Rafael Loret de Mola
23/07/15
*Despertar Peligroso
*De las “Garrapatas”
*Inversiones “Sucias”
Cuidado. Estamos ante un fenómeno difícil de describir y la insensibilidad gubernamental es tanta que ni siquiera lo percibe; quizá esto sea el peligro mayor, precisamente la negligencia pública y la incapacidad de la clase en el poder para entender su entorno. También ello es signo evidente de un ruptura generacional y política: el empeño del peñismo en negar evidencias y la audacia de la sociedad que exige un cambio radical, incluso de sistema, para interrumpir la secuencia corruptora que nadie desea para las nuevas generaciones.
Desde hace varios meses la crispación es patente. Casi nueve de cada diez mexicanos no concuerda y repele a la administración federal actual; pese a ello, el señor peña nieto ni siquiera se toma el tiempo necesario para analizar las causas del rechazo y tratar de enmendarlas sino que, según todas las apariencias, arroja más leña al fuego y la llama de la insurrección interior sube hasta niveles cercanos a la ruptura de la paz pública. Y ni así entiende, acaso agobiado por la enfermedad que le ciega al grado de no guardar ya las mínimas reglas de protocolo y hacer públicas sus desavenencias con su mujer, Angélica “La Gaviota” quien, en respuesta, se acercó de más al siempre avispado y jugador de manos, Francois Hollande, presidente de Francia, hace poco más de una semana.
Han sido notorios los desaires entre la pareja presidencial. Ella rechaza la cortesía de ser llevada del brazo y, enseguida, él jala el suyo para evitar el roce de las manos de ella en plena eclosión de caprichos con sello infantil y que, sin duda, quitan tiempo y concentración sobre sus funciones u discursos al mandatario y presencia y elegancia a la dama enfuruñada. Ya se habla de la posibilidad de un divorcio… y buena parte de los mexicanos han expresado que sea igualmente ocasión para un fin de ciclo con el retiro del señor peña de la residencia de Los Pinos. No es posible aguantar más.
Propuesto un PARO NACIONAL para el 14 de octubre, dos días después de la efeméride de la Raza que los españoles burlones consideran su fiesta nacional, la de la “hispanidad”, como si del genocidio brutal pudiera brotar alguna victoria moral, las redes sociales se inundan de mensajes de toda índole si bien predominan cuantos aceptan sumarse al hecho sobre los de quienes, timoratos o cobardes, asumen los daños económicos intolerables. ¿Desde cuándo el dinero es superior a la dignidad y la libertad? Sólo en la mente de los neofascistas puede darse esta deformación mental y no ante los mexicanos quienes, en sociedad, bien sabemos que del capital no vivimos sino lo hacemos con el calor familiar y la flama de nuestro nacionalismo, dos elementos sustantivos que afloran en los momentos de mayor depresión. El dinero viene después y siempre lo habrá cuando la entrega al trabajo fructifica aunque otros ganen más por los esfuerzos de sus obreros. Pensemos en los mineros y en los albañiles, entre tantos, supervivientes en condiciones infrahumanas.
En este punto nacen las hondas diferencias de clase, con diversas posiciones para observar y asimilar la vida. No nos entienden quienes consideran que sólo el capital es signo de bonanza personal y realización personales. La mayoría de los mexicanos desea sacudirse a los zánganos, al estilo de los Borbones hispanos con sangre mexicana, cuyas fortunas se han labrado a costa de corromperse –obsérvese a emilio gamboa y a su cachorro Pablito en ruta de ser diputado federal-, durante muchos años como suripantas permanentes del erario, o incluso de servir como puentes entre las figuras relevantes del sistema y las mafias dominantes para, por ejemplo, prohijar la fuga del “más buscado”, Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”.
Toda una cadena de inmundicias que rompe con el circuito de la dignidad. De allí la peligrosidad que entraña el nuevo despertar cívico que, por su propio impulso, convoca a un PARO NACIONAL con el propósito de agotar las vías pacíficas por el afán de exigir un cambio de gobierno y la llegada al poder de un ciudadano digno, ajeno a los partidos hundidos en sus propias ambiciones escatológicas, y suficientemente capaz de llevar al lado a millones de sus compatriotas en el entendido que mandatario es quien obedece y no aquel que manda subirse a su flamante avión a cuatrocientos inútiles para su periplo por Francia, desfile incluido, nuevamente en un momento de crisis severa ce credibilidad.
La licencia definitiva de peña es un imperativo insondable e ineludible. No tiene legitimidad alguna para pretender representar a “todos los mexicanos” –como rezan los cánones de la oratoria demagógica- cuando el 85 por ciento de los mismos, cuando menos, ha expresado de manera fehaciente su rechazo a este régimen y a cuanto deviene de él. Para colmo, la torpeza es tanta que no se analizan siquiera los números electorales recientes que señalan que sólo doce entre cien sufragantes expresaron su respaldo al PRI cuyo “voto duro” se desplomó de manera por demás dramática aunque en algunas entidades las fuerzas se equipararan, sea por los candidatos propuestos o por las derramas millonarias como en el triste caso de Pablo Gamboa Miner quien no tuvo límites –sin que sea investigado por el INE-, para “comprar” a sus simpatizantes como quien acude a buscar un juguete en los almacenes de moda. Pobrecito… porque sufrirá, sin remedio, las consecuencias.
El hecho de fondo es que la inmensa mayoría de los mexicanos –basta, para corroborarlo, preguntar a través del día y en distintos sitios a quienes se atraviesen con nosotros-, repudia al señor peña porque ya no es digno de representar a los mexicanos ni siquiera guardando las formas elementales, esto es respecto a su mujer bravucona, para mantener una imagen positiva de la buena educación… pero no la tienen.
Insisto, el PARO NACIONAL será una última, definitiva llamada. Entiéndase por eso que después sólo quedaran caminos indeseables ante nosotros, rutas que creímos alejadas en este tercer milenio y que vuelven a surgir como si salieran de los postes de una estación de ferrocarril lo mismo que en el mundo del maguito Potter. Esto es, una visión virtual en un presente abrumador y muy cruel para quienes menos tienen y no podrán soportar las medidas de salud impuestas por la insensibilidad… de un enfermo que se trata en el Hospital Central Militar y que no tiene problemas para cubrir sus días de internación. Quizá su dolor quiere transmitirlo a los demás: si yo estoy mal, ¡qué lo estén también todos mis gobernados! Esto es como los cuentos de brujas y demonios capaces de convertir a la humanidad en una legión de parásitos a su servicio. Como no lo queremos, hemos acudido a diversas vías –la de la denuncia, primero-, para hacer ver a la clase política actual que su ciclo se acaba por las buenas o… por las malas. Hay millones de ciudadanos que están dispuestos a dar un paso atrás.