Opinión


Gaceta


Raúl Terrazas Barraza

21/10/2018

Los tipos de alcaldes tamaulipecos

Todo indica que, en los 43 municipios de la entidad, el agua agarra su nivel, luego de los relevos del uno de octubre.
Todavía no pasa el mes de ese hecho, peor, la ciudadanía cree que es tiempo suficiente para que la prestación de los servicios públicos y de aquellas actividades comprometidas desde las administraciones municipales con la comunidad operen de manera regular.
Los alcaldes que llegaron y sus equipos de trabajo tienen la obligación de dar resultados, si no quieren que la población comience a hablar de la equivocación que cometieron al votar por las nuevas autoridades, esto, en el mejor de los casos.
Ello en un escenario donde lo peor es que, se compare a los que están con los que se fueron y ganen estos últimos, de donde se infiere, que, a casi un mes de estrenar chamba no le han encontrado el hilo.
Las presidencias municipales, son la instancia más cercana de gobierno con los ciudadanos y, por tanto, la que debe de responder con creces a la confianza que en ellos depositaron los electores cuándo decidieron que tal o cual partido se instalara en las alcaldías.
El hecho de que las cosas hayan tomado su nivel en la mayoría de los municipios que tienen alcaldes nuevos, significa de alguna manera que, ya soltaron a los que terminaron su tarea el último día de septiembre pasado, por aquello de que, todo lo malo que pudo suceder en la transición y en las primeras dos semanas de gobierno, tuvo culpables en automático, los que se fueron.
El asunto de los recursos era lo más socorrido como pretexto señalar porque los servicios públicos no operaban de la manera esperada, sin embargo, una vez que llegaron las participaciones presupuestales del mes de octubre, cosa que sucedió entre los días siete y 10, hubo dinero para pagar lo elemental, en el entendido de que, una buena parte de ese dinero es para liquidar la nómina a los trabajadores de los ayuntamientos.
En torno al arranque de las administraciones municipales se tejen infinidad de historias negativas, de manipulación, influyentismo, presiones, cotos de poder y padrinazgos, las cuales permiten establecer hasta tipos de alcaldes, es decir, los que mandan en las alcaldías, aquellos que medio lo hacen y los manipulados o títeres.
Será asunto del tiempo para que los ciudadanos y los observadores de la política en los municipios puedan percatarse la naturaleza del alcalde que les tocó, en el entendido de que pudiera no ser el mismo que ello eligieron, dado que, en la campaña fue de un tipo y el ejercicio del poder es otro.
Por cierto, solo en unos cuatro municipios de la entidad, Tampico, Soto la Marina, Jiménez y Río Bravo, colaboradores de los alcaldes que llegaron, Jesús Nader Nasrallah, Abel Gámez Cantú, Elda de León Rangel y Carlos Ulivarri López, de manera respectiva, echaron un ojo a los Informes que sus antecesores rindieron, con la idea de explorar si aquello que dijeron estaba en el municipio, a fin de saber qué terreno pisaban.
Obvio, buscar en un documento cosas que les sirvieran para legitimar su llegada a las administraciones, jamás será lo correcto, porque lo informado corresponde a las otras personas y, a diferencia de los Informes de los Presidentes de la República y de los Gobernadores, aquellos que se dan en la instancia municipal, no tienen que ser corroborados por los funcionarios, se aprueban por los cabildos y se cumple con el protocolo.
Además, para que quieres datos de cosas que ya están hechas, cuando la naturaleza de las nuevas administraciones es trazar en un período de tiempo suficiente, los planes de trabajo que llevarán y comenzar a funcionar bajo la premisa de las expectativas que generaron en la población para que votaran por ellos.
Algo que sí está detectado es que, muchos presidentes municipales, como es el caso del de Jaumave, Martín Rodríguez García, no ha podido conformar un equipo de trabajo confiable, porque sus colaboradores cercanos, aquellos que se la rifaron con él para ganar la elección, pero, también con los que hizo compromiso para que le ayudaran a sacar adelante el proyecto político que enarboló, siguen sin ser llamados a formar parte del equipo de trabajo y en cambio, llegan personas que poco o nada tuvieron que ver con el proyecto de trabajo.
Cualquier parecido con la realidad de otros municipios, desde luego que no es mera coincidencia, más bien se trata de una realidad o condición inesperada que, esperemos no genere divisionismos entre los grupos políticos municipales sea cual fuere el partido por el que se haya ganado la elección.
Los municipios de la entidad, contarán con los recursos necesarios para llevar a cabo el trabajo ordinario y sin complicaciones para el pago a sus trabajadores en el fin de año, pero, lo relevante a partir de ya, es que los nuevos alcaldes puedan renegociar el respaldo de las autoridades estatales y más delante de las federales para atraer más inversiones, sobre todo de obras que abonen a las necesidades de desarrollo urbano, algo que casi todas las cabeceras de los municipios requieren.
Por añadidura, los municipios que tienen alcaldes del Partido Regeneración Nacional, como Matamoros y Madero, estarán en condiciones de mejoría a través de los programas federales que, hasta donde se sabe dependerán el reynosense que perdió la elección el pasado uno de julio, José Ramón Gómez Leal, quien será delegado del gobierno federal, figura que, por cierto, ya está en proceso de legitimación mediante la modificación de la Ley de la Administración Pública Federal, en la cual se inscribirá esa nueva chamba.
Quienes parecen no tener broncas de ninguna especie, son los alcaldes reelectos, porque solo se dijeron a sí mismo, que terminaban un período y arrancaban otros, aunque con funcionarios diferentes, ya que, en casi todos los casos, quienes estuvieron el bienio pasado, no pudieron repetir para el trienio que corre. Cosas de política y de políticos dirían en la calle.

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