Gaceta

Elección y post-elección, positivas

4/08/2018 – Ahora sí ya quedó, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación citó a sesión solemne el miércoles que viene a las 10 de la mañana, para concluir la calificación de la elección presidencial del pasado uno de julio, que fue ganada por el político izquierdista de Tabasco, Andrés López Obrador, con más de 30 millones de votos.
La convocatoria fue de la magistrada presidenta, Janine Madeline Otálora Malassis, a cuyo cargo estará la presentación del dictamen sobre el cómputo que fue entregado por las autoridades electorales hace unos días y que, se revisión conforme a lo previsto en las Leyes de la materia.
Con todos los elementos revisados, discutidos, analizados y resueltos, se emitirá la declaratoria de validez de la elección presidencial del uno de julio y en cuanto ello suceda, se declarará presidente electo al ganador de las votaciones.
Por cierto, López Obrador ya cambió de look, se cortó diferente el pelo y sus facciones se suavizaron, quizá porque dejó atrás el gesto adusto de la lucha electoral para dar paso al de amabilidad y satisfacción porque en la tercera fue la vencida y será a partir del uno de diciembre de este año, el Presidente de la República Mexicana.
De los votos obtenidos por los candidatos presidenciales de 1988 a este año, el más cercano a los 30 millones, fue el presidente Enrique Peña Nieto con 19 millones 152 mil y después el doctor Ernesto Zedillo Ponce de León con 17 millones 181 mil sufragios.
Los presidentes panistas, Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa, tuvieron 15 millones de votos cuando ganaron la elección y fue el guanajuatense, quien sacó más y con ellos dio pauta a la alternancia nacional, porque le ganó al PRI que tuvo como candidato a Francisco Labastida Ochoa, el único que fue postulado tras la elección interna en virtud de que, el presidente Zedillo Ponce de León, ofreció no meter las manos para la designación del candidato y lo dejó a consideración de la militancia de su partido.
Fue el primero que no llegó por dedazo y mala su suerte, porque perdió ante el panista Vicente Fox Quezada, quien había iniciado su precampaña para la postulación desde su cargo como gobernador de Guanajuato y tras generar muchas expectativas entre los jóvenes, sacó casi un millón de votos más que su sucesor Felipe Calderón Hinojosa, bueno, 989 mil 350 más, para ser exactos.
Cuando el licenciado Carlos Salinas de Gortari fue candidato a la Presidencia de la República, la ganó con nueve millones 641 mil 329 votos.
Desde luego, estos son votos constantes y sonantes, números absolutos, que, desde luego no dicen nada del tipo de resultado obtenido por cada uno de los candidatos mencionados, pero, si hablamos de que los nueve millones y feria de Salinas de Gortari son el 50.7 por ciento del total de la votación, ya es diferente, sobre todo, si tomamos en cuenta que los 19 millones 152 mil 215 del presidente Peña Nieto, son el 39. 2 por ciento de la votación total emitida por los mexicanos en el 2012.
El presidente que tuvo el porcentaje más bajo respecto a la votación fue Felipe Calderón Hinojosa, ya que, sus 15 millones de sufragios fueron el 36.9 por ciento del total, mientras que, su compañero de partido, Vicente Fox Quesada, alcanzó casi el 44 por ciento.
Aunque el presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, tiene el tercer lugar como mejor votación, con 17 millones 181 mil boletas a su favor, fue el 50.2 por ciento de la votación y también el tercer lugar en esto del porcentaje respecto al total, porque le siguió el presidente Salinas y el mejor resultado es el de este año, ya que, los 30 millones 113 mil votos, de López Obrador, equivalen al 54.8 por ciento del total de la votación,
Ahora bien, estos son números y porcentajes, que dicen mucho para los mexicanos respecto, ya que, las elecciones presidenciales son participativas, en virtud de que, a todos nos interesa quien debe de ser el titular del Poder Ejecutivo federal y en este año, ni la dura campaña de Ricardo Anaya Cortés o la intensa y de buena evolución que llevó a cabo José Antonio Meade Kuribreña, fueron suficientes para evitar que el izquierdista tabasqueño lograse su sueño de ganar en las urnas y despachar en Palacio Nacional a partir del uno de diciembre.
Lo otro que a nuestro juicio es mejor que las cifras, es el impacto en positivo que las elecciones dejan a la sociedad mexicana, ya que, en el período postelectoral, no fueron necesarios ni manifestaciones, bloque de calles y avenidas, cierre de carreteras, de ahí que, la declaración de validez de la elección que hará a mediados de la semana que viene la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, tiene que denotar el éxito de las elecciones, la gran participación de los ciudadanos y la inexistencia de broncas sociales.
Dicho de otra manera, la legitimación de la elección queda al cien con los números y el análisis de los mismos que permiten a los magistrados del Tribunal Electoral, hacer todo tipo de inferencias positivas sobre el impacto que el proceso electoral tuvo en la sociedad.
Sólo recordemos que hay un mensaje específico de los electores a los partidos políticos, que no los quieren y por eso varios de ellos dejarán de funcionar como tales, al no alcanzar el porcentaje marcado por la Ley para que conserven su registro ante el INE.
Mismo mensaje lo hay para los que sí superaron el límite inferior de votos respecto al total de los que fueron emitidos, como es el caso de PRI, partido al que los ciudadanos le dieron una gran lección, con el rechazo en las urnas y favorecer a la izquierda que estuvo representada por el candidato de Regeneración Nacional, el nuevo partido político que ahora estará en el poder de la Federación y por tanto, deberá hacer sus ajustes para dar forma a una estructura que le permita mantenerse en el gobierno, ya que, en la actualidad depende y pende de un solo hombre, Andrés López Obrador.
Se supone que, con la calificación de la elección por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, al INE le tocará hacer el trámite para decir cuáles de los partidos políticos desaparecen del escenario político mexicano.

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