Rafael Loret de Mola
14/05/2018
*Descomposición Total
*Ordeña de los Ductos
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A unos cuantos días del segundo debate, el próximo domingo 20 de mayo en la Universidad Autónoma de Tijuana, se evidencia que los discursos no varían ni el lenguaje corporal de los aspirantes a distintos cargos de elección popular que actúan sus respectivos papeles y, en casa, desfogan euforias y frustraciones de acuerdo a cómo responsan los futuros sufragantes y señalen sus encuestas –las del primer libro, esto es las reales que no dan a conocer-, en medio de un creciente enfado de la sociedad.
No podemos soslayar la infamia con la cual se pretende convertir este escenario en hoguera cuando la ciudadanía todavía no se pronuncia en las urnas y da validez a la voluntad de un colectivo herido que ya no cree en monsergas pero, por desgracia, se siente atraído por el flautero de Hamelín, esto es el ídolo político de cada quien, para seguirlo como ratas ante la melodía cadenciosa y dormilona. Más que meditar en el futuro y las consecuencias de sus sufragios, estiman imperativo, nada más, creer a pie juntillas en su ícono –sea Andrés, los más, o Anaya, los mucho menos-, con basamentos en encuestas obviamente manipuladas para halagar a quienes las contratan y pagan. Ya verán ustedes cómo se justificarán, con pretextos mil, después del primero de julio. Estamos a mes y medio de distancia; el tiempo voló desde nuestras manos.
¿Hemos aprendido algo? Poco, si nos atenemos a las supuestas lecciones de los candidatos. Reiteramos, eso sí, que el sistema y sus vertientes han actuado en contra de la sociedad, en su conjunto, tratando de desvirtuar pronunciamientos y defendiendo al estado de cosas en contra de la conciencia del colectivo que impulsa hacia un cambio drástico en donde no sea tan sencillo corromperse y gozar de la infausta impunidad que remata la línea de la inmoralidad, pública y privada, también con la guía inverosímil de un empresariado falaz que NUNCA debió meterse en la contienda con la única intención de proteger SUS intereses y no los de la nación. A menos, claro, que se considere que Slim, Larrea y Baillères, junto a quienes les escoltan en eso de las fortunas inmensas, sean México, y los demás sólo las cenizas de sus valiosos habanos.
En el próximo debate, como sabemos, los candidatos a la Presidencia podrán centrarse en uno de los más grandes antimexicanos de la historia, Donald Trump. Los temas a tratar derivarán del comercio exterior, la seguridad fronteriza y los derechos de los migrantes. Poco espacio para los dislates entre unos y otros; amplio para enfocar el drama de México en las condiciones precarias que mantenemos, con TLCAN o no, ante el insolente vecino del norte. Un cuadro que, en principio, podría beneficiar o acabar de hundir a Meade, quien ya fue canciller, y permitirá probar el nivel para aspirar a ser estadistas de Andrés y Anaya. Me cuesta trabajo visualizar una reunión de López Obrador con Trump en la oficina oval. Es como una ficción terrífica.
Más allá de esto, lo cierto es que sobrevuela nuestras cabezas el espectro de un posible atentado –recuerden 1994-, ante la tremenda polarización de los aspirantes, la participación extrema de los grupos de presión y acaso la desesperación de quienes, desde la cúpula, parecen haber perdido los controles.
Por desgracia, la mesa está servida; pero nadie se ha sentado en ella… aún.
La Anécdota
Ya no es cualquier cosa. Veinticinco entidades del país –sólo seis no-, son rehenes de los ladrones de combustible, ordeñadores de ductos o huachicoleros, evidentemente protegidos por la superioridad política o alguno de los tantos cómplices de los funcionarios del gobierno federal. No perdamos el tiempo con supuestos y exploremos la llaga abierta.
Sabemos que el mal comenzó en Puebla bajo los auspicios del entonces gobernador Rafael Moreno Valle y de sus socios, como el actual mandatario Tony Gali Fayad cuya única misión fue preparar el terreno para la consorte del primero, Martha Erika Alonso Hidalgo, y posibilitar así la extensión de su dominio autoritario. Éste y el caso de los Yunes en la otrora Veracruz –hoy Yuneslandia-, descalifican al PAN de Ricardo Anaya y lo colocan en la misma zahúrda de sus adversarios.
Si el robo de petróleo es de tal magnitud se debe, claro, a la tolerancia de la presidencia de la República que, sin importar los efectos, protege y estimula a la banda dirigida por Moreno Valle, desde Puebla, en donde las batallas del 5 de Mayo se tornaron ahora contra México.
En vez de justicia, eso sí, deambula la candidata Alonso Hidalgo, quien declaró ingresos de un millón setecientos mil pesos al año –sin hacer nada-, por la senda de la mayor tolerancia inimaginable, del brazo de un pillo y bajo el dominio de la sagrada cofradía de la impunidad.