Gaceta

Raúl Terrazas Barraza

03/07/2016

Enigma del voto, un mes después

A un mes de las elecciones en las que perdieron muchos candidatos del PRI, el análisis de las causas de que ello ocurriera todavía no termina.
Cada actor del partido y de su estructura tiene una versión de los hechos, de igual manera cada protagonista de la campaña del candidato a Gobernador, tiene la suya.
Que el PAN se haya beneficiado con el voto de castigo hacia el PRI, es una realidad, pero, de eso a que tenía estructura y que sus candidatos eran los mejores hay mucha diferencia.
Desde luego, a un mes de la elección, lo que cuenta es el resultado de las urnas y la determinación de declarar a los ganadores como Gobernador, Alcaldes y Diputados Electos.
Quizá haya que incluir ya la ejecución del Bando Solemne, mediante el cual se reconoce de manera pública a los ganadores del proceso electoral, porque a través de ese instrumento se les conmina par que se apresten a rendir protesta para los cargos que les fueron conferidos a través del sufragio.
De frente con el análisis de causas, creemos que nunca se terminarán de conocer, porque la derrota que sufrieron los candidatos del PRI, es multifactorial.
En encuestas de salida de la elección de hace un mes, mucha gente dijo que votó en contra del PRI porque no está de acuerdo con la forma en que las autoridades emanadas de ese partido hacen las cosas y los tamaulipecos son de los ciudadanos que desaprobaron en un 52 por ciento la gestión del Presidente Enrique Peña Nieto.
Esto en un escenario donde la mayor desaprobación para el político mexiquense se dio en el vecino estado de Veracruz, porque allá el 68 cuestionó su desempeño y solo el 29 por ciento estuvo de acuerdo, en tanto el otro extremo, donde menos estuvieron en desacuerdo fue en Durango, con el 42 por ciento y la aprobación se situó en el 53 por ciento.
La diferencia entre el mayor y el menor desacuerdo hacia el Presidente Peña Nieto es de 26 puntos, mientras que, la diferencia entre la mayor y menor aprobación es de 24 puntos.
Lo que son las cosas, en Puebla, entidad gobernada por el PAN, la aprobación al titular del Ejecutivo Nacional, es de un 52 por ciento, mayor que en todas las entidades que hasta septiembre son gobernadas por el PRI.
El fenómenos de descrédito para las autoridades priístas, es una de las variables que generaron el llamado voto de castigo, aunque en entidades como Tlaxcala, los investigadores de opinión pública no se explican porque, aunque el desacuerdo con la forma en que Gobierna el PRI en la República, allí se ganó la elección local.
Mientras que, en las entidades que tienen alternancia a partir de octubre, hay coincidencia entre la desaprobación y el resultado de las votaciones, caso más significativo es el de Veracruz.
Al aplicar el mismo criterio de aprobación o desaprobación para los Gobiernos locales, podemos darnos cuenta que hay coincidencias explícitas, por ejemplo, en Hidalgo la aprobación para le Gobernador del PRI, José Francisco Olvera Ruiz con un 59 por ciento, sirvió para que el candidato Omar Fayad Meneses ganara la elección.
En el otro extremo de las cifras, la desaprobación con un 69 por ciento al desempeño de Javier Duarte y Ochoa, Gobernador de Veracruz, tiene que ver con lo acontecido a la candidatura de Héctor Yunes Landa, quien perdió la elección con su pariente Miguel Ángel Yunes Linares.
Contrario a estos dos casos es el de Oaxaca, porque al desaprobación para el Gobernador para Gabino Cué Monteagudo se situó en el 64 por ciento, apenas cinco puntos por debajo de la de Duarte y Ochoa, pero, allá no sucedió lo mismo que en Veracruz, porque ganó la elección el candidato del PRI, Alejandro Murat Hinojosa, cuyo padre ya ocupó ese cargo.
En Chihuahua que las personas no estuvieran de acuerdo con la forma de gobernar de César Duarte Jáquez, influyó para que la alternancia volviera con Javier Corral Jurado, quien se impuso al priísta Enrique Serrano Escobar, quien desde su designación apareció como en favorito de las mayorías, pero, acabó como víctima de la mala percepción que los ciudadanos tienen del partido que gobierna aquella entidad.
En el caso de Tamaulipas, con una aprobación casi del 40 por ciento para las actuales autoridades, se dio la alternancia.
Con el análisis de los factores, se trata de establecer correlaciones y establecer evidencias que permitan inferir las causas de los resultados, aunque, lo real real es que la secrecía del voto contenida en las Leyes mexicanas genera una gran distancia entre el efecto de los factores y la determinación del ciudadano elector.
Con el desarrollo de las campañas y el posicionamiento de las campañas aprendimos que el comportamiento del electorado tiene mil facetas, de ahí que pocos se expliquen en el caso de Tamaulipas que con eventos de gran magnitud como los que llevó a cabo el PRI, el resultado de las urnas fuera a favor de la alternancia al entregar su voto al ahora Gobernador Electo, Francisco García.
De la misma manera que se hacen consideraciones entre los candidatos que obtuvieron las dos mejores votaciones, deben de analizarse las variables que llevaron a los otros partidos a tener una mala elección, con excepción de Adolfo Cárdenas Gutiérrez, del Partido Movimiento Ciudadano, porque sacó más votos de los esperados.
A un mes de distancia, quizá deban de conocerse las conclusiones que en lo personal tienen Héctor Garza González, quien fue candidato del Partido Movimiento de Regeneración Nacional y abrió grandes expectativas de votación, pero, a la hora de la verdad, sacó 32 mil votos del millón 438 mil que fueron computados.
Ni que decir del PRD, que fue superado tanto por Garza González como por el candidato del Partido Encuentro Social, Abdíes Pineda Morín, al obtener 19 mil 458 votos, contra 17 mil 324 del perredista Jorge Valdez Vargas.
Quizá del Partido del Trabajo sea explicable que fueron el último lugar de la votación, porque ya mero ni podrían registrar a su candidato Armando Vera García, debido a que su registro estaba perdido por los malos resultados en la elección federal del año pasado.
A ese mes de distancia de las elecciones locales la contundencia de poco más de 721 mil votos del PAN, resuena muy fuerte contra los casi 490 mil que logró el PRI y cuya explicación de los factores será difícil de interpretar, ya que hay un millón 438 mil 14 razones, es decir, una por cada voto que fue depositado en las urnas.

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