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Locuras Cuerdas


Jorge Chávez

30/05/17

Saber perder: Tolerancia a la frustración

El futbol profesional es un ámbito que pone a prueba al hombre constantemente y lo somete a presiones, urgencias y vanidades; por eso un entrenador además de saber de futbol debe saber, sobretodo, de seres humanos. Jorge Valdano.
El tema de hoy puede parecer un tanto frívolo por tratarse del futbol, lo más importante de lo menos importante, como alguna vez se refirió a este deporte el entrenador italiano Arrigo Sacchi.
El domingo pasado pudimos ser testigos de una valiosa joya de la naturaleza humana proyectado en el juego final del futbol mexicano, Chivas vs. Tigres. De no ser posible proyectarlo para otros ámbitos de la conducta humana sería vano y superfluo el planteamiento.
Debo señalar que por mis antecedentes biográficos, familiares y universitarios, mis afectos están vinculados a los Tigres de la UANL, pero en honor a la verdad su conducta en la derrota en esta ocasión deja mucho que desear, sólo proyectaron falta de clase y sobrada soberbia, sin olvidar la falta de respeto al rival y a la autoridad al negarse, algunos de ellos, a pasar al pódium a recibir la medalla de segundo lugar, en ese punto André-Pierre Gignac, que tres días antes había sido catalogado lo mejor del futbol mexicano, y Nahuel Guzmán dieron cátedra de lo que no debe ser la esencia humana ante la adversidad. El ajuste fallido de una derrota y la captación errónea de una frustración son dos figuras excelentes de la equivocación.
Imagine, dilecto lector, que esta visceralidad suceda con nuestros políticos o funcionarios de gobierno que tienen en su supuesta inteligencia y circunstancia la obligada toma de decisiones que nos incumben y nos afectan a todos los ciudadanos. Me quedo pasmado con la sola posibilidad de tan dramática hipótesis. ¿Cuántas infinitas posibilidades existen en un futuro de adversidades en cualquier nivel de funcionarios, que los lleven a la ira, y ésta sea el fundamento único de muchas decisiones?
Un poco tarde la sugerencia, pero ojalá y se haya incluido en el Plan Estatal de Desarrollo cursos o pláticas de inteligencia emocional dirigido a los altos funcionarios de gobierno, secretarios, directores y hasta al mismo gobernador, para propiciar que la posible dupla “Poder y soberbia” en situaciones de adversidad estén controladas y que no se traduzcan en acciones delirantes con un costo inaceptable para la ciudadanía en general. En otras palabras, aprender a tener tolerancia a la frustración, lo que algunos jugadores de Tigres al haber perdido, no mostraron el domingo pasado ante el Guadalajara.
La ciencia no es otra cosa que una percepción más de la vida misma y en ese tenor vivir una frustración es una experiencia de impotencia, una respuesta emocional que surge cuando algunos deseos y hasta expectativas de triunfo no pueden ser cumplidos. Conjuntamente con la ira, la frustración es una de las emociones humanas más comunes, que si no aprendemos cómo controlarla y eventualmente superarla, acarrea como consecuencia un sentimiento de profunda decepción.
Como muchas otras emociones, la frustración debe ser controlada y encaminada de manera positiva, de forma que podamos afrontar las adversidades, dificultades y limitaciones que se nos presentan en nuestra rutina diaria.
Es de suma importancia aterrizar en nuestro entendimiento que la frustración en sí, es un sentimiento meramente y exclusivamente, perdón por la falta de elegancia en la sintaxis en el énfasis, transitorio, un estado de incertidumbre que no nos define como personas. Debemos asimilar que pasar por una situación frustrante no significa fracaso alguno, y que desarrollar en nuestra vida cotidiana una tolerancia a la frustración implica todo un proceso de aprendizaje que debería iniciar en la infancia misma y nunca terminar.
Pudiera parecer poca cosa pero no lo es.
El tiempo hablará.

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