Opinión


Gaceta


Raúl Terrazas

4/11/15

Aspirantes regionalizados

Al margen de lo que digan las preferencias de los ciudadanos sobre los aspirantes de todos los partidos políticos que traen proyecto bajo el brazo, hay una realidad subyacente de la que ninguno escapa, su alcance es regional.
Desde luego, a ello se debe la prisa que tienen tanto priístas como panistas y hasta verdistas o morenistas, para placearse en todos los municipios.
Cuando el ingeniero Américo Villarreal Guerra logró la candidatura para el gobierno de la entidad, bastó con que el PRI definiera que no sería don Manuel Garza González quien sucediera en el cargo al doctor Emilio Martínez Manautou, para que todos los grupos de la entidad lo vieran como la opción que esperaban, ya que el ex funcionario federal y ex senador, gozaba de una gran aceptación en cualquier municipio al que acudiera.
Seis años después apareció en el escenario el licenciado Manuel Cavazos Lerma, para tratar de obtener el respaldo de los grupos y, como es de la frontera, de Matamoros para ser exacto, quizá había gente de Nuevo Laredo, Tula o Antiguo y Nuevo Morelos que no le conocían, pero, el hombre se dedicó a recorrer municipio por municipio con la bandera del Programa Nacional de Solidaridad que tenía como baluarte el presidente Carlos Salinas de Gortari, su amigo en aquel entonces.
A la par, en el panismo, las posibilidades de candidatos reconocidos en toda la entidad eran muy limitadas, por eso, el ahora diputado federal plurinominal del Partido Movimiento Ciudadano, Gustavo Cárdenas Gutiérrez, fue en varias ocasiones la opción de ese partido y tal era su manejo hacia el interior del PAN, que en la elección reciente de gobernador, logró que fuese el candidato uno de los suyos, José Julián Sacramento Garza, quien fuera senador de la República.
Cavazos Lerma llevó a cabo intensas jornadas de trabajo en el campo y las ciudades, con los grupos obreros, profesionistas y de intelectuales de tal manera que, para cuando las encuestas que le darían al PRI lecturas sobre la percepción que la gente tenía de los precandidatos, logró lo que parecía imposible, superar a Hugo Andrés Araujo de la Torre, quien, con el respaldo de Salinas de Gortari, aparecía como la imposición natural para Tamaulipas.
Total, cuando al economista matamorense y actual senador de primera minoría por el PRI, decidió jugársela, ya había logrado lo que todos los actuales no tienen, ser popular en los 43 municipios.
Incluso, en las encuestas que el PRI hizo para ver alternativas, el nombre del cenecista Araujo de la Torre, ni siquiera pintó en los resultados de los estudios de percepción, por tanto, el hombre de los grandes proyectos de inversiones para la entidad estaba en su mejor momento político.
Sonará duro decirlo, pero, en la sucesión gubernamental de 1998, el candidato priísta de entonces, Tomás Yarrington Ruvalcaba, era un político regional, con muchos años de radicar en la Ciudad de México, pero, montado en una estructura policía sólida que fue construida por Cavazos Lerma y que le sirvió para doblegar a la competencia que radicada en el Distrito Federal y empecinada en que el ex alcalde de Matamoros y en aquel tiempo secretario de Finanzas del Gobierno del Estado no fuera el abanderado del tricolor.
Yarrington Ruvalcaba se ganó a toda la población de la entidad por el cavacismo, incluso, hasta podríamos decir que lo mismo sucedió con el anterior gobernador, Eugenio Hernández Flores, quien además de saber de la importancia que tenía la estructura político social tejida por el hombre del buen discurso político y el sombrero, lo incorporó a su precampaña y a su campaña, de manera que los ciudadanos de cada municipio dieron por hecho que había una asociación fuerte entre ambos personajes.
Para el 2009 y ya en la campaña de 2010 para la sucesión tamaulipeca, el doctor Rodolfo Torre Cantú, sabía de la existencia de la estructura cavacista, pero, debía de renovarse e incorporar a las fuerzas nuevas de la sociedad, por ello, hizo algo parecido a lo de Cavazos Lerma, sólo que el ex secretario de Salud de la entidad se fue a los municipios a escuchar a la gente, a dialogar con ellos, a resolverles cosas, a oxigenar la capacidad de gestión, porque la estructura se fue desgastando debido al cúmulo de promesas incumplidas desde el ejercicio del poder de muchos alcaldes y varios gobernadores.
Ese regionalismo que caracteriza a los actuales prospectos de todos los partidos a la sucesión gubernamental, lo ha obligado a caer en lo que el IETAM consideró actos anticipados de campaña, ya que, los panistas de Mante, San Fernando, Nuevo Laredo o Tula, no saben nada del senador Francisco García Cabeza de Vaca y los de Reynosa, Victoria, Miguel Alemán, Tampico, Mante y Xicoténcatl, sólo saben de Carlos Cantú Villarreal, actual alcalde de Nuevo Laredo, por las noticias y porque algunos de sus compañeros dicen que la pelea esta entre éstos dos para la nominación.
En el caso del PRI la situación es parecida, de ahí que, cada cual tiene lo suyo en su región, pero, calados a nivel estatal, se advierten algunas deficiencias respecto a las preferencias ciudadanas, lo que nos lleva a comentar que no hay un candidato tan popular como en su momento lo fue el ingeniero Américo Villarreal Guerra o que logró serlo a base de trabajo con la gente, el licenciado y senador Manuel Cavazos Lerma.
Por el rumbo del PRD, las otras izquierdas y los partidos minoritarios, la situación es complicadísima, porque no tiene cuadros propios, tienen que esperar a los inconformes de los partidos grandes para que acepten competir con sus membretes, lo cual deslegitimiza su participación en las elecciones locales.
Nada más adecuado que los candidatos sean hechura de los partidos, puesto que en ello llevan lo esencial para salir airosos en la prueba de las urnas, dado que la gente vota dual, es decir, por los hombres y por los partidos.
Las condiciones están dadas para que en los procesos locales, pueda usarse a plenitud el apartado que se refiere a las precampañas políticas, por las que tanto se luchó para que apareciesen en la legislación electoral y por aquello del mundo al revés, ahora que están allí, los partidos salen con el cuento de que tienen candidatos de unidad, a quienes colocan en la escena política con varias semanas de anticipación al registro, cuando pueden realizar el ejercicio interno esperado por militantes y simpatizantes como una forma de legitimar candidaturas.

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