Opinión


Desafío


*Lo que Esperábamos
*En la Lista Negra

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13/06/2018 – La desesperación fue evidente fuera de la temática sugerida para el tercero y último debate entre los aspirantes presidenciales, incluyendo a Conán del Norte y al presidente preelecto cuya fuerza se acrecentó en la medida del reloj que no se detiene, ni se detuvo, a la hora de las rispideces esperadas. Quizá Andrés recordó a su admirado general Cárdenas, pese a que Cuauhtémoc su hijo rechazó sumarse a él, para convertirse en una especie de esfinge inescrutable, seguro de su ventaja de 25 ó 30 puntos, nada menos, sobre sus “cercanos” perseguidores.
Fue como una rutina para placear a quienes seguirán pronto, a partir de dos semanas y media, otros derroteros, uno solo hacia el Palacio Nacional –ha dicho que no vivirá en Los Pinos-, en donde encontrará rastros y evidencias sobre la patria escarnecida por el neoliberalismo y, sobre todo, la corrupción ingente que ni el abanderado del PRI, el no militante José Antonio Meade Kuribreña, se atreve a negar aunque postula que él no cayó en la fosa cuando solapó las desviaciones millonarias siguiendo el ya famoso “método Rosario” –por la señora Robles-, de triangulaciones burdas y jamás investigadas ni siquiera por la unidad de inteligencia financiera, útil hasta hace unos años cuando descubrió la trama de los militares servidores del narcotráfico sin que las indagatorias aterrizaran. Tampoco el SAT metió las manos.
Los temas propuestos, desde el desarrollo económico hasta el cambio climático y la olvidada educación que mantiene la protesta nacional o, más bien, la incendia cuando la soberbia gubernamental apergolla a los maestros rebeldes, fueron como platos de segunda mano y dieron, como resultado, una torpe reiteración de slogans, algunos de ellos de elevada cursilería, mientras caían preguntas desde distintos campos sin que pudiera corroborarse las intenciones de los escogidos ni, mucho menos, sus reales filiaciones. El show electoral más grande del mundo.
Desde luego, y pese a las apuestas de quienes ahora hasta se dicen guadalupanos en busca de un milagro, los momios no se movieron. Al contrario, una vez más, se demostró que mientras se ataca a Andrés crecen sus seguidores al verlo pretendidamente acorralado por la jauría del poder, ya sin credibilidad alguna entre la ciudadanía. Perdida la autoridad moral nadie toma en cuenta las acusaciones a mansalva; de hecho, el único éxito en este sentido ha sido la manera como el PRI y el PAN, más sus acompañantes, lincharon políticamente a la Comandante Nestora Salgado –sin acento, por error quizá en su acta de nacimiento-, de la Policía Comunitaria de Onilalá, Guerrero, hundida por los nuevos testimonios de una veintena de sus presuntas víctimas. Sin embargo, priva el principio jurídico sobre que nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo delito… salvo que los acusadores sean distintos y los hechos sean otros aunque se trate de una conducta criminal similar.
A Andrés ni el viento de las descalificaciones –no todas falsas, debemos aclarar-, le conmueve. Permanece en la creencia de ser un seguidor del mayor de los mexicanos, el Benemérito, para asimilar sus gestos y actuar como él piensa que lo haría Don Benito aunque los tiempos hayan cambiado tras ciento cincuenta años.
Lo dicho: el caballo de Hacienda no alcanzó al potro semisalvaje de la prometida regeneración nacional tras más de dos siglos de Independencia, más de 150 años desde la Reforma y un poco más de cien considerando el inicio de la Revolución.
La Anécdota
¿Se atreverán los veracruzanos a avalar el cacicazgo de los Yunes? Me parecería nauseabundo. ¿Y el nepotismo de Moreno Valle en Puebla? Sería asqueroso. ¿Qué decir de la herencia contaminada de Ivonne Ortega quien vendió su supuesta precandidatura a Meade a cambio de colocar a su entenado, Sahuí, como aspirante al gobierno? Para vomitar.
Para evitarnos tantos daños estos daños estomacales, vienen corriendo, es menester saber cómo funciona la democracia que no es sólo consecuencia de una jornada comicial sino efecto cotidiano para salvaguardar el interés colectivo.
¿Qué Andrés llegará al Palacio Nacional? ¿Aquel que, como misionero, recorrió el país proclamando la urgencia de redimir a los pobres o quien negoció con los empresarios y hasta se modera al mencionar a Trump? Nuestra tarea es dilucidarlo.

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