Desafío

*Un Nuevo Congreso
*Tiempo de Caídas
Por Rafael Loret de Mola

«El tercer y último debate está muy cerca si bien los temas, a simple vista, no parecen dar pie a divagaciones»

8/06/2018 – El cuarto de guerra de Andrés, cada vez más efusivo en víspera de la última quincena de campaña, a partir del tercero debate, en Mérida el próximo martes 12, celebra que los medios internacionales den por hecho no sólo la inminente victoria de Andrés –para gran dolor de los empresarios que han abierto la brecha entre multimillonarios y depauperados-, sino incluso una aplastante representación de MORENA en sendas Cámaras del Congreso de la Unión, amén de seis gubernaturas y toda una aureola política que consolidará un gobierno repleto –y ésta es la parte negativa-, de personajes siniestros provenientes de lo peor del PRI y del PAN.
De ocurrir lo anterior, tal y como lo diagnostican los expertos –no encuestadores sino analistas que han hecho labores de campo, distrito por distrito-, el partido creado por Andrés, de manera unilateral y sin fisuras democráticas –todo ha sido personalismo puro y esto no es sano para el desarrollo de un gobierno “por y para el pueblo”-, tendrá una representatividad mayoritaria en la Cámara de Diputados, entre 250 y 298 militantes, además de un 34 por ciento de los senadores de la próxima Legislatura, esto es entre 46 y 54 representantes de un total de 128; la Cámara Alta sería el talón de Aquiles de la nueva primera fuerza del país a partir del primero de septiembre y acaso el único real contrapeso, en cuanto a las instituciones política, de un gobierno mucho más blindado que el de las alternancias anteriores.
Recuérdese el “freno al cambio” del que se quejó el señor fox cundo ni las “muchas faldas” de su consorte pudieron frenar el aislamiento notable del presidente ante un Legislativo que mandó a volar cada iniciativa –bastante incongruentes por cierto- que surgió de la casona de Los Pinos convertido en búnker de las ideas retrógradas, del antijuarismo y de la exaltación de los viejos tiranos, el cuerpo “sacro” de Mont-Parnasee, en París, y Max, el barbado enajenado de Miramar.
Por lo pronto, el tercer y último debate está muy cerca si bien los temas, a simple vista, no parecen dar pie a divagaciones aunque, en la desesperación de Anaya y Meade, las habrá. A tratar: crecimiento económico, educación –ciencia y tecnología-, y desarrollo sustentable con todo y el cambio climático, único que podría derribar a Andrés si surge un volcán en el INE. Pareciera que todo debería transcurrir sobre rieles pero no será así considerando que, ahora sí, es la última oportunidad para provocar a Andrés y hacerle caer en un traspié que sería histórico, inesperado.
Pero si, por distrito, las apuestas son efecto del “efecto AMLO”, como le llaman en los diarios del exterior, no existe duda alguna que el líder de la contienda tendrá especial cuidado en cuidar su cartera –le aconsejamos que no la lleve y la deje depositada en las manos de su talentosa mujer, Beatriz Gutiérrez Müller-, y no rendirse ante la argumentación de quienes tienen lengua larga para juzgarlo y cola inmensa para ocultar sus propios pecados. ¿Nadie va a mencionar los miles de millones –entre 12 y dieciocho mil de acuerdo a dos versiones contrapuestas-, desviados por SEDESOL a través de la pecaminosa Rosario Robles Berlanga y la complicidad del propio Meade?
Por eso, como rezan las matemáticas, el orden de los factores no altera el producto; la corrupción, sí.
La Anécdota
En México no hay moción de censura para defenestrar a un presidente en el Congreso como sucedió en España donde el franquista Mariano Rajoy Grey mordió el polvo de la vergüenza y el socialista, Pedro Sánchez, se alzó como mandatario interino con propósitos de alargar cuanto pueda la convocatoria a elecciones. También hay temblores contra los mandatarios de Brasil, Argentina y Nicaragua en este tiempo convulso, además de Venezuela, claro, a donde quieren intervenir, con mil pretextos, los marines de Trump con el aval rastrero de un México infamado por él.
Sólo bastaron dos semanas para que el gobierno mexicano, patiño de la Casa Blanca en cuanto a la dolorosa situación venezolana, pasara de la condición de “aliado estratégico” a la de “enemigo” comercial de los Estados Unidos con la imposición de aranceles al acero. Menos mal que reaccionaron, fuerte, Canadá y la Unión Europea, igualmente presionados por el sujeto execrable de Washington. Quizá sea ésta una rendija para la diversificación y no una cárcel inexpugnable para el comercio mexicano. Veremos a cuánto asciende el valor del peñismo en la hora cuando comienza su finiquito.

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