27/12/18.- Durante un año, la colombiana Marnellis Muentes y sus vecinos han abierto las puertas de sus pequeñas viviendas a decenas de familias venezolanas en un barrio sobre una colina en la ciudad fronteriza de Cúcuta.
Muentes fue forzada a migrar durante el conflicto de Colombia y siente la obligación moral de ayudar a los venezolanos que huyen de la agitación política y el desplome económico en su país de origen.
Pero la crisis de Venezuela ahora amenaza con abrumar a Colombia y a otros países en Sudamérica y probablemente ponga a prueba su buena voluntad en 2019 en la medida en que aumentan las solicitudes de inmigración y asilo de otros países latinoamericanos, en particular de Nicaragua.
Unos 3,3 millones de personas han huido de Venezuela desde 2015 y Naciones Unidas estima que cerca de dos millones más, de una población de 32 millones, podrían abandonar el país en 2019.
“Sé lo que es tener que salir de casa sin nada. He vivido el sufrimiento, el hambre, por el que están pasando los venezolanos”, declaró Muentes a la Fundación Thomson Reuters. “Me rompe el corazón ver que los niños piden comida”.
Todos los días unos 5.000 venezolanos dejan sus hogares, según la ONU, uno de los mayores éxodos de la historia moderna de América del Sur.
En total, una de cada 10 personas en Venezuela ha huido de su país en los últimos tres años. Cerca de un millón de venezolanos viven en Colombia, 500.000 en Perú, 222.000 en Ecuador, 130.000 en Argentina y 85.000 en Brasil, así como decenas de miles viviendo en varias islas del Caribe.
Agencias