22/12/2018 – Ciudad del Vaticano.— El papa Francisco, quien cierra un año empañado por el alud de revelaciones sobre los crímenes sexuales del clero, prometió ayer no dejar impunes tales “abominaciones” dentro de la Iglesia y pidió a sacerdotes que han abusado de menores que se entreguen, uno de sus comentarios más duros sobre la crisis que afecta a la Iglesia católica.
“A los que abusan de menores les diría esto: conviértanse y entréguense a la justicia humana, y prepárense para la justicia divina”, dijo el Pontífice en su tradicional mensaje de Navidad a la Curia, la administración central del Vaticano.
El papa Francisco, quien en el pasado se ha servido del mensaje de Navidad para denunciar casos de corrupción y mala administración en la Curia, se concentró esta vez en la crisis de los abusos sexuales.
Dedicó unas palabras especialmente duras contra los “hombres consagrados que abusan de los débiles valiéndose de su poder moral y de la persuasión”.
Cometen abominaciones y siguen ejerciendo su ministerio como si nada hubiera sucedido; no temen a Dios ni a su juicio, sólo temen ser descubiertos y desenmascarados”, denunció el Pontífice. “Desgarran el cuerpo de la Iglesia”, aseveró.
Detrás de una apariencia de “gran amabilidad” y de “rostro angelical”, algunos hombres de la Iglesia “ocultan descaradamente a un lobo atroz listo para devorar a las almas inocentes”, deploró.
“Está claro que, ante estas abominaciones, la Iglesia no cejará en sus esfuerzos para hacer todo lo necesario para llevar a la justicia a quien haya cometido dichos crímenes. La Iglesia nunca buscará callar o no tomar seriamente algún caso”, comentó sin precisar si se refería al sistema judicial de la Iglesia católica o a la justicia civil de cada país.
En el derecho de la Iglesia, los sacerdotes no están obligados actualmente a denunciar los crímenes a la justicia civil, salvo si la legislación de su país los obliga.
Anteriormente, muchos curas sospechosos de pederastia fueron discretamente trasladados a otras diócesis por su jerarquía, beneficiándose de la arraigada tradición de la Iglesia de mantener en silencio estas acusaciones.
El Papa admitió que la Iglesia ha cometido graves errores en el pasado, pero prometió hacer “de errores pasados oportunidades para eliminar esta lacra”, tanto de la Iglesia como de la sociedad en su conjunto.
“Es innegable que algunos en el pasado, por irresponsabilidad, incredulidad, falta de capacitación o miopía espiritual y humana trataron muchos casos sin la seriedad y rapidez necesaria. Eso no debe volver a ocurrir jamás. Esta es la elección y la decisión de toda la Iglesia”, explicó el Papa.
Juicios e investigaciones en Estados Unidos, Francia, Chile o Australia hundieron este año a la Iglesia católica en una crisis de credibilidad histórica. Al mismo tiempo, quienes fueron víctimas de agresiones sexuales son cada vez más numerosos en demandar los casos.
Reconoció que la “barca de la Iglesia” atravesó en 2018 “momentos difíciles, golpeada por tormentas y huracanes”, lo que hizo que algunos fieles la abandonaran.
El Pontífice criticó a los que “por miedo, por interés, por motivos ulteriores”, intentaron “golpear” a la Iglesia. Y también a los eclesiásticos que “apuñalan a sus hermanos” y siembran “división”.
Francisco llamó a los jefes de cerca de 110 conferencias episcopales nacionales y a decenas de expertos y líderes de órdenes religiosas al Vaticano entre el 21 y 24 de febrero para celebrar una reunión extraordinaria sobre la crisis de abusos sexuales.
Las víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes esperan que la reunión finalmente produzca una política clara para que los obispos se hagan responsables por el mal manejo de los casos.
Agencias