Rafael Loret de Mola
6/08/15
*Curiosas Tardanzas
*Vox Populi: Váyanse
*Suntuarios Agasajos
Fueron tres meses los que tardó la Secretaría de la Defensa Nacional en reconocer el genocidio de Tlatlaya –veintidós civiles acribillados por un destacamento militar-, acaecido el 30 de junio de 2014. Un mes más les llevó a los mandos castrenses aceptar que las víctimas no pertenecían a ninguna gavilla de secuestradores como demostraron las gráficas en donde se aprecia a niños y jovencitas ante el paredón de una bodega en San Pedro Limón, el sitio exacto de la masacre.
En la misma línea, la Defensa tardó diez meses en sustituir al coronel José Rodríguez Pérez, comandante que fue del 27 Batallón de Infantería, con sede en Iguala, durante los bárbaros acontecimientos del 26 de septiembre cuando los elementos castrenses no sólo atestiguaron los hechos de represión sino fueron a buscar a los normalistas perseguidos a los hospitales, cercanos del cuartel a menos de trescientos metros, por si acaso se había librado alguno de la tormenta de metralla. ¿Es esto sólo responsabilidad del cesado coronel o también recala la culpa en sus superiores, incluyendo al desentendido “comandante supremo”?
En la misma línea, la procuradora general de justicia, Arely Gómez González Blanco –también el gobierno tiene su “canal de las estrellas”-, promueve una indagatoria ante el cúmulo de pruebas presentadas acerca del desvío de recursos de la Secretaría de Desarrollo Social hacia el proselitismo fingiendo que sólo cumplían los programas oficiales tan “exitosos” como la parodia llamada “cruzada contra el hambre” que encabeza aún Rosario Robles Berlanga, la tránsfuga, quien optó por el cobijo del peñismo como antes lo hizo seducida por el empresario argentino Carlos Ahumada Kurtz, uno de los sucios financieros al servicio del perredismo bajo el mando de la seductora funcionaria que se negó a entregarse a Andrés Manuel López Obrador. No es especulación sino una de tantas historias sobre los romances frustrados de la clase política. Otra cosa hubiera sido…
Desde luego, la señora Robles no parece inquieta como tampoco lo están varios de sus compañeros de gabinete que, si estuviéramos en una democracia, ya habrían hecho sus maletas para marcharse al otro lado del mundo, por lo menos, si bien lo correcto sería llevarlos a juicio, sin presunciones de culpabilidad a priori pero con suficientes elementos para asegurarse el camino sin retorno desde los puestos públicos. Podría comenzarse explorando con los ex presidentes, todos ellos, para zanjar algunos de sus ominosos legados, desde el auge del narcotráfico y la violencia hasta el desplome del poder adquisitivo general para regocijo de quienes llegan a México con mentalidad de conquistadores seguros de hallar en nuestro suelo a una manada de tontos dispuestos a vender el oro (negro) a cambio de pedrería de colores. Y no son pocos quienes se tragan el anzuelo.
Por su parte, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien debió ser cesado al igual que la procuradora Arely Gómez González Blanco luego de la grotesca fuga de “El Chapo”, anuncia pomposamente, con retraso de dos años, que la reforma educativa habrá de cumplirse sin estados de excepción –esto es considerando a Oaxaca, Chiapas y otras entidades en donde la rebeldía magisterial rebasa, por mucho, la idea de que se niegan a ser evaluados-, cuando nunca fue capaz de dialogar, mucho menos Emilio Chuayffet, “la daga” –no podemos decir “el puñal” porque los magistrados y ministros de la corte elevarían sus faldones para salir corriendo enajenados, presos de un terrible sacudimiento hormonal sin el menor respeto por la libertad de expresión-, sobre el tema coyuntural: el abandono de las escuelas, las escasas inversiones para dotar de higiene mínima a las aulas y la urgencia de reubicación de plazas de acuerdo a las entidades en donde se vive. No son los mentores, desde luego, el punto de inflexión de la incómoda posición de rebeldía que el mal gobierno ha convertido en manifestaciones consideradas subversivas. La manipulación colectiva jamás alcanzó semejantes cotas.
La celeridad se observa en los renglones opuestos, en los que favorecen a los criminales. En apenas seis semanas, por ejemplo, los custodios de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo” así como el director técnico de la prisión de “alta seguridad del Altiplano” –conocida en principio como la de Almoloya de Juárez, infamando al Benemérito en las cercanías de la población del mismo nombre-, Librado Carmona García –con tal nombre de pila, ¿qué se podría esperar en cuanto a los librados de las rejas?-, fueron acusados, confinados… y exonerados por no haber, de acuerdo al juzgado decimoprimero de distrito de amparo en materia penal, elementos suficientes para consignarlos. Esto es: el túnel de un kilómetro y medio desde la celda del famoso “capo” hasta una casa maltrecha y aislada, a la vista de cualquier guardia con visión mediana, no es un indicativo de la responsabilidad de los personajes quienes, claro, gozan ahora de libertad… y acaso de los muchos millones repartidos entre ellos por el jefe de la mafia, tan celosamente cuidado por el gobierno de calderón, el cual protegió y evitó confrontaciones con el personaje, y al que tanto teme enrique peña desde que Guzmán Loera le amenazó de muerte en mayo de 2008 tras un fallido operativo para capturar a su entonces brazo derecho, Ignacio Coronel Villarreal, en los aledaños del palenque de Metepec, en donde los árboles de la vida se fusionaron con los de la muerte. Como en la Huasteca en los tiempos del cacique Gonzalo N. Santos.
También en el ámbito internacional hay “retrasos” oportunos siguiendo la senda de las telarañas. Cuando se anunció la muerte de Mullah Omar, por cuya captura se ofrecían diez millones de dólares –más del doble de lo que se cotiza la recompensa de Guzmán Loera-, ya habían transcurrido dos años y cuatro meses del hecho. Así, el anuncio del gobierno de Afganistán intenta quitarse la presión de la mayor potencia militar del mundo aun cuando, claro, se trate de quien reemplazo en el mando de los talibanes a Osama bin Laden desde la muerte de éste el 2 de mayo de 2011.
Es curioso porque, en ese momento, tras la caída de Bin Laden, se señaló a “El Chapo” como el criminal más buscado en el mundo y ni así reaccionó el gobierno calderonista que, en ese momento, perseguía a los capos y otras filiaciones, pero evitaba moverse en busca de los señores de la conocida “Confederación de Sinaloa”, la entidad en la que el gobernador “aliancista”, Mario López Valdés, conocido con el nombre de su ferretería, Malova, no observa ni siquiera a quienes, a un costado del Palacio de Gobierno en Culiacán, consolidan el mercado negro de dólares para convertir el dinero sucio en limpio mientras siguen exportándose sicarios desde esta región profundamente contaminada por la colusión política y los vergonzosos alardes de los narcos intocables.