07/01/19.- El mexicano “El Vicentillo” Zambada, hijo de Ismael “Mayo” Zambada, afirmó hoy que Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera “no es mi enemigo“, pero tampoco “un mito” como cree que pretende demostrar la defensa del acusado por narcotráfico durante su juicio en Estados Unidos.
En la última de las tres jornadas de su testimonio contra el antiguo socio de su padre y tras 14 horas de declaración ante la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York, “El Vicentillo” Zambada se despidió cordialmente de su “compadre Chapo” con un educado cabeceo, que el acusado correspondió en la que probablemente sea la última vez que ambos exlíderes del cártel de Sinaloa se vean cara a cara.
“Mi compadre Chapo no es mi enemigo”, aseveró afectado el testigo tras la acusación del abogado de la defensa, Eduardo Balarezo, de que la información que estaba aportando en el juicio lo convertía en adversario de Guzmán.
“Él sabía que testificaría (en contra) porque me declaré culpable cuando él estaba libre, con mi padre, y me comprometí a cooperar con la Fiscalía”, insistió “El Vicentillo”, que reafirmó: “No veo el futuro y no sabía que mi compadre Chapo estaría aquí. No es mi enemigo”.
El principal argumento blandido por la defensa durante las veinticinco sesiones del juicio es que “El Chapo” en realidad es un chivo expiatorio, una suerte de mito, y que Mayo Zambada -en libertad- es el verdadero líder del cártel del Sinaloa.
“El Chapo”, vestido con un traje gris oscuro y camisa y corbata en tonos azules, contempló impasible el discurrir de la sesión, tal y como viene siendo habitual durante todas las jornadas del proceso, que arrancó hace algo más de dos meses en Brooklyn.
En un interrogatorio más pausado que el del día anterior, en el que llegó a descalificar a Zambada, Balarezo quiso insistir en unas conversaciones telefónicas que “El Vicentillo”, una vez en una prisión federal de EU, mantuvo con su padre “El Mayo”.
De acuerdo con el testigo, los intercambios fueron a instancias de la agencia estadounidense de lucha contra las drogas (DEA, en sus siglas en inglés), que también controló dichas charlas en las que “El Vicentillo” pidió a su padre que se entregara.
Balarezo cuestionó también que aquellas fueran las únicas comunicaciones entre padre e hijo, remarcando el papel de mensajeros de los abogados de “El Vicentillo”, que se reunían con su padre en su escondite en la sierra del Sinaloa.
Además, en su intento por persistir en el poder de “El Mayo” Zambada frente al procesado -de quienes resaltó su gran parecido físico para tratar de sembrar la duda entre el jurado-, Balarezo mostró una serie de fotos y nombres para que “El Vicentillo” los identificara. Todos ellos, antiguos enemigos o miembros del cártel, muertos o en prisión.
Agencias