Opinión
Desafío
*Nuestras Carcajadas
*La Oscuridad del PAN
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29/10/2018 – Es de carcajada. Los señores fox, sobre todo él durante su campaña, asumieron que encabezarían un cambio estructural y no hicieron otra cosa que proclamar el continuismo arguyendo ignorancia sobre los avances logrados por el zedillismo, la era de la mayor simulación de cuantas recordemos, y elevado al señor ernesto a la posición de adalid de la democracia por haber prohijado, con sus acciones empobrecedoras, el clamor contra el estado de cosas y luego procediendo con los consejos de la Casa Blanca para llevar adelante una transición sin sobresaltos; y esto, como sabemos, fue su mayor aportación.
Y, desde entonces, el continuismo, antítesis del cambio, se convirtió en el único proyecto de una derecha cortada a la medida del sistema, esto es del engendro priista que impide las transformaciones sociales y decide cuanto le viene en gana contrariando, de esta manera y muchas otras, la soberanía popular. Esto es, aunque se nieguen a aceptarlo, la clase política le ha dado a los mexicanos un golpe de Estado técnico con innumerables consecuencias, entre ellas la fusión ignominiosa de dos males que han carcomido a la estructura política nacional: el presidencialismo, mal antiguo, y la partidocracia, desenlace de la fútil pluralidad pretendida para fines de exhibición con vista hacia el exterior; por dentro bien sabemos que extender el número de curules y escaños en el Congreso sólo ha servido para vulgares acuerdos de las dirigencias con sabor profundo a chantajes.
Por todo ello es inadmisible que el señor peña nieto insista en lavarse las manos, diciendo que sus cifras son halagüeñas, encumbrado ya como el peor mandatario de la posrevolución acaso sólo detrás del “chacal” victoriano huerta márquez, si bien éste alcohólico célebre sólo duró poco más de un año en el ejercicio del poder –con invasión estadounidense de por medio-, lo que extiende el efecto dañino de la administración federal a punto de terminar, insensible y penosamente antinacionalista.
¿Unidad para alcanzar el cambio, como dijo alguna vez enrique? Tenemos a una nación brutalmente lastimada por la reiteración de las ofertas incumplidas y la irreverencia contra un colectivo mancillado por la demagogia, siempre al alza, que pretende hacernos creer, una vez más, en la solidez nacional para “concretar los cambios” cuando ya está el señor peña por terminar su deplorable sexenio y no es capaz de demostrar resultado alguno salvo la cada vez mayor descomposición del tejido social y político. Su política bamboleante con la caravana de migrantes es otra guinda a su pastel podrido.
Sobre este punto no hay engaño. Están a la vista sus derrapes y sus reacciones viscerales que nos han llevado al abismo de un triunvirato oculto –Cienfuegos, Videgaray y Osorio-, asido al presidencialismo autoritario pero con el mandatario rehén de quienes lo resuelven todo a sus espaldas mientras el personaje central camina como los caballos de los picadores: con los ojos vendados ante el peligro para no huir de ellos. Cada vez se mueve menos y habla de más, sin considerar que la sociedad toma sus palabras en sentido contrario, incluyendo los pomposos anuncios de sus obras magnas, como el escandaloso proyecto para el aeropuerto capitalino tazado en casi doscientos mil millones de pesos y cuyo avance apenas es del veinte por ciento en más de un año de dimes y diretes; eso sí, las comisiones ya fueron dadas por adelantado y llegaron a las manos cómplices.
La Anécdota
Durante la larga oscuridad panista, extendida a doce años desde el 2000, los gobernadores de extracción priista, entonces la mayoría de los treinta y uno sin considerar al jefe de gobierno del Distrito Federal –perredista desee 1997-, se sentían muy a gusto porque hasta se daban el lujo de darle la espalda al presidente de la República, como en el caso, sobre todo, de calderón y sus colaboradores. En alguna ocasión le pregunté a Humberto Moreira Valdés, el primero en visualizar un cacicazgo de hermanos enfrentado a las normas morales y políticas contra el nepotismo y famoso por sus revires al señor calderón a quien dejaba con la boca abierta solicitando, a gritos, su presencia, si actuaría de la misma manera si el mandatario federal fuera priista como él; y me respondió, seguro:
–No, eso sería otra cosa. Y fíjate esta posibilidad constituye un riesgo para los gobernadores: el retorno del PRI a la Presidencia –que llegaría en diciembre de 2012-, nos obligaría a retornar al antiguo esquema de la disciplina con todas sus consecuencias. Con la CONAGO –Conferencia Nacional de Gobernadores-, servimos de contrapeso –a falta de una oposición seria en el Congreso-, y podemos defender mejor a nuestras entidades. (Obviamente pretendió hablar de los gobiernos regionales que actuaban a sus anchas… y lo siguen haciendo por la vía de las complicidades con el gobierno central y los favoritos del señor peña o con él mismo).
Por eso pareciera entonces que los gobernadores son pequeños presidentes a quienes no se puede tocar; y ahora la oscuridad les rodea y acusa. Ni perdón ni olvido, presidente electo.