16/09/15.- Aunque el doble sentido, el slang o caló es un fenómeno que se repite en todos los idiomas, el albur propiamente dicho, sentadito y con calma, es mexicano.
Dicen las malas lenguas, largas y babosas, que el pueblo lo utilizaba desde la conquista para burlarse de los gachupines con frases en doble sentido que no pudieran entender. Ante la opresión los indígenas optaron por desfogar su ira con ofensas e insultos disimulados. Los ensartaban y ni siquiera se daban cuenta.
Tiempos de la Revolución
Otras teorías apuntan a que el albur nació, también durante la colonia, en las minas de Pachuca, Hidalgo o dentro de las pulquerías de esta región. No se sabe con exactitud, lo cierto es que ha estado presente en los momentos más ríspidos de la historia mexicana. Durante la revolución se podían leer carteles con frases como:
En carpas y barrios
Posteriormente el albur brincó a espectáculos gracias a los actores de crítica política. Personajes cómicos como el indio, el borracho, el vago o el pachuco (Cantinflas, Resortes, Tin Tan, Palillo) se encargaron de desahogar las penas de la población. Mientras tanto, en colonias de «peladitos» siguieron dándole vuelo a esta forma de expresión.
Cultura mexicana
El albur ya es parte de la cultura mexicana, todos aplican las frases en doble sentido sin importar condición social, nivel cultural o académico. La mayoría son albures con temática sexual, otros utilizan palabras que sean similares fonéticamente para dar otro significado. No se tratan de groserías corrientes y sin gracia, es manejar el lenguaje para dominar al otro.
Agencias/El Bravo