Raúl Terrazas
23/09/16
Juan Alonso Camarillo
El PRI de Tamaulipas merece que lo dirija un muy buen elemento. Que surja de las bases y que cumpla al pie de la letra con el perfil que mencionó Enrique Ochoa Reza en su visita a esta capital.
Debe ser propositivo, crítico, que encuentre espacios de comunicación con la ciudadanía, con una trayectoria positiva, constructiva y que sume personas, grupos y comunidades enteras para las mejores causas de Tamaulipas.
Ochoa Reza, que estuvo aquí para asistir al VI Informe de Gobierno del ingeniero Egidio Torre Cantú, aseguró que en menos de un mes estará de nuevo en Tamaulipas para dialogar con militantes y representantes políticos de todas las regiones, a fin establecer compromisos claros sobre el nuevo esquema de trabajo en calidad de oposición, luego de que el PAN se alzara con la mayoría de votos en las elecciones del pasado cinco de junio.
El dirigente nacional del PRI habla de organizar al partido frente a esa nueva realidad, de manera que, al igual que el perfil de quien deba de asumir la presidencia que dejará dentro de poco el diputado plurinominal electo, Rafael González Benavides, es decir, serán propositivos, responsables, autocríticos y críticos.
Con el bosquejo de lo que se quiere para Tamaulipas, queda claro que las alternativas para el manejo del PRI como oposición en la entidad, tienen que ampliarse.
Ir más allá de la idea de que alguno de los diputados federales sea erigido como presidente, nos referimos a Edgardo Melhem Salinas, Alejandro Guevara Cobos y Miguel González Salum.
Habría que escuchar lo que están dispuestos ha hacer ex diputados locales como Carlos Solís Gómez y Enrique Cárdenas del Avellano.
Obvio, hay que pasar el cedazo con los criterios dictados por Ochoa Reza, en el sentido de que el nuevo dirigente del PRI en la entidad tiene que ser propositivo, crítico, autocrítico, con capacidad de encontrar espacios de comunicación con la ciudadanía y con una trayectoria positiva que le permita sumar personas cada minuto al nuevo proyecto de ese partido.
Quizá debamos agregar que el que dirija el PRI no haya tenido un episodio de derrota electoral y que al menos conozca a los grupos políticos del 80 por ciento de la entidad, con lo cual algunos de los que se anotaron de julio para acá a fin de quedarse con la silla de González Benavides, no den el ancho o mejor dicho, no le convengan al partido.
Por cierto, con esos criterios en la mano, el jueves, el licenciado Juan Alonso Camarillo, que dentro de unos días dejará de ser funcionario en la Secretaría General de Gobierno, alzó la voz, al declarar en una conferencia de prensa, que iniciará en los primeros días de octubre, un recorrido por las principales ciudades de la entidad para proponer un proyecto nuevo a los priístas.
Será sobre la base de la propositividad, la autocrítica, crítica y la apertura de espacios de comunicación para sacudir la estructura de su partido, recomponerla y dejarla en manos de los militantes que decidan lanzarse al futuro para recuperar la confianza de los ciudadanos de manera que, para la próxima elección la intención del voto se revierta y el PRI pueda recuperar los espacios que se perdieron el domingo cinco de junio y que generaron la alternancia en Tamaulipas.
Alonso Camarillo, es un priísta que trae el liderazgo en las venas, porque lo fue desde sus épocas de estudiante tanto en el nivel básico como en el profesional y se incorporó a la actividad política partidista cuando alcanzó la edad para ello.
Fue oficial mayor del Congreso del Estado, que es lo equivalente a la secretaría general del Poder Legislativo y que tiene a su cargo el abogado Enrique Garza Tamez, fue diputado local y presidente de la Gran Comisión que ahora es la Junta de Coordinación Política y además, le tocó dirigir a la CNOP de la entidad, con muy buenos resultados políticos.
Es notario público en su ciudad natal, Río Bravo y le cuadró cara criterio del perfil diseñado por el presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, para buscar un hombre que se las juegue por el PRI desde el otro lado de la barda, es decir, como oposición.
Obvio, es seguro que como el riobravense podríamos encontrar más tamaulipecos que quieran trabajar a favor del PRI, pero, debemos mencionar que el anuncio que hizo ante un grupo de comunicadores tiene lados interesantes, ya que, ofreció revisar la realidad que hay al interior del PRI y establecer las verdaderas causas que generaron miles de votos en contra del PRI.
Proyectos como el que trae en mente Juan Alonso Camarillo, deben ser escuchados y analizados a fondo por Ochoa Reza, está obligado a conocer a fondo a la persona y atar todos los cabos que sirvan para tomar una buena decisión.
Si luego de recorrer las principales ciudades de la entidad en octubre, el ex diputado local, analizará la reacción de los priístas hacia su proyecto, elaborará una propuesta concreta y lo mejor, sabrá con quien contar para dar esa sacudida que la estructura del PRI requiere desde hace muchos años, para readecuarla a las necesidades políticas y sociales de la entidad.
En cuanto se supo de la intención que tiene el riobravense a favor de su partido, aparecieron comentarios respecto al perfil que tienen aquellos que se mencionan desde hace algunas semanas para quedarse en el lugar de Rafael González Benavides y se generaron respuestas rápidas.
Entre ellas que no basta ser muy amigo del Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, para tener abiertas las puertas a efecto de dirigir el PRI en la entidad, circunstancia en la que se encuentra el diputado federal Alejandro Guevara Cobos
Tampoco autonombrarse desde hace tiempo como el presidente bis del comité estatal del PRI, como Mauricio Cerda Galán y mucho menos tener derrotas electorales recientes o muy recientes, como es el caso de Carlos Solís Gómez, que perdió uno de los distritos de Reynosa en junio pasado.