19/12/2018 – ESTADOS UNIDOS.- Grandes cantidades de familias y de menores no acompañados provenientes de Guatemala se están entregando a los agentes de inmigración en un sector muy remoto y peligroso del desierto de Nuevo México, tras cruzar la frontera por una nueva y distante ruta que tiene perplejas a las autoridades.
Es allí que fueron encontrados la pequeña Jakelin Caal, de siete años, y su padre el 6 de diciembre junto con otras 161 personas cerca del cruce fronterizo de Antelope Wells. Caal comenzó a vomitar cuando era llevada en autobús al puesto de la Patrulla de Fronteras más cercano, a 150 kilómetros (94 millas) del lugar, y para cuando llegaron no respiraba. Falleció en un hospital de El Paso, Texas.
Las autoridades estadounidenses encontraron esta semana grupos de 257 y 239 personas, mayormente familias y menores no acompañados, según dijo el martes el comisionado del Servicios de Aduanas y Protección Fronteriza Kevin McAleenan. La Patrulla de Fronteras encontró grupos de más de 100 personas a lo largo de la frontera con México ocho veces en el año presupuestario que terminó el 30 de septiembre y dio con cuatro veces esa cifra desde el 1ro de octubre.
“Es un fenómeno totalmente nuevo”, afirmó McAleenan en una conferencia de prensa. “Está extremando nuestros recursos”.
Antelope Wells alberga una de unas tres docenas de “bases de avanzada” de la Patrulla de Fronteras en Arizona, Nuevo México y Texas, instalaciones muy básicas pensadas para mejorar la vigilancia de zonas remotas. Hay unos cuatro agentes asignados al puesto de Antelope Wells, que trabajan ocho días seguidos y duermen en la base para evitar tener que viajar a su casa todos los días.
Agencias