Raúl Terrazas
9/01/16
Que lo de Guzmán es electoral
Los titulares de todos los medios de comunicación se refieren desde ayer a la detención de Joaquín Guzmán Loera, el hombre que se había fugado de un penal de alta seguridad y que costó mil y una críticas al Gobierno de la República.
La recaptura se llevó a cabo en el estado de Sinaloa, de donde es originario el delincuente y se dio luego de una serie de actividades de investigación y de enfrentamientos de las fuerzas castrenses con grupos que se manejan al margen de la ley.
En los canales de televisión nacional, se llevaron a cabo programas especiales para hablar de la recaptura del que es considerado el hombre más buscado de México y por el que había recompensas gringas muy bien pagadas.
Lo que no podía faltar era que la información dada a conocer por el Presidente de la República, licenciado Enrique Peña Nieto, fuera muy comentada en tonos poco apropiados para la ocasión, incluso llegó a decirse en las redes sociales, que el caso tiene el objetivo de distraer la atención de los mexicanos de las situaciones complicadas de la economía y de aquellos programas del Gobierno que no se han aterrizado.
Dijeron también que la detención tiene que ver con las elecciones de junio venidero con las cuales se renovarán gubernaturas, alcaldías y diputaciones locales en 13 entidades del país, de manera que Guzmán Loera volverá a quedar libre después de las votaciones.
Otros más dicen que porque en lugar de resolver este asunto, no hicieron lo mismo con el caso de los estudiantes de la Normal de Iguala.
Por otro lado, escuchamos comentarios en el sentido de que es lo que hará el Gobierno con la fortuna amasada por el sinaloense como resultado de su actividad delictiva, porque si ya lo tienen a él también deben de tener el dinero, aunque de esto último nadie de la administración federal diga nada.
Otros más aprovecharon el momento para decir que las fugas del delincuente son la expresión máxima de la corrupción que hay en el sistema penitenciario y de justicia, ya que, en una cadena de complicidades se ofrecen facilidades para que ese tipo de eventos sucedan.
Solo faltó que alguien dijera que la detención del personaje de marras, tuvo que ver con que apoyaba al menos indicado de los prospectos del PRI a la sucesión gubernamental de Tamaulipas o bien porque quería meter las manos en este asunto y al tratar de hacerlo, abrió un flanco, que fue por donde lo pescaron los agentes de la Secretaría de Marina. Obvio ya sabemos que nada que ver una cosa con la otra.
Conjeturas, posturas, opiniones y críticas en todas direcciones es lo que se escuchó desde antes del mediodía de este viernes cuando a través de una de las redes sociales Peña Nieto anunció que se había cumplido el objetivo, porque tenían detenido de nuevo a Guzmán Loera.
Esa comunicación fue leída por el secretario de Gobernación Miguel Osorio Chong, quien se encontraba en la reunión con embajadores y cuerpo diplomático junto con la secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Salinas y el secretario de la Defensa Nacional, General Salvador Cienfuegos Zepeda, quienes apenas terminaron de escuchar el texto se saludaron en señal de agrado por el tamaño de la noticia que difundía el Presidente Peña Nieto.
Quizá lo más importante es registrar el hecho con la sencillez que se dio, es decir, el hombre más buscado, quien dos veces ha escapado de las cárceles y que tiene una estructura poderosa que se mueve al margen de la ley, está en manos de las autoridades para que pague por los delitos que se le apuntan desde hace mucho tiempo.
Además, hay que ver la extradición que quieren los gringos como una buena medida, ya que allá también tiene cuentas pendientes con la justicia y será mejor que lo encierren allá, para que no se fugue, aunque esperamos que tampoco lo haga ya de las cárceles mexicanas.
Las felicitaciones para el Gobierno de la República que encabeza el licenciado, Enrique Peña Nieto, se sucedieron una tras otra y, tanto fueron de gobernadores como el de Tamaulipas, ingeniero Egidio Torre Cantú, quien lo hizo desde Tampico, donde se encontraba para celebrar un evento por el Día de la Enfermera o bien los responsables de la política estadounidense, quienes enviaron comentarios positivos por la detención.
Los otros
La senadora Maki Ortiz Domínguez, más bien parece perredista, porque desde hace tiempo demuestra estar en contra de todo y de todos, con todo y que tiene información privilegiada sobre realidades institucionales.
El caso reciente tienen que ver con la inauguración hace unos días del Hospital de Especialidades del IMSS en Reynosa, cuyo evento presidió el licenciado Enrique Peña Nieto, titular del Poder Ejecutivo Federal, ya que, sobre ese hecho dijo que fue cinco años después, debido a problemas para conseguir la plantilla de personal completa, según ella, por asuntos de inseguridad.
A lo mejor lo único que podría hacer que a la ex subsecretaria de Salud le cambiase el carácter, sería que su partido, el PAN, la nominara como candidata a la sucesión gubernamental de la entidad, lo que le agradaría al máximo, porque impediría que su compañero senador, Francisco García Cabeza de Vaca se saliera con la suya y fuese el postulado.
Resulta que siempre no se registró como precandidata del PRD a la alcaldía de Victoria la empleada del Congreso del Estado, Sandra del Carmen Casar.
No lo hizo porque está comprometida con una empresa que hace telenovelas para participar en un proyecto durante las semanas venideras y para ella primero está la actuación y después la política, según sus comentarios cuando estuvo en la sede del PRD estatal para servir de compañía al diputado local plurinominal Jorge Valdez Vargas, en su registro como precandidato a la gubernatura de la entidad.
Por demás está decir que el registro del legislador nuevoladerense es una señal clara de que no se concretó la coalición con el PAN, por lo tanto, las posibilidades de que el candidato de Acción Nacional a la gubernatura sea Carlos Cantú Villarreal son ínfimas por no decir nulas.
Respecto a ella, Sandra Casar, dijo que pensará en lo de la política y que tiene hasta todavía dos meses para decidir si le entra o no a la candidatura.