Opinión


Desafío


*Desafíos Finales
*Amarga Decepción

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24/05/2018 – No cambian los momios de los aspirantes a la Presidencia de la República. Ni los debates ni las acusaciones, ni los videos montados y editados a conveniencia por quienes son peores al personaje al que infaman, han podido trocar la voluntad de los mexicanos decididos, una vez más –la otra fue en 2000 cuando ernesto zedillo inclinó la cerviz ante Bill Clinton, el de los habanos de Mónica –lo puntualizo para subrayar la alta calidad moral del sujeto-, a modificar el establishment a través del voto masivo y aunque éste no rebase el 50 por ciento para constituir mayoría absoluta.
Claro, por ello Margarita, la de la luna y las estrellas, no define si se queda paralizada como la última calderonista cuya ambición desbocada la perdió –quedando en veremos su pequeña venganza personal contra su marido, felipe calderón, quien, para disminuir la furia de la consorte agraviada, la apoyó financieramente-, y sólo dejó regados 12 millones y medio de pesos –costo de su proselitismo barato-, aunque no aceptara, según dijo, financiamiento oficial. ¡Qué digna señora, claman los infelices apoyadores de oficio! ¡Qué enorme necedad señalan los medio-informados! ¡Qué barbarismo político gritamos todos!
Y los debates seguirán. Si se quedó “sin mujeres” la contienda presidencial, en la Ciudad de México hay cinco contendiendo por la jefatura, una de ellas de pavorosa incultura y sin partido cuya presencia como independencia nadie entiende ni conoce los orígenes de su absurda aspiración… salvo la de quitarnos tiempo con balbuceos y repeticiones además de sus lagunas mentales; otra, “la Puri”, por ahora entenada de Elba Esther y ex pareja de Raúl Salinas, sólo se burlaba de ella y proponía ahorrar una millonada ¡en subastas eléctricas! Creo que se refería a los juegos mecánicos de Chapultepec.
Por lo demás, Mariana Boy, del Verde, cayó en la fosa de las osas imponiendo sus temas y Marco Rascón, Súper Barrio sin máscara, pretendió mediar y aburrió de lo lindo con tecnicismos. El otro masculino, según los registros, Mikel Arriola, que abandera al PRI pero, como Meade, se niega a ser miembro de este partido, logró un objetivo sedicente: enfrentar a las izquierdas –representadas por Caludia Sheinbaum y Alejandra Barrales-, para llenarlas de lodo sin que las señoras pudieran tener resquicio de defensa.
Pobres de los capitalinos o metropolitanos o citadinos –todavía nadie define el gentilicio-, que tendrán que ser gobernados por una de estas cinco mujeres o, en caso remoto, por alguno de los caballeros puestos en su nivel de comadres al mejor postor. Y pobres de los mexicanos todos que asistimos a la huida de Margarita –más por miedo a perder que por imposibilidad para ganar-, quien debió ponerse de acuerdo con su marido, el expresidente de la guerra enferma que ya cuesta casi 400 mil vidas –incluyendo a las víctimas del peñismo derechista y continuista-, para dejar de hacer el ridículo con su 2 por ciento de aprobación. ¡Perdón, era el 3 por cierto!
La verdadera miseria está en quienes no quieren ver porque han vendido a la mentira sus almas y sus conciencias.
La Anécdota
La mayor decepción que confrontamos, con rumbo al primero de julio, es la convicción del ejercicio inmoral del proceso comicial y la posibilidad real de que se está fraguando un frade escandaloso. Más allá de quien elijamos presidente y aunque no votemos por éste pero conservemos nuestra inclinación democrática, no puede tolerarse, no una vez más, la imposición grotesca de la continuidad y la infamia contra la voluntad colectiva. Repito: ya no podría tolerarse.
No se trata de envolvernos en la subversión sino de enaltecer a la democracia con la participación de la mayoría; no podríamos permanecer con los brazos cruzados cuando hemos observado como los hackers rusos impusieron al “pato” Donald Trump, el verdadero animal de la Casa Blanca y no los migrantes a los que infama él y explotan los agricultores estadounidenses del sur, y lograron un cíberataque exitoso contra los bancos mexicanos desapareciendo, nada menos, cuatrocientos millones de pesos.
Un buen ensayo, repito, que debe asentarse y condenarse.

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