Desafío

Rafael Loret de Mola

24/07/15

*Pensiones o Prisiones
*Desapariciones Burdas
*Tarjetas Fraudulentas

Los gobernadores que están por salir, unidos con el presidente de esta República tantas veces burlada, tendrán el dilema de enfrentarse a una pensión no tan amplia como sus ambiciones o las prisiones hacia donde llegarán, sin remedio, luego de las intervenciones de Interpol ante la inutilidad de las policías nacionales, listas solamente para las vejaciones a la ciudadanía habituales. En ninguna otra parte del mundo las corporaciones destinadas al orden público están más desprestigiadas que en México. Tanto, que las guías de turismo, en varios idiomas, alertan sobre el fenómeno. Una vergüenza.
Los negocios inmobiliarios de los mandatarios de Jalisco y Nuevo León, quienes se protegen detrás de sus progenitores en una tremenda cadena gregaria de corrupción, rebasan cualquier cálculo razonable sobre la indebida acumulación de recursos y exhiben, por sí, una tendencia evidente a saquear las arcas de sus estados para pretender cubrirse las espaldas. Los dos son priístas pero tales filiaciones ya no son, ni mucho menos, un signo de exclusividad sobre el trazo amoral de sus gestiones. Por ejemplo, hace unos días, se recapturó al ex gobernador de Aguascalientes, Luis Armando Reynoso Femat, por uno de tantos peculados que le hacen crecer la cola, pero le bastó con pagar una fianza millonaria para retornar a la condición de libertad condicional a la que poco caso ha hecho tras dos excarcelaciones; es el campeón de ellos a la par con “El Chapo” Guzmán aunque, claro, mediante métodos distintos. Al célebre capo, desde luego, no podría dejársele salir con el aval de la falsa y selectiva “justicia mexicana”; al ex mandatario hidrocálido, en cambio, le viene bien el sistema de jueces venales al servicio de la clase política que nunca fue capaz de indagar a dos de los principales pilares de las redes del vicio: Carlos Hank González y víctor cervera pacheco, extintos ambos si bien en circunstancias distintas: el primero, glamuroso, en su rancho Don Catarino, allá en Santiago Tianquistenco, y el segundo en su residencia de Mérida, en Itzimná, como efecto de la imposibilidad de asimilar el bofetón ciudadano que le privó de ganar la alcaldía de Mérida luego de violar la Constitución, a su antojo, permaneciendo diez años en la gubernatura sin confrontar elecciones, salvo una fraudulenta. La podredumbre en sus más altos decibeles.
Hace años, en febrero de 1998, vicente fox me reclamó una sentencia con motivo de la presentación de mi libro “El Gran Simulador”, bajo los auspicios aún de lo que fue Grijalbo. Dije lo siguiente:
“El narcotráfico se ha extendido a las primeras familias del país, que ha contado y cuentan con un miembro dentro de la red, y a los gobernadores que disimulan pero transan blindajes hacia el futuro”.
El señor fox se removió en su sitio y con una mirada profunda susurró en voz suficientemente audible para el auditorio que no lo recibió bien:
–No todos, Rafael, no todos ¿eh?
La carcajada fue monumental y unánime dentro del auditorio en donde, por supuesto, rebosaban hasta los pasillos en espera de los representantes del PRD quienes me desairaron a pesar de mi insistencia: habían prometido asistir el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, entonces en funciones de jefe de gobierno, el presidente del PRD, Andrés Manuel López Obrador –quien busco excusas hasta debajo de la alfombra-, y hasta Porfirio Muñoz Ledo, en ese momento en gestiones de senador, cuyo pretexto jamás olvidaré:
–Ojalá me entiendas: en mi calidad de presidente de la mesa directiva del Senado no puedo comparecer para presentar un libro en donde se señala al presidente, ernesto zedillo, como un simulador.
–Se equivoca, Porfirio: le tildo de “gran simulador”, es decir en su “advocación” magna.
Me quedé pensando que él fue quien, en septiembre de 1988, tras los comicios fraudulentos que cerraron el paso del ingeniero Cárdenas a la Primera Magistratura, interpeló a un empequeñecido miguel de la madrid, con su célebre alocución que jamás pudo terminar:
–Con todo respeto, señor presidente…
Y no pudo pasar de allí. Por cierto, tiempo después, el ex presidente de la madrid me confesó que contaba ya con un foro alterno, en el Palacio Nacional, para el caso de que la oposición de izquierda no le dejara terminar su último informe de gobierno. No fue necesario: los distinguidos miembros del entonces Frente Democrático Nacional, antecedente del PRD que se fundaría en febrero de 1989, decidieron marcharse del “sagrado” recinto en medio de insultos y patadas, una de ellas por parte del “muy decente” Roberto Madrazo Pintado quien se la tiró al propio Muñoz Ledo en una rebatiña muy propia de las carnestolendas. Y todavía faltaba lo mejor: la presencia de Fidel Castro en la asunción de carlos salinas, tres meses después, dejó a las izquierdas sin bandera a pesar del evidente ultraje electoral. Una jugada de Castro para llevarse su dosis de petróleo fue superior a la exigencia de revocar unas elecciones en las que sólo se contó la mitad de las casillas. De antología.
Con disidencias así el gobierno puede actuar a sus anchas, como lo han hecho la mayor parte de los gobernadores, o quizá todos con alguna excepción. Primero se cubren con los respaldos de las mafias y luego extienden tal protección a la cabeza del Ejecutivo federal quien llegó de Francia con manos llenas de compromisos favorables a los anfitriones europeos –incluyendo la compra de cincuenta helicópteros de combate en vez de vagones para el Metro por ejemplo-, y con un matrimonio en crisis evidenciado ante las cámaras del mundo.
Ahora que lo pienso bien, el divorcio sería una magnífica salida para que la ambiciosa Angélica Rivera, muy bien pagada por su papel de “primera dama” –lo revelo en “Empeñados” a punto de ver la luz pública-, conservara, sin necesidad de explicaciones, sus residencias de Las Lomas, la Casa Blanca entre ellas y otra más adjunta, para disfrutar cuanto ganó por los riesgos de acompañar al miserable de peña nieto en sus periplos por el mundo, con la libertad suficiente para recorrer lo suyo, los antros entrañables, en Australia, China, España, Gran Bretaña y Francia, a lo largo de doce meses en los que su consorte perdió no sólo toda autoridad moral sino su legitimidad política, rechazado por casi nueve de cada diez mexicanos. Sólo esto debería bastar, en una nación democrática, para sellar la gestión del mandatario y convertirlo en rastrojo de la historia.
Basta enunciar estas historias para explicar y justificar el hecho de sumarse, como lo he hecho, a la convocatoria en pro de un PARO NACIONAL, el próximo 14 de octubre. ¿Por qué esa fecha? Para que el simbolismo la haga suya como el día en el cual la ciudadanía ejerció su soberanía y puso los puntos sobre las íes. Además, claro, con el propósito de que en las semanas por venir se amplíe la cobertura y llegue el mensaje hasta el más alejado de los mexicanos. Es nuestra hora, no la dejemos pasar.
Tenemos el derecho a pronunciarnos. En distintas naciones –recuérdese a la India de Ghandi-, los paros generales son síntomas definitorios de las causas de la ciudadanía ante los malos gobiernos. Son incluso avisos de que se ha llegado al límite, como ahora, y es necesario poner un hasta aquí con una sucesión presidencial fuera de las reglas del sistema que protegen a la clase política. De allí la importancia de que sean todos quienes participen, actuando con conciencia y con libertad, para llegar a una salida digna a una crisis que no resolverá ya la permanencia inútil del enfermo peña nieto.
Es el hoy y el mañana lo que están en juego. #Cerocobardía.

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