Gaceta

15/04/2018

Raúl Terrazas Barraza

Criticar para votar o criticar por criticar

El tema de criticar el proceso electoral y a los políticos está en la agenda diaria de cualquier persona, por desgracia, no sucede lo mismo con el de la participación en las urnas, ya que, al grueso de los electores, todavía no les cae el veinte de que estamos a unas semanas de la votación y que hay que acudir el domingo uno de julio a decidir el futuro de la nación.
Decía una persona que estuvo mucho tiempo involucrado en la política, que lo más fácil en México es ser oposición, porque basta pararte en una esquina y gritar en contra de los que están en el gobierno o en las instituciones para que la gente te vea y hasta crea lo que anuncia con sus gritos.
Es sorprendente todo lo que se dice a diario en las redes sociales, sobre el proceso electoral y los políticos, pero, hasta este momento, no hemos visto un comentario en ese tipo de plataforma en el cual, quien critica diga que irá a votar el uno de julio.
Pareciera que la mayor parte de ellos solo se desahoga de sus frustraciones y conforme a la crítica que hagan desde el otro lado de un celular o una computadora, pueden levantar la voz, sin la necesidad de comprometerse para votar o de generar una corriente de personas en su misma circunstancia que irán con su credencial de elector con fotografía a votar en la casilla que les toca.
El proceso electoral de este año, es uno solo y los políticos que intervienen en él, ya están en campaña, excepto, claro está, quienes participan en los procesos locales, porque las candidaturas para gobernadores, alcaldías y diputaciones se resuelven ya y podrán iniciar sus campañas muy pronto, así que, bajarle una rayita a las críticas insanas, sería favorecer su desarrollo, con la idea de que, los resultados sean de alta credibilidad como ha sucedido hasta la fecha y desde que, con la Reforma Política de 1997 las elecciones se ciudadanizaron y la confianza de los mexicanos alcanzaron un grado de aceptación que hasta ahora es altísimo.
A raíz de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, resolvió que siempre sí el candidato independiente de Nuevo León a la Presidencia de la República, Jaime Rodríguez Calderón, puede participar en la elección de este año, hasta los más pensantes se fueron de bruces en contra de todo el proceso, como si la llegada del gobernador nuevoleonés con licencia fuera a cambiar las preferencias que según los estudios de opinión están decididas desde hacer meses.
Creemos que no se debe de contrapuntear al Instituto Nacional Electoral con el Tribunal Electoral Federal, cada cual hace su chamba y para eso están, para que, si una decisión está mal tomada, se pueda corregir a favor de procesos electorales que permitan la legitimación de los funcionarios que lleguen a desempeñar los cargos públicos que se otorgan mediante el voto de los ciudadanos.
Ahora que, si a realidades nos remitimos, ni modos que a pesar de ser candidata independiente la Presidencia de México la señora Margarita Zavala de Calderón, tenga es condición al cien por cien, máxime, si todos sabemos que está allí porque en su ex partido, el PAN, no le dieron oportunidad de ser candidata presidencial, mientras que Rodríguez Calderón, al menos ya había recorrido el camino de la candidatura independiente y se había declarado como tal desde antes hace varios años.
Pedro Ferriz de Con, el comunicador que con toda la experiencia que tiene pudo darse cuenta que una cosa hablar y recomendar desde una perspectiva muy particular como se hagan las cosas y otra muy diferente convencer a las personas de un proyecto de gran calado como una candidatura independiente.
Su fracaso, es una de las grandes lecciones para quienes, desde los medios de comunicaciones se han sentido los grandes electores para los procesos electorales y que, han decidido hasta participar en ellos, en atención a un empoderamiento de ficción.
El INE a nivel nacional y el IETAM a nivel local, tienen una gran responsabilidad con los mexicanos y los tamaulipecos, sacar contra la adversidad los procesos electorales que les toca, hacerlo bien, bajo el imperio de la Legislación Electoral en cada punto y en cada día, en el entendido de que, lo más importante es que las elecciones mexicanas no pierdan la esencia de credibilidad alcanzada desde que los ciudadanos en calidad de funcionarios de casillas, son quienes reciben los votos, los cuentan y los dan a conocer a través del formato que deben de colocar en una parte visible del sitio donde funcionó la casilla electoral.
Obvio, el punto toral es que los mexicanos puedan definir por quién votar en función de aquello que el país requiere, no en función de lo que quieren los candidatos, porque una buena parte de ellos, traen proyectos personales con los cuales solo confunden a los electores y a partir de ello, provocarán que se tome una mala decisión que a lo mejor costará mucho al futuro de México.
Cuando comenzó la ciudadanización de los órganos electorales, para aquella elección de diputados federales en 1997, las tareas que el INE confirió a los mexicanos que estuvieron en las casillas electorales, de inmediato se tradujeron en una gran confianza hacia el proceso y sus resultados, nadie dudó de nada, nadie estuvo en desacuerdo y se acabaron aquellos espectáculos ridículos que sucedían en las Cámaras Legislativas, porque era donde se calificaban los resultados de las elecciones.
El INE, el IETAM y los Tribunales Electorales hacen el trabajo que les toca, así que, los partidos y sus candidatos o bien, los candidatos independientes que hagan lo suyo, sin tomar como bandera ni los organizadores de las elecciones, ni a las instituciones públicas, porque solo así se evitarán generar confusiones a los electores.
Ya viene el primer debate entre los candidatos a la Presidencia de la República, quizá allí podamos distinguir con claridad cuáles proyectos políticos están pensados en México y cuáles no, en el entendido de que, estos últimos tienen que ver con intereses demasiado personales que pueden complicar el futuro de la nación.
Este domingo, vale la pena reflexionar sobre aquello que hemos visto hasta ahora sobre las elecciones federales y locales que hay este año y que, de la crítica superficial y surgida de las frustraciones, cuándo menos se exprese la garantía de votar el primer domingo de julio venidero.

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