Nuestros Columnistas Nacionales
Desafío
*Absurdos Mexicanos
*Federación Desunida
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18/07/2018 – Hay tantos absurdos que no pocos califican a México como una nación surrealista, albergue de sofismas y espejismos, bajo el mando de una voluntad suprema quien dispone, por todos, y doblega el concepto de la soberanía popular. Ni siquiera ahora cuando festejamos la victoria de la democracia –no generalizada por el inmenso lunar de Puebla y algunos otros focos rojos como Ciudad del Carmen, más yucateca que campechana-, podemos confiar en el respeto irrestricto al interés colectivo volcado en la abrumadora victoria, incuestionable, de Andrés.
Por allí, el racista Lorenzo Córdova Vianello, consejero presidente del INE, filtró la nota sobre la posibilidad de abrir el 70 por ciento de la paquetería electoral antes de certificar el éxito abrumador del próximo presidente de México; acaso fue un último intento que Córdova deberá pagar en su momento, no por venganza sino por jugar con la voluntad de los mexicanos como si éstos fueran parte de algún juego de mesa. Este sujeto debe ser puesto en manos de los ministerios públicos correspondientes, ya mismo si es posible hacer entender a peña nieto que, aun cuando siga siendo presidente en ejercicio, ya no tiene el poder emanado del pueblo en unos comicios históricos.
Nada. Andrés ganó con ventaja tal que no debió haber sitio para los retrasos, acordados de manera soterrada, ni para la incongruencia de un sistema que se cae a pedazos en medio de un duelo casi grotesco por parte de los priistas asombrados –sobre todo aquellos gobernadores que cumplen el papel de plañideras en vez de pensar en alternativas viables-, y de los panistas marginados, convertidos en rastrojos de la mano de Ricardo Anaya.
Y ya es hora de evitar los largos lapsos entre las elecciones y la toma de posesión. Por lo menos, a partir del régimen de Andrés –reducido de seis años a un lustro y diez meses-, sólo serán noventa días los que conformen el espacio de la transición en vez de los cinco meses absurdos –faltan cuatro y medio-, para cumplimentar el actual proceso. En todas las naciones del orbe el cambio del titular del Ejecutivo se da en automático para evitar el absurdo de contar con dos corrientes de poder, no paralelas, sin coherencia entre ellas ni identidad como está sucediendo ahora.
Por ejemplo, llega una delegación de la Casa Blanca, encabezada por el secretario de Estado Mike Pompeo y algunos de los más cercanos colaboradores de Trump, destinada a comenzar el diálogo con Andrés sin darle importancia a un peña marginal y, francamente, estorboso por su prisa de salvarse de la quema cuando las llamas ya le llegan a la cintura. En el medievo estaría dando de gritos en la hoguera.
Mientras, el equipo de Andrés anuncia a construcción, en un año, de tres refinerías y cien universidades; pero también hacen falta primarias y secundarias y, sobre todo, el cumplimiento de promesas ineludibles: por ejemplo, la baja de los precios de la gasolina que no debe esperar tres años sino debe implementarse desde diciembre mismo; y las bases firmes que deben conformar el nuevo TLCAN antes de ser desplazado a un mero intercambio mercantil bilateral.
La Anécdota
Pretendió presumir el señor lópez portillo al dar cabida a las “reuniones de la República”, supuestamente para exaltar al federalismo. El mandatario, para no aburrirse, llenaba decenas de hojas en blanco con pinturas de caballos y de los perfiles de algunos de sus contertulios con los ojos semicerrados. Nunca pasaron de allí.
Y va la pregunta necesaria: ¿será capaz López Obrador de rehabilitar al federalismo o pretenderá separar a quienes forman parte de MORENA de los demás? Por los círculos del poder me avisan que algunos gobernadores priistas, de los doce que quedan, parecen dispuestos a dar el salto hacia el partido de Andrés para no ser relegados. La política permite estos saltos y no hay razón para esperar, como el abyecto Manuel Bartlett en trance de ser designado director de la CFE como una de las grandes incongruencias de Andrés, a ser un ex para liberarse del yugo partidista que aprieta más cuando está bajando a la sepultura.