Limitan los servicios de salud a migrantes
5/04/2016 – La principal preocupación de Elías Soto Sánchez mientras una ambulancia lo llevaba rumbo al norte a un hospital en San Antonio no era su pie derecho fracturado… sino su esposa.
Detenciones
«No puedes ir conmigo», recuerda Blanca Soto que le dijo su marido cuando la llamó desde la ambulancia. La pareja ha criado a tres niños en la ciudad fronteriza de Brownsville, Texas, desde que hace 13 años cruzaron ilegalmente desde su natal México. Ellos han hecho todo lo posible para quedarse en el Valle de Río Grande cerca de la frontera y evitar el retén de la Patrulla Fronteriza que está sobre la carretera rumbo al norte. Pero cuando Soto, de 48 años, se cayó y se rompió el pie el pasado 4 de diciembre, un doctor local le dijo que tenía que ver a un especialista para operarse, aproximadamente 275 millas al norte, en San Antonio, más allá del punto de control migratorio. «Él le dijo a los doctores, «no tengo documentos». Ellos le dijeron que podía ir. Dijeron que nada le pasaría», dijo Blanca Soto, de 46 años. «Ellos dijeron, «no llamaremos a inmigración»». Pero la ambulancia fue detenida en el punto de control, una estación rural aproximadamente 75 millas al norte de la frontera, sobre el Highway 281 que lleva a San Antonio y Houston. Los funcionarios de inmigración detuvieron a Soto para interrogarlo antes de que eventualmente lo dejaran continuar, pero le dijeron que sería detenido. En el hospital, ellos pusieron a un guardia en su habitación y no le permitieron hablar con su esposa u otros parientes.
Sin atención médica
Quienes viven en el Valle sin estatus legal aprenden a andar en la vida mientras mantienen un bajo perfil, pero problemas médicos más allá de la capacidad de los doctores locales representan una peligrosa opción: renuncie al tratamiento o arriésguese a una deportación. Buscar tratamiento es «un riesgo que muchas personas no están dispuestas a tomar porque significaría la separación de sus familias», dijo Ana Rodríguez DeFrates, directora de la Red Latina de Defensores de Texas. «Esto es lo que ellos nos dicen: «Mis niños son ciudadanos, yo no soy y no quiero abandonarlos». Así que viven con el dolor. «Escuchamos de mujeres qué han pasado cinco años, 10 años sin un Papanicolau», dijo. «Mucha gente [fuera del Valle de Río Grande] no sabe que esos puntos de control existen tan adentro en el territorio y que restringen el acceso. No es algo que se reconozca como un problema».
Retenes
Hay sólo dos carreteras importantes que conducen al norte del Valle, y cada una tiene un retén, sobre el Highway 281 en Falfurrias y sobre el Highway 77 en Kingsville, aproximadamente 40 millas al noreste. De los 33 puntos de control de inmigración de la Oficina de Inmigración y Aduanas dentro de las primeras 75 millas desde la frontera sur, el de Falfurrias está entre los más ocupados. Los agentes de inmigración que están ampliando sus instalaciones, dicen que es una valiosa herramienta para disuadir y atrapar a contrabandistas.
Agencias