La copa para el espumoso


Durante las festividades los vinos tienen un sitio predominante. Pero la elección de la mejor copa para degustarlo es toda una aventura por la variedad de opciones que se presentan, pues hay que tener en cuenta las curvas, líneas y acabados destinados a lograr que el aroma y el gas permanezcan intactos.

 

Copa Pompadour

 

La copa Pompadour se caracteriza por ser muy abierta, lo que permite beber con mayor rapidez, y ligeramente cerrada por los bordes, consiguiendo así que su contenido se mantenga en el interior a pesar de los vaivenes de la mano que la sostiene.

Su elegancia y capacidad para sostener el champagne la convirtió en la reina de fiestas desde los años treinta hasta mediados de los setenta. Sin embargo, en los últimos años ha sido, poco a poco, sustituida por la Flauta, aunque continua gozando de popularidad entre británicos y rusos.

 

Copa flauta

 

El dímetro de la copa Flauta deja escapar el gas e impide que los aromas se concentren, siendo actualmente la copa más usada para los brindis en un sinfín de celebraciones. Con ella, además, los amantes del buen champagne pueden sostenerla sin afectar la temperatura de la bebida.

 

Copa Tulipa

 

La mejor copa para servir el champagne es la Tulipa, una forma mejorada de la Flauta, pero con curvas. Su anchura en el centro y su ligera estrechez en el extremo consigue respetar la temperatura, evitando que el carbónico se escape. Además, su curvatura hace que los aromas se concentren, ofreciendo una experiencia olfativa muy superior a las anteriores.

Pero si se trata de un gran champagne, los expertos también recomiendan las copas de vino blanco, más abiertas en la base, que potencian los aromas a pesar de perder más carbónico que con la Tulipa.

En resumen, si el espumoso tiene mucho carbónico, lo mejor es usar la Pompadour; pero si le gusta el frío, la copa Flauta es la ideal; y si quiere disfrutar de su aroma, sin dudarlo su copa es la Tulipa.

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