Desafío

Rafael Loret de Mola

29/07/15

*Revancha Subversiva
*Los Patrocinadores
*Cornadas sin Dolor

La Secretaría de la Defensa Nacional, cuyo actual titular es Salvador Cienfuegos Zepeda –nombre de guerrillero y nacido en la ciudad de México en 1948, lo que suma sesenta y cinco años a su existencia-, cuenta con registro de, al menos, cien organizaciones armadas a lo largo de veintidós entidades del país. Ello explica el éxito del contrabando de armas sin que el principal concesionario para las ventas de la misma, sea al ejército o de modo clandestino, Jaime Camil Garza, sea siquiera investigado; al contrario, es uno de los “intocables” –que para el tuerto señor peña no existen-, dentro de una larga lista de multimillonarios con gusto por verle las caras de tarugos a los mexicanos.
Los miembros de la sociedad oaxaqueña, tan afrentada por los constantes atentados contra el patrimonio urbano de la verde y antigua Antequera, la capital de la entidad, amén de los desmanes cometidos en las distintas regiones que integran esta singular porción de la patria, conocen a perfección quiénes son los llamados a la cooptación para ser partes de las manifestaciones callejeras… allí mismo y en el Distrito Federal. Es una suerte de “industria” a cambio de la ausencia de empleos y de la parálisis de un gobierno, bajo la titularidad de Gabino Cué Monteagudo, aliancista, incapaz siquiera de asegurar una sana negociación para evitar desplazamientos masivos con fines perturbadores. Todos allí saben que, incluso, les provee de fondos a cuantos le presionan con alterar el orden y optan por sumarse a las marchas en el centro neurálgico de la República o en cualquier otra parte en donde se requiera bloquear carreteras, cerrar calles, sitiar comercios y un largo etcétera incluyendo los cierres de los pasos fronterizos, uno de los proyectos de mayor riesgo que podría estar en la agenda de la difamada Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. (Dicho esto, sin negar las tropelías de los dirigentes).
Todo lo anterior, sin menoscabo de la resistencia de la CNTE, capaz de profanar el Monumento a la Revolución, impedir el paso al Museo emblemático de aquella lucha armada –donde los souvenirs que más se venden son los de Porfirio Díaz Mori en tremenda paradoja-, y apostarse a las puertas de los recintos que guardan, en cada pilar, los restos de quienes están bendecidos por la heroicidad histórica si bien ésta no será completa ni legítima hasta que no exista voluntad de una revisión justa y ordenada de aquella epopeya ara evitar que descansen, uno frente al otro, el asesino y la víctima. El único que se salva es el gran Emiliano Zapata, el más puro, cuyo nicho se encuentra al pie de un monumento en Cuautla, Morelos; de no ser por ello, reposaría frente al posible autor intelectual de su asesinato, Álvaro Obregón Salido, el hombre fuerte entonces aunque todavía gobernaba al país Adolfo de la Huerta Marcor en 1919 y el primero comenzara su trayecto presidencial un año después.
Por la facilidad con la que se arman los grupos en rebeldía y los delincuentes, claro, es evidente que a los Estados Unidos y su gobierno les conviene mantener a su vecino del sur en una rebatiña de pasiones encontradas, sectarias, y por desgracia irreversibles. Lo observamos en la izquierda, tan fraccionada, en donde, por ejemplo, ni siquiera es posible ponerse de acuerdo sobre una sola propuesta de reforma energética, atesorando el patrimonio de los mexicanos y blindándolo, únicamente a causa del mesianismo de Andrés Manuel López Obrador que desdeña cuanto no tenga su visto bueno inicial. No tengo duda que el proyecto al respecto del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, bastante más congruente a lo largo de su carrera política, es muy superior al que presentaron los incondicionales lópezobradoristas, ya integrados personajes de la antigua mafia, tan fustigada verbalmente por el tabasqueño, como bartlett –minúsculas- y salazar mendiguchía, ambos represores en extremo en sus respectivos feudos de influencia. ¿Tienen autoridad moral para encabezar el movimiento vindicatorio?
Es obvio, sí, que nada se hubiera perdido, al contrario, si en un gesto de humildad –lejana en quien se cree redentor por antonomasia-, Andrés Manuel reconociera el trabajo de Cárdenas Solórzano con la ecuanimidad necesaria y sin caer en radicalismos odiosos; la diferencia entre una y otra es la ponderación y la determinación del hijo del Tata es que es necesario reforzar a la industria del petróleo sin llegar a los extremos de venderla, paso a paso, a los grandes consorcios del exterior, específicamente los estadounidenses. Recuérdese que, en 1938, el general Lázaro Cárdenas del Río, expropió los pozos a las empresas inglesas que mantenían fueros sobre nuestro subsuelo y no admitió soborno alguno, ahora tan de moda, dando con ello viabilidad a la soberanía del país. Ahora, son los norteamericanos quienes presionan y asfixian a cambio de cierta tolerancia sobre los malos resultados de la lucha contra el narcotráfico. Esta es la trampa.
No es un secreto, a mí me lo confirmó el respetable general Tomás Ángeles Dauahare –el miércoles 16 de octubre de 2013 tuve el honor de entregarle un “Pergamino de Oro” al mérito civil y militar, luego de recibir el mío por mis aportaciones periodísticas, como una compensación acaso a su injusta reclusión de once meses entre mayo de 2012 y abril de 2013-, que son los propios miembros de la DEA, en combinación con la Border Patrol y los aduaneros, quienes fijan las horas y los sitios por donde podrán introducirse los cargamentos con drogas; ni un solo gramo han disminuido las “exportaciones” de cocaína, marihuana, opio y amapola, tras un reguero d sangre que continúa al ritmo de mil ejecuciones por mes. ¿No es necesario, señor Peña Nieto, indagar al respecto?¿O seguirá permitiendo el engaño mayor, con el dedo militar entre la boca?
De lo anterior deriva el verdadero riesgo de la pretendida “desobediencia civil”, que posiblemente sea anunciada por la dirigencia de izquierda en trance de apoyar igualmente al PARO NACIONAL convocado para el 14 de octubre, mientras se suman puntos a la creciente ingobernabilidad de la nación y la consiguiente apuesta a favor del “estado fallido” que posibilitaría el pretexto faltante para implementar, desde las potencias del norte y de Europa, con el Cuarto Reich de Ángela Merkel a la cabeza, una invasión silenciosa a México, sin necesidad de abrir fuego contra nuestras contaminadas fuerzas armadas, para imponernos normas ad hoc con los intereses de nuestros “socios” de arriba y de cuantos quieren, allende el océano, entrar con fuerza a la repartición de nuestros enormes reservas de crudo y otros recursos naturales.
Si se trata de velar por México, es necesario, primero, hacernos esta reflexión: la conquista empieza, en la era moderna, a través del desplazamiento de nuestra cultura y la asimilación de las modas anglosajonas. Es, acaso, la respuesta poco analizada contra la paulatina crecida de la población hispano parlante en los Estados Unidos, una minoría cada vez más influyente y definitoria en cuanto a los comicios y las decisiones a tomar. Como se dice con frecuencia: se habían tardado en la Casa Blanca en darse cuenta de ello; y ahora, la respuesta es el avasallamiento sin contemplaciones de ningún género, incluso mediando el engaño popular al más alto de sus niveles.
Estoy seguro, segurísimo, que ni siquiera López Obrador –de quien, pese a todo, me consta su patriotismo-, se ha percatado de ello; y tal hace más peligrosa la coyuntura.

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