Opinión


Desafío


*Oleadas de Horror
*zedillo, Cómplice

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4/01/2019 – Hace cinco años comenté que, ante la oleada terrorista iniciada en Francia contra la redacción de un semanario satírico “Charlie Hebdo”, con un sangriento saldo de trece muertos incluyendo a un trabajador recién contratado a quien se excluye de la lista funesta, nuestras autoridades no habían tomado la debidas medidas de emergencia para prevenir una incursión de los grupos radicales que, es obvio, tienen como blanco algunas ciudades de los Estados Unidos, no sólo Nueva York sino también la capital de la poderosa nación. Podría parecer exagerado y hasta se presumiría que tal extendería la psicosis colectiva pero tratándose de un fenómeno de alto riesgo tales criterios son absolutamente banales.
De hecho, en México se ha instalado ya el terrorismo desde hace algunos años. Si tal denominación se da a quienes siembran el terror contra la ciudadanía indefensa bien cabe el mismo para calificar a cuantos, por ejemplo, aterraron a Morelia la noche trágica del 15 de septiembre de 2008, cuando comenzó de hecho la escalada de violencia bajo el calderonismo con ocho víctimas mortales a las que ya ni siquiera se cuenta dentro de los más casi cien mil asesinados, por causa de la guerra entre mafias, durante el mencionado régimen. Y lo mismo puede expresarse de los grupos con capacidad para extender sus territorios obligando a los pobladores en estado de indefensión a refugiarse en sus casas o morir en las calles… a la vista de destacamentos militares que voltean hacia otros lados. En Iguala y Cocula, por ejemplo, porque en San Pedro Limón, Tlatlaya, fueron protagonistas directos.
Y sigue la exaltación de la negligencia pública. Se observan en los mensajes televisivos cargados con el elemento más demagógico que puede exponerse: manipular la crispación o tratar de llevarla por el camino del continuismo como manera de frenar los horrores sembrados por intereses lejanos a través de personajes radicales capaces de encender hogueras; en este último caso colocamos, claro, a Andrés López Obrador, el único con posibilidad de convocar a multitudes aun cuando él no sea objetivo al evitar la autocensura y asumir sus propias responsabilidades en los sucesos dramáticos. Ahora, tras las muerte de los Moreno Valle, no deben perderse los hilos conductores que asfixian a la clase política y modifican el perfil histórico del país. Casi todos tienen las manos sucias.
Es así como los protagonistas de la clase política, oficial y opositora, extienden, a su manera, el terror y caen en la clasificación expresada aun cuando escondan los radicalismos tras las bambalinas de la partidocracia. No sólo eso: al encubrir crímenes y explosiones sociales, con la réplica incesante de las mismas, posibilitan el ámbito perfecto para el camuflaje de los fundamentalistas cuyo ingreso a nuestro país no ha sido, de modo alguno, controlado. 

La Anécdota
Durante varios lustros se ocultó el hecho, por ejemplo, de la llegada de miembros de alto grado del grupo terrorista vasco ETA; y fueron múltiples las reclamaciones del gobierno español, experto en darse golpes de pecho bajo los palios de la dictadura que se extienden a la monarquía infecta, y las consiguientes negativas del gobierno mexicano al respecto.
Todo ello hasta que ernesto zedillo, el gran simulador, tuvo urgencia de proyectar una suerte de Tratado de Libre Comercio con Europa porque el norteamericano comenzaba a asfixiarnos e inmovilizaba cualquier acción de gobierno; y pese a que el doctor “zeta” era francamente pro-yanqui también sabía leer las reglas de la economía, basadas muchas de ellas en los dobles juegos y en las rutinarias complicidades, y bien sabía que sería más útil a los dominantes vecinos si México igualmente ofrecía más… con la intención acaso de ir hipotecando al viejo continente y al “euro” en crecida, esto es como cerrando un círculo.

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