan en forma crónica y degenerativa amplias dudas torturantes.
Sesudo lector, estarás de acuerdo conmigo que hoy los políticos deben tener en su esencia existencial mecanismos de defensa para no sufrir en demasía su exposición a ser criticados crudamente en persona o en redes sociales por el ejército de desconocidos que ahí opinan cobijados en el anonimato y sin tener que demostrar si saben de lo que están opinando. Hoy más que nunca los políticos de todos los niveles deben desarrollar armas psíquicas de calibre estoico. Los aludidos tendrán que dominar sus nervios como quien domina un potro, para disipar sus aprensiones en esta rueda de la existencia que causa el origen y el fin de todas las cosas.
El tiempo hablará.