Gaceta

Campañas de descalificación

14/06/2018 – Para la definición del voto, los electores tendrán que pensar en una y mil cosas que se han visto en las campañas, pero, sobre todo tener presente un dato, que podría convertirse en la medida básica para determinar el destino del sufragio, si hizo una campaña de descalificación o de construcción.
Faltan 20 días de campaña y creemos que la mayoría de los candidatos puede cambiar de estrategia, para que el elector pueda identificar lo positivo del proselitismo que llevan a cabo.
En este momento, para cualquier persona es más saber de descalificaciones que de actividades constructivas de los prospectos a los cargos de elección popular, incluso, saben de muchos de ellos que se han pasado el tiempo echándole a los adversarios, en lugar de generar propuestas convincentes.
Además, se ha visto de todo, echar culpas por deficiencias de servicios a los que buscan reelegirse, cuándo todo mundo sabe que, por la temporada del año, hay cosas que suceden de manera cíclica, aunque también hay temores ciudadanos en el sentido de que, los problemas de abasto de electricidad, por ejemplo, se deben a sabotajes y echar la culpa a los partidos que gobiernan y cuyos candidatos están más fuertes que quienes están de acuerdo ese tipo de malas acciones.
Ubiquemos a la perfección cada punto descalificatorio de los candidatos que andan en campaña, de aquí al momento en que, encerrado en la mampara cruce la boleta que los funcionarios de las casillas habrán de entregarle, luego de la revisión de su credencial y comprobar que coincide con los datos que tienen en el listado nominal.
Hay quienes dicen que descalificar a los adversarios les ha permitido crecer y que ese afán les ha resultado contraproducente, porque los catapulta al desgaste y por tanto a mitigar su crecimiento en eso que llaman preferencias ciudadanas.
Como estrategia de campaña, este dato llamado descalificación, que puede tomarse como la medida para definir el voto, tanto del alto porcentaje de indecisos que se han identificado en todas las encuestas realizadas a lo largo del proceso electoral y la gran mayoría que nunca han dicho nada, pero, que irá a votar el primer domingo de julio venidero, deberá de concluir a favor de candidatos que usaron sus campañas para propuestas constructivas, que demostraron saber de política y que, no sacaron su lado obsesivo en la política, porque eso los llevó a descalificar y descalificar, al grado que, en sus estrategias de comunicación suplantaron a personas con ese mismo motivo.
Desde luego, la descalificación se pasea también por los debates y en el tercero de los candidatos presidenciales, hasta se potenció. Fue un todo contra todos, aunque, se significó el de Ricardo Anaya Cortés del PAN, contra Andrés López Obrador, en una intentona más de lograr que baje en las preferencias que según las mediciones de opinión realizadas por empresas encuestadoras, el tabasqueño mantiene desde hace meses.
A unos días de la elección, hay que insistir en la importancia ciudadana para que, en un ejercicio familiar o de amigos, se trate de limpiar de adjetivos o calificativos las campañas de cualquier candidato, para tratar de encontrar las propuestas y la postura de los que buscan en voto, ante las demandas planteadas por los ciudadanos.
Obvio, no es nada sencillo, porque la ventaja que tiene el político izquierdista tabasqueño se ha arraigado en muchos mexicanos, dado que, tiene más de 10 años en campaña, pero, de descalificación contra todo lo que huela a gobierno y a sus actores, sin importarle de qué colores se trate o de quienes sean los protagonistas de la política.
Muchos creen que López Obrador, es el presidente de la República que la nación merece, el asunto es que debe de pensarse muy bien el voto, porque no todo lo que brilla es oro y tantas promesas se convertirán en eso, promesas que jamás se cumplirán.
En el mismo debate, cada candidato dibujó un México de ensueño a partir de que lleguen a la Presidencia de la República, de ahí que, hubo quienes pensaron que cualquiera que gane es bueno, obvio, si es a simple vista, porque hay de ocurrencias a propuestas que pueden mejorar la calidad de vida de los mexicanos, sobre todo aquellas que tienen que ver con la educación, la creación de fuentes de empleo y mejorar la atención de la salud.

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