Raúl Terrazas
31/07/15
Mexicanos partidarios de las elecciones
Siempre será interesantísimo tener en cuenta la opinión de las personas sobre los temas que aparecen en la agenda de la sociedad, en especial cuando estos tienen que ver con temas de política, porque definen presente y futuro de las comunidades.
Atrás, muy atrás quedaron los eventos vergonzosos que se vivían en el país por los desacuerdos políticos entre los grupos.
Hay generaciones que recordamos la quema de edificios municipales como una reacción de los perdedores contra los ganadores y escenas como aquella en la que, durante la realización de los Colegios Electorales, la gente de oposición lanzó boletas quemadas en la tribuna del Congreso de la Unión.
Fueron tiempos de dificultades, que personas como Don Enrique Cárdenas González tuvieron que enfrentar con determinación y actuar en consecuencia para evitar la desestabilización de su administración e incluso su caída.
Desde la ciudadanización de los órganos electorales las cosas cambiaron para bien. La democracia mexicana entró en una dimensión diferente que generó confianza en los procedimientos electorales y certeza en los resultados de las urnas, de manera que el IFE se constituyó en un órgano creíble.
En ocasión del cierre del proceso electoral federal de este año que sirvió para renovar la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión y la realización de elecciones en más de una docena de entidades, el victorense Francisco Abundis Luna, a través de su empresa de opinión da seguimiento a lo que piensa la gente sobre la competencia electoral y el impacto que tiene en la calidad de la democracia y sus procesos.
Antes de hablar de los resultados obtenidos, hemos de comentar que, desde nuestra perspectiva, en la actualidad las elecciones se ven influidas por muchos elementos y a partir de ellos tienen que analizarse, porque nunca será lo mismo que un partido político presente un buen candidato a que llegue a las elecciones con el peor de ellos.
La razón, es bien sencilla, cada vez es más difícil sorprender o engañar a los electores con candidaturas inapropiadas.
Los partidos están obligados a asegurar la participación de sus militantes y simpatizantes, sobre la base de la estructura social que tienen, pero, poco pueden hacer cuando llegan con candidatos mal percibidos por el electorado.
También tiene que ver el tipo de campaña que hagan, en un escenario donde lo más funcional para la captación de votos, es que los candidatos se apersonen con la gente en sus domicilios, centros sociales de reunión o que vayan a las asociaciones, iglesias, clubes deportivos y sociales.
Abundis Luna encontró por estos días que la opinión de los mexicanos encuestados está dividida entre los que creen que las elecciones son libres, limpias y equitativas o no, porque el 45 por ciento dijeron que si lo son y el 43 por ciento respondieron que no.
Un dato relevante es que muchos de los encuestados dijeron que los procesos electorales no cumplen con las características esenciales para que haya una democracia de calidad, quizá a ello se debe que antes de las elecciones de junio pasado, el 50 por ciento de las personas consultadas dijo que veía las elecciones como libres, limpias y equitativas y después del proceso el porcentaje bajó a 45 puntos y aumentaron de 39 a 43 por ciento los que dijeron que las elecciones en nuestro país no cumplías con su condición de referencia.
Para obtener más datos sobre lo que piensan los mexicanos de sus elecciones, la empresa de opinión que tiene su sede en la capital de la República, preguntó de nuevo, como ha hecho del 2011 para acá, si en lo personal o alguien en pueda confiar presenció hechos fraudulentos durante las elecciones de diputados federales.
En junio de 2011, el 18 por ciento dijo que sí, en abril de este 2015 el porcentaje llegó a 23 puntos, pero, unos días después de las votaciones quienes dijeron saber o conocer de acciones que ponían en duda la limpieza de las elecciones fueron el 19 por ciento.
Transformado en positivo, la encuesta arrojó que ocho de cada 10 mexicanos dijeron que personalmente o alguien de su confianza no presenció hechos fraudulentos en las elecciones, lo que abona mucho a la buena calidad de la democracia que se hace en el país, sólo que, es muy difícil aceptarlo, porque elecciones todavía equivalen a conceptos negativos, cuando en realidad abren la ventana a un mejor entendimiento entre los ciudadanos y desde luego al progreso de las ciudades.
Esto último tiene que ver con la precisión de que, si el voto influye en la forma en que se gobierna en las entidades o las ciudades, porque la mitad de los ciudadanos dijeron que sí, lo que hace ver que hay una buena creencia de que la participación de los ciudadanos en las elecciones es importante y que pueden ser actores fundamentales en el proceso democrático, lo que en cifras de opinión establece que sólo tres de cada 10 no creen que su participación sea buena para la democracia.
Por otro lado hay que mencionar que tanto el Instituto Nacional Electoral, como la Ley que lo convirtió en sucesor del IFE, cumplieron con la parte que les correspondió, ya que, los resultados obtenidos fueron confirmados en casi al cien por cien por los Tribunales Electorales ya que, una vez los recursos de inconformidad presentados por los partidos políticos, no cambiaron el resultado de las urnas.
Vamos, ni siquiera en Colima, donde se tuvo la elección local más cerrada y cuya derrota tuvo que ser apechugada por el mero mero líder de los senadores del PAN, José Luis Preciado Rodríguez, quien debió volver a la ciudad de México con la derrota a cuestas.
Algo igual sucedió en Nuevo León, donde los priístas ni siquiera chistaron porque les ganó la gubernatura un candidato Independiente, Jaime Rodríguez Calderón, quien por cierto ya se vio con el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto y acordaron que trabajarán juntos para que la vecina entidad mantenga su paso ascendente.
En las democracias se pierde y se gana, por ello es que, los puntos fundamentales a lo largo de los años es que nuestro país pasó de la hegemonía de un partido a la competencia real, porque las elecciones dejaron de ser inequitativas, sin transparencia y poco confiables. Luego la ciudadanía decidió participar más y exigió más, vino la alternancia y la oposición se plantó para que el terreno de la competencia electoral fuera parejo, por lo que se readecuó la Legislación de la materia.