Guli Hagadol, comida árabe que es más que falafel y kebab

09/10/2018.- Un pequeño y muy pintoresco local en una de las calles más transitadas de Polanco no sólo se jacta de tener el mejor falafel de la Ciudad de México, sino también en ser el único restaurante que te dará toda una experiencia en cuanto a comida del medio oriente. Su nombre: Guli Hagadol.

Bien se dice que del amor nace la vista y es así como varios llegan a este restaurante dirigido por Guli Dabas, un ex comandante israelí y experto en seguridad que transformó su amor y pasión por la cocina en un lugar en donde su carta combina comida iraquí, libanesa, israelí y marroquí.

Los coloridos platillos como el mama ganush –una versión del babba ganush que en vez de estar hecho con berenjena tiene al betabel como elemento estrella, así como una selección de ensaladas y encurtidos como zanahorias estilo Marruecos , ensalada israelí y por supuesto el pan laffa que se cocina en el horno de piedra del lugar, atraen la vista y el olfato de cualquiera.

Pero no es sino hasta que uno prueba varias de las estrellas de la casa, como el falafel, el omelette iraquí y el manjar del desierto –hecho a base de halva y miel de dátil hecha en casa, que entiende la pasión de Guli por las recetas que él mismo investigó, probó y enseñó a su equipo.

Por ejemplo, el omelette iraquí sigue la misma receta que la madre de Guli preparaba cuando era niño; el manjar del desierto, que según nos contó el mismo Gulí, es un postre con el cual se debe tener cuidado, pues la miel de dátil –que puede tardar hasta un día en hacerse- se usa tradicionalmente en el Medio Oriente como un afrodisíaco que se da la primera noche de bodas. Y qué mejor acompañamiento para éste que una buena taza de café turco.

Cada plato está hecho a modo de que al momento de llevarlo a la boca, se saboree la historia del país del que proviene al mismo tiempo que da una sensación de confort y calidez.

Guli Hagadol, derivado del hebreo que significa Guli el Grande, es toda una experiencia sensorial. Los colores de los platillos cautivan tu vista mientras el olor de las especias tu nariz y finalmente tu paladar estalla con cada bocado de cualquier platillo; sea lo más tradicional como el falafel o kebab, o lo más fuera de lo común como un plato de hígado y corazón bañado en salsa de vino acompañado de arroz y lentejas.

Agencias

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