Gaceta

Raúl Terrazas

4/01/17

Agua, de la necesidad al glamour

Sobre la base de que, en Tamaulipas de acuerdo a los datos del INEGI poco más del 95.4 por ciento, tiene agua potable en sus hogares ubicados en las zonas urbanas y que, alrededor del 82 por ciento cuenta con ella en las zonas rurales, deberíamos de poner en tela de duda que contribuyamos en mucho a que México sea el país del mundo con mayor consumo de agua embotellada.
Según una serie de datos dados a conocer por una revista de circulación nacional, denominada Muy Interesante del mes de noviembre del año pasado, en el 2014 las ventas de agua en purificada embotellada, alcanzaron casi los ocho mil millones de dólares, contra cinco mil millones que fueron en el 2009.
Es decir, en cinco años el nivel de ventas creció a razón de 600 millones de dólares por año, por tanto, según los datos de ventas de los principales países ubican a México como el país cuya población gasta más en agua embotellada, pese a que, la calidad del agua que tiene en sus hogares es de calidad y puede ser consumida sin riesgo para la salud.
Algunas de las causas por las cuales los ciudadanos determinan gastar recursos del hogar en agua de botellón o de botellas, cualquiera que sea el tamaño de su presentación, tiene que ver con la presión de las empresas que se dedican a purificar agua y ofertarla a través de publicidad, alguna desconfianza de las personas en la calidad del agua potable, falta de servicios de potabilización adecuada y distribución inadecuada del agua en las comunidades del país.
En el caso de la Ciudad de México, tomar más agua de botellas se dio a partir del terremoto de 1985, cuando se recomendó a la población tomar agua purificada, en virtud de que, los daños ocasionados a las tuberías y a los drenes sugerían mezcla de ambas y por tanto riesgo de afectación a la salud.
Por ese fenómeno las autoridades sanitarias de la capital del país pidieron a las amas de casa que hirvieran y cloraran el agua, para evitar enfermedades gastrointestinales. La contingencia se superó y los habitantes de la Ciudad de México le siguieron de frente con el consumo de agua embotellada al grado que las ventas crecieron hasta convertirse en una de las urbes del mundo con mayor consumo de este tipo agua.
Según los datos revisados, en el 2014, cuándo México fue el mayor consumidor de agua embotellada del planeta, lo que equivale a que cada mexicano bebe en promedio 234 litros de agua purificada al año, a un costo de caso dos mil pesos anuales.
Debido a ello, el mercado de agua purificada de nuestro país representa el 13 por ciento del consumo mundial del producto.
Tomar agua embotellada genera grandes ganancias a las empresas que se dedican a ese giro y una muestra clara es el hecho de que la mayor empresa refresquera, tiene los mismos o más ingresos por la venta de refrescos que por la comercialización de agua embotellada.
Consumir agua embotellada es dos mil veces más costoso que tomar agua de la llave, máxima cuando esta última cumple con los estándares de la Norma Oficial Mexicana que se refiere a los requisitos para que el agua sea apta para uso y consumo humano.
En México el 82 por ciento de las ganancias por la comercialización del agua embotellada se las llevan dos empresas y el 18 por ciento queda para el resto de las que existen en el territorio nacional.
Ahora bien, que implicaciones tiene para el medio ambiente el consumo de agua embotellada, en apariencia ninguna, pero, en realidad, sólo el 20 por ciento de las botellas son recicladas, el 80 por ciento se quedan en el ambiente y tardarán cientos de años en descomponerse. Se estima que la cantidad de botellas de plástico denominadas PET, desechadas por día son más de 20 millones, con la ventaja de que todos los envases son reciclables, pero, si no lo fueran, tardarían mil años en degradarse.
Otra implicación al ambiente es que, por cada tonelada de PET producida para la fabricación de botellas en las que se envasa agua, se liberan al ambiente tres toneladas de dióxido de carbono y como dato adicional, tenemos que, este tipo de botellas representan el 3.3 por ciento de todos los envases utilizados para bebidas.
Bajo esta premisa, hemos de señalar que cuando compramos agua en botella, el 90 por ciento del precio equivale al costo de la botella y sólo el 10 por ciento al preciado líquido, que según sea la publicidad que vimos o escuchamos será el tipo de beneficio que aporte a nuestro cuerpo y a la salud, aunque en realidad una buena parte del exagerado consumo de agua embotellada tiene que ver con el glamour que las personas quieren comunicar a sus amistades, familiares o compañeros.
Con los números en las manos, se deduce que no es la industria dedicada a la purificación del agua la que más gana con las ventas de más de ocho mil millones de dólares en México, sino la industria petroquímica que se dedica a la elaboración de las botellas de plástico en las que se envasa el agua del glamour y de las dudas sobre la calidad del agua potable que los organismos operadores de todo el país entregan a diario a los usuarios que tienen.
Quizá el arranque de este nuevo año, nos lleve a reflexionar sobre la importancia de limitar el consumo de agua embotellada y el llamado sería a comprar una botella que una vez usada sirva para rellenarla con agua de la llave en varias ocasiones y de esa forma disminuiríamos el dinero destinado a la compra de agua purificada y embotellada.
Lo que no se vale y que debemos destacar, es que, el esfuerzo de los organismos operadores de los sistemas de agua potable y alcantarillado, conocidas como COMAPAS y que aportan millones y millones de metros cúbicos de agua para los hogares de los mexicanos vivan desde una perspectiva económica al día, si es que bien les va, porque la mayoría tiene números rojos en su administración, mientras que las empresas dedicadas a la producción de agua purificada tienen ganancias exorbitantes.
Y, lo peor, es que la mayor parte de las COMAPAS tiene pagos vencidos de usuarios morosos que no pagan el agua porque no les da la gana, sin darse cuenta que, por cada tres garrafones de agua purificada que compran, pueden costear el agua consumida en el hogar durante un mes.
Hay casos extremos en los cuales, los ricos de las ciudades o de las comunidades, son los que no pagan el agua y cuando aparecen requerimientos para la liquidación de lo marcado en los recibos, lo usual es que se enojen, pero no pagan.
Hay ciudades de la entidad en donde las COMAPAS tendrán que implementar estrategias hasta punitivas si es que quieren recuperar el dinero que la gente ha dejado de pagar, a sabiendas de que no les pueden cortar el suministro porque afectaría a su salud, pero, basta pararse frente a sus domicilios para percatarse de que el agua de garrafón o embotellada no les falta.

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