21/04/18.- Fueron 72 años en los que la colonia Nochebuena tomó la estafeta de ser una ‘Ciudad de los Deportes’. Hoy, después de tantas historias, fue la última vez en que la calle de Indiana disfrutó de una tarde de futbol con el partido entre Cruz Azul y Morelia.
La Máquina se tomó en serio lo de la despedida y le dijo adiós a su casa con una victoria 2-0 sobre Monarcas con goles de Cauteruccio y Ángel Mena.
Fue en un partido de fase regular con el que se dijo adiós, pero para Cruz Azul y su afición fue una tarde como de campeonato.
UNA PRIMERA PARTE DIGNA
En los alrededores del estadio Azul el ambiente era inmejorable. La afición celeste agotó las entradas para su último partido de fase regular en su casa. Con cánticos y gritos era como los aficionados pedían a La Máquina despedirla como se merece. Con un triunfo.
Bajo ese impulso fue como Cruz Azul saltó al campo. Ellos sabían que lo que menos podían hacer por e l recinto que los cobijó durante 22 años era despedirlo de forma decorosa al estar tan alejados de Liguilla.
Es por ello que en los primeros siete minutos, La Máquina dejó ver que salía a ganar con un tiro de larga distancia de Madueña que se impactó en el poste, después desde el costado derecho llegó un centro que peinó Velázquez y remató Mena pero el esférico volvió a pegar en poste; finalmente, Cauteruccio lo intentó con un disparo cruzado que Sosa atajó en dos tiempos.
Los arribos de la Máquina eran reales y el gol no tardo en caer. Al 11′ Ángel Mena centró para ‘Caute’ quien remató a quemarropa frente a Sosa pero el arquero metió las manos y rebotó el balón que por la misma inercia iba con dirección a portería y el uruguayo lo empujó para confirmar el 1-0.
El mosaico de color azul y rojo en la tribuna sintió ese gol como si fuera de campeonato. La afición lo celebró como nadie. Era un poco tarde, pero la reaparición de Cauteruccio en las últimas fechas le estaba dando al público esa alegría que tanto exigía.
Por parte de la visita había pocos destellos. Roberto Hernández, entrenador de Morelia había indicado en días previos que necesitaba ver cómo funcionaba el equipo sin su goleador Raúl Ruidíaz y la realidad fue que apenas en el primer tiempo gozaron de dos latigazos de peligro.
El primero fue al 31′ con Jefferson Duque que sacudió el arco de Corona con un disparo qué pasó a centímetros del arco; después al 34′ Ángel Sepúlveda impactó un cabezazo en el poste derecho de Chuy Corona.
Antes de esas acciones, La Máquina había avisado de peligro cuando Baca recuperó en medio campo, tiró hacia el costado derecho con Rodríguez quien centró para Mena pero el ecuatoriano no llegó.
Sin embargo al 38′ le llegó premio al jugador. Walter Montoya llegó por la banda izquierda, centró para Cauteruccio quien ante la salida de Sosa decidió pasar a Mena para que empujara el balón al fondo y pusiera el 2-0. De nuevo el Azul retumbó.
Los celestes tenían el triunfo parcial en la bolsa, pero como tantas veces pasó en este estadio se debía esperar hasta el 90′ para cantar victoria. Mientras la afición seguía alentando.
LA MEJOR DESPEDIDA PARA EL AZUL
Los segundos 45 minutos siempre habían sido los de mayor suplicio para La Máquina porque o le daban la vuelta en ese lapso o en la recta final le empataban. Todo podía pasar, era algo ya muy predecible.
Así que Cruz Azul debía de entrada cuidar su ventaja porque Morelia comenzaba a llegar con Achilier, Guzmán y Lescano, pero en los intentos que hicieron Chuy estuvo atento para atajarlos.
Poco a poco Cruz Azul volvía a carburar, por nada podía dejar que Morelia los alcanzara. Al 52′ Caute recibió desde el medio campo y se llevó al lateral izquierdo de Morelia, filtró para Montoya pero el argentino no llegó para culminar.
Cruz Azul quería más y apostó por Carlos Fierro al 55′ en el lugar de Montoya y casi inmediato a su entrada el Güero condujo el balón y metió un zapatazo que Sosa atajó. Al 70′ el mismo Fierro remató un centro de Aldrete que salió por un costado.
En medio de una gran ovación por la última tarde que les había regalado salió Martin Cauteruccio y entre esos mismos aplausos entró Felipe Mora, quien haciendo dupla con Fierro metió un cabezazo que dejó el balón en las manos de Sosa al 79′.
De Morelia no se supo más. Se dejó comer por el «Olé, olé, olé cada día te quiero más. Yo soy celeste» que retumbó en cada rincón del Azul.
Hay quienes dicen que el estadio pondrá fin a su ciclo tal y como lo empezó, con un partido de fútbol americano; sin embargo, Cruz Azul y el amor de su fiel afición fue el que siempre le dio vida. Hasta hoy.
Agencias