FIO: ¿Cuánto vale la cultura?
1/11/2018 – Hablar de la cultura como valor espiritual, es una riqueza inobjetable. Hablar de la cultura en México como valor económico ha sido una interrogante. Roberto Cantora García.
En días pasados tuvimos en Matamoros la vigésima sexta edición del Festival Internacional de Otoño (FIO) cuyo patronato es presidido por Guillermo Ortega Hurtado de Mendoza (GOHM) y como segundo de abordo a Edgar Tovar (ET), dos personajes de nuestra ciudad con aires todavía de juventud y con un ímpetu por servir a nuestra localidad contra viento y marea a pesar de las adversidades en lo referente a presupuestos.
En muchos funcionarios que tienen que ver con la visión de la cultura pareciera que se han estancado en los estereotipos del siglo pasado. Ciertos sectores siguen pensando que la cultura es solamente un estatus de posicionamiento político, o un privilegio que poseen unos cuantos, o un esquema de movilización social, y otros, menos frívolos, resaltan el valor intrínseco espiritual y le dan una connotación de identidad, como es el caso que con mucho esfuerzo pretenden hacer los miembros del patronato de este festival muy matamorense.
Lo que pudiéramos catalogar como grave es que se considere a la cultura como una carga para el Estado, como una materia sin mayor relevancia en nuestra comunidad fronteriza; y que al no ver el valor intrínseco de una actividad como esta, que le da renombre y empaque a Matamoros, se vean obligados a destinar algunos recursos como paliativo para solamente mitigar las inquietudes de los organizadores.
En Matamoros queremos un renovado impulso al quehacer público cultural, vale la pena pedir la palabra para opinar y pasar de la plaza romana que aclama o abuchea, al ágora griega que discute y toma acuerdos para beneficio de la cultura en general. El tema de la cultura está ahí, acechante en la opinión pública y, desde luego, entre las comunidades de creadores, artistas y promotores culturales como lo son los personajes GOHM y ET y cabe mencionar en este renglón la importantísima labor de Aracely Sosa Álvarez y Juan Carlos Vázquez, amén de muchos otros que participan desde el anonimato con profundo amor por nuestra ciudad.
La labor de este grupo es la difusión, fomento y promoción de la cultura sujeta a un presupuesto pero instigada siempre por una vocación cultural hedónica, trabajando de manera muy intensa para sembrar y definir en la mayor cantidad de ciudadanos posible una vocación cultural que agrande las ideas y con ello que enriquezca los destinos existenciales de la comunidad de esta región.
Ojalá haya más personas involucradas en esta labor que siembra filosofía en la mente de quien en una obra de arte o en una pintura o en una melodía o en un parque donde se transpire ese hálito de conocimiento y arte que dan empaque al alma y con eso en mente se logre aterrizar los estímulos a la creación artística y apoyos a las cultura municipal, que incluya la cultura infantil y de esa forma tener en nuestra amada ciudad una infraestructura cultural que nos permita celebrar año con año este tipo de evento que enaltece a cada uno de nosotros y que nos permita dejar en la mente de sus miembros una estela de recuerdos enmarcados por este FIO que a los veintiséis años de existencia sigue vigente y con bríos épicos para poder llevar a cabo la vigésimo séptima edición.
Querido y dilecto lector, valoremos este tipo de eventos y participemos en redes sociales para que nuestra opinión se convierta en promoción deliberada y este evento sea cada vez más necesario en nuestra comunidad y que la política cultural en nuestro Matamoros no caiga en estancamiento como es la lucha quijotesca de los miembros del patronato del FIO.
Esperamos que los apoyos requeridos lleguen en tiempo y forma y si no abundante al menos suficiente para que el mapa programático de la cultura en nuestra localidad sea siempre el óptimo para revestir nuestra ciudad con ese ambiente cultural de fiesta que nos hace crecer como personas y como entes pensantes.
El FIO es necesario puesto que no se trata de un asunto sencillo ni simple, aunque sí dramático dadas las condiciones actuales de nuestro tejido social que requiere alimentar su mente y exponer sus ojos a un alimento cultural que de empaque y fortaleza que aporte a la sociedad ciudadanos pensantes que hagan más grande a su comunidad.
En hora buena por esta última edición del FIO. Sembrando cultura para cosechar mejores ciudadanos.
El tiempo hablará.