Desafío

Rafael Loret de Mola

23/06/15

*Síndromes Gregarios
*Justicia a los Bebés
*¡Levanten las Manos!

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Hablé, hace algún tiempo, del síndrome “Hillary” que era una especie de mutación de otro, argentino, “Evita” mismo que habría de convertirse, al paso de los años, en “Isabelita” y “Cristinita”. En “Santa Evita” –una novela extraordinaria de Tomás Eloy Martínez que me hizo comprender no sólo a la protagonista sino a sus contemporáneos también-, se inspiró nuestra martita sahagún jiménez, la de las “muchas faldas” según precisa definición de su marido, para romper el cerco y lanzarse de bruces a la Presidencia sin red que le apoyara para amortiguar su solemne caída. La dirigencia del PAN, entonces encabezada por el hoy ex panista Manuel Espino Barrientos, hizo lo posible por cerrarle las puertas y la publicación de sus orígenes e intenciones –“Marta”, Océano, 2003-, disipó cualquier intención al respecto. Siquiera que, por eso, me den algún crédito.
Hay quienes quisieran que las historias de México y Estados Unidos fueran paralelas e incluso las denominaciones nacionales que, en nuestro país, proclaman el sentido federal atrapado en un centralismo que no cede. Oficialmente el nombre de nuestra patria es Estados Unidos Mexicanos cuando debiera ser sólo México, tal y como propuso calderón en uno de esos días de inspiración bucólica o bacólica que no fueron pocos durante su periodo presidencial.
Quizá por ello, la clase política de nuestro país sigue muy atenta las veleidades de quienes ya se han lanzado en busca de habitar la Casa Blanca –la de Washington y no la de Las Lomas porque lo segundo sería una proyección en alas de gaviota-, precisamente una mujer y un hombre. O un hombre y una mujer para seguir la saga de aquellas películas de los setenta de impregnada cursilería que nos hacía suspirar. Ahora somos más decentes y en la igualdad rampante de géneros colocamos siempre primero a las damas. Cómo debió ser siempre o cuando se creía que no iban a proponerse, en tiempos remotos, como candidatas presidenciales aun cuando las “reinas” de otros tiempos llegaron a ser las cumbres de las monarquías europeas –Elizabeth, Victoria-, y algunas inmensas mujeres removieron la historia de sus naciones: Indira Ghandi o Aung San Suu Kyi, la valiente heroína de Birmania. Y muchas otras también.
A diferencia de los tiempos actuales, la birmana Suu Kyi dejó a su marido en Inglaterra –aunque éste fue varias veces a visitarle y promoviera la concesión del premio Nobel de la Paz 1991 para ella-, para entregarle su tiempo y vida a la lucha por la angustiante emancipación de su pueblo y el fin de los gorilas usurpadores que mataron salvaje e ignominiosamente a su padre quien tuvo, hasta el final de su vida, ideales democráticos arrancados de raíz por una soldadesca de bárbaros.
En fin, santificándose antes de tiempo, Hillary, la esposa traicionada por las infidelidades de su marido, el presidente Bill Clinton, ya anunció su deseo de volver a la residencia oficial de la avenida Pensilvania pero ya no en el papel de ama de casa sino con la oficina oval a su servicio y su consorte tocando el saxofón en Nueva York. Será la segunda ocasión que lo intente porque hace ocho años fue precandidata demócrata y no pudo superar al fenómeno del senador de color, Barack Obama, ni la posibilidad de una permanencia familiar luego de ocho años de mandato de su marido seductor. Pasado dos periodos unidos en uno solo, cree haber vencido la mala energía de la reelección simulada.
Por el otro lado, el de los republicanos, Jeb Bush, conocido por sus peripecias como gobernador de Florida, entre ellas el manoseo de votos al estilo del PRI para hacer caer a Al Gore de su pedestal ecologista, en beneficio de su hermano George, afamado por ser el mandatario más dormilón e impertinente de la era moderna en los Estados Unidos… de América, naturalmente.
Tenemos entonces en la palestra a la señora Clinton, ex primera dama, por los demócratas; y a Jeb, el hermano menor de George Junior e hijo igualmente de George Sinior, sendos ex presidentes de su país, intentando ser el tercero del clan en hacerse de la presidencia en el último cuarto de siglo. Entre su padre y su hermano han cubierto doce años –el primero no pudo reelegirse-, y con él podrían aumentar a dos décadas el dominio de quienes, como empresa familiar, también cuentan con la mayor exploradora y extractora de petróleo en Norteamérica, Arbusto Oil Company –arbusto en inglés es Bush y con ello no niegan sello ni orígenes aunque hayan simulado la separación de la misma al encontrarse entre los socios uno de los hermanos del terrorista Osama Bin Laden-.
Si en Argentina tres ex primeras damas han buscado la presidencia y dos la han obtenido –sólo Evita quien abrió la senda no pudo llegar a ella por la enfermedad que la mató a destiempo-, no es de extrañar que las ambiciosas “esposas desesperadas” –otra serie de la televisión del norte-, busquen nichos en México aunque, en este caso, la sombra de sus maridos no sea acogedora sino siniestra. Es en este punto en donde, de nueva cuenta, vuelven a señalarnos a los mexicanos por nuestra amnesia colectiva que posibilita el perdón automático de los ex presidentes cuando se asume su superioridad sobre quienes ejercen el mando y no encuentran refugio para esconder sus tremendos fallos estructurales. Por eso se vindica la figura del señor calderón, quien nos mandó a una guerra inútil entre mafias –cien mil muertos por nuestro lado y ni un solo gramo de drogas menos para los Estados Unidos-, y se vanagloria de transitar en clase turista, cuando puede, para mostrarse como falso demócrata sin explicar cómo le hace para no ser objetivo de una vendetta si tanto combatió, como dice, a los principales capos del narcotráfico todavía vigentes.
Y con la misma fuerza, ¿por qué no pensar en Margarita, su esposa, para que sea candidata presidencial de un partido quebrado por mitad y forzado a buscar una alianza, para el 2018, acaso con el también desmantelado PRD –cortado a la mitad por la ambiciosa MORENA de López Obrador-, para no ser arrastrado por los veneros inmisericordes de la historia? ¿Aceptarán los presuntos aliados del panismo levantar la mano de la esposa de calderón quien tanto ultrajó a la izquierda, primero al usurpar el poder en 2006 y después golpeando a López Obrador para evitar su victoria en 2012 porque ya estaba consensuada con enrique peña nieto? Todo es posible en el México de las grandes simulaciones.
Sólo falta que el zar de Cuajimalpa, poseedor de varios carros deportivos de elevado precio con quienes presume, a veces, llevando como invitada a la “perredista” Purificación “Puri” Carpinteyro Calderón –la musa que se le fue a felipe-, al más puro estilo de los gángster de Chicago, sea capaz de lanzarse, en la próxima contienda, para gobernar Nuevo León arrebatándole el feudo al “Bronco” Jaime Rodríguez Calderón o, sin tantas ambiciones –mismas que le sobran-, asegurarse un escaño en el Senado o una curul entre los diputados, por la deplorable vía plurinominal se entiende para no tener sobresaltos.
Ya ven ustedes: todos los dirigentes partidistas serán diputados gracias a esta ruta, la de representación proporcional, que les exenta –como si se tratase de alumnos aplicados- del examen de las urnas. Van como representantes de su partido y ya no de sus electores en una de las más severas descomposiciones jurídicas y políticas de nuestra era. Todo se tergiversa en aras de una falsa modernización que no es sino una demostración de la fuerza del sistema que se impone a una ciudadanía ahíta.

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