Estudio vincula fracking a terremotos en Texas


En Estados Unidos, las aguas contaminadas que se generan durante el proceso de extracción de petróleo y gas se suelen inyectar en el espacio subterráneo dejado por los hidrocarburos.

Dallas/Agencias 22/04/15.-A finales del año 2013 y principios de 2014, cerca de 30 terremotos sacudieron las inmediaciones de la ciudad de Azle, en Texas (EE.UU.), donde nunca habían tenido relación alguna con los temblores de tierra. Los vecinos y algunos expertos se apresuraron a vincular aquellos movimientos con una técnica de inyección en el subsuelo del agua de desecho que genera la extracción de gas mediante el llamado fracking. En aquel momento, la indignación ciudadana se manifestó durante días reclamando a la administración y a los reguladores que frenasen las actividades industriales hasta que la ciencia se pronunciase al respecto. Y ahora lo ha hecho en una investigación recién publicada en la revista Nature Communications.

Un equipo de geólogos y sismólogos de la Universidad Southern Methodist de Dallas (Texas, EE.UU.) y del Servicio Geológico de EE.UU. (USGS, por sus siglas en inglés) demuestra en el trabajo que la inyección de grandes volúmenes de estas aguas residuales combinada con la extracción de salmuera del subsuelo en los pozos de gas agotados son la causa más probable de los 27 terremotos que sintió la población de Azle entre diciembre de 2013 y la primavera de 2014. Los temblores no superaron los 3,7 de magnitud máxima, la misma que tuvo el reciente movimiento de Urda en Toledo y que no causó daños.

Fallas geológicas
En la zona afectada hay identificadas dos fallas geológicas que podrían ser responsables de los temblores. Los científicos desarrollaron un complejo modelo en 3D para saber si el cambio de presiones producido por la inyección de fluidos podría ser la causa de los terremotos en una zona donde había dos pozos de inyección de aguas de desecho y más de 70 de fracking, una forma de extraer gas natural para la que hay que perforar y romper estratos rocosos de pizarra a gran profundidad en el subsuelo inyectando agua a presión mezclada con arena y sustancias químicas.
«El modelo indica que en una de las fallas se genera una diferencia de presiones», explica Matthew Hornbach, autor principal del estudio. «Cuando simulamos el funcionamiento del pozo durante 10 años con un amplio rango de parámetros, el modelo predice cambios suficientemente grandes como para desencadenar terremotos en fallas que ya tenían presiones», asegura.
En Estados Unidos, las aguas contaminadas que se generan durante el proceso de extracción de petróleo y gas se suelen inyectar en el espacio subterráneo dejado por los hidrocarburos.

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