Opinión


Desafío


Rafael Loret de Mola

30/03/2018

*Sabor de Impotencia
*Imposible Revertir

Hay sabor de impotencia en los paladares críticos. Las muertes violentas de periodistas, no esclarecidas pero muchas de ellas infamadas por supuestos líos sexuales –los más-, ominosamente sobrepuestos sobre los expedientes reales que acreditan la brutalidad por encima de cualquier otro argumento; esto es, el colocar trampas para los cazadores de críticos o informadores de “alto riesgo” que inciden en el delito de, pasando sobre los riesgos, contar la verdad al descubierto. Por desgracia, los mercenarios -¡hay tantos!-, los anulan o desdeñan.
Es singular, por cuanto cada seis años se inventan truculencias para seguir manipulando al colectivo, el modus operandis de cuantos, en la cúpula del poder –se admite el error de cambiar la u acentuada por la o-, insisten en mantener el estado de cosas a cualquier costa. Hoy, como muestra, está de moda el chantaje, vinculado con la mayor parte de los medios vinculados al poder político –muchos de ellos con ex mandatarios, federales o estatales, dentro de sus consejos de administración-, para intentar salvar las reformas del régimen en curso, aprobadas por el sector empresarial amén de la alianza con la derecha que ahora salta como un gusano barrenador, en materia energética, fiscal –nadie la entiende-, y educativa, estigmatizando a los maestros y matando a la gallinita de los huevos de oro, el petróleo cuya nacionalización, en 1938, prendió los últimos focos del nacionalismo; ahora sólo velamos a los restos.
Fíjense: desde el gobierno surgen advertencias para agraviar a los opositores. A Ricardo Anaya lo traen frito con la compraventa de una fábrica y su ganancia de poco más de 30 millones de pesos, pero nada se dice, desde los estratos oficiales, de las desviaciones por ¡seis mil millones de pesos! bajo el método Rosario y su “estafa maestra”. La diferencia de cifras dibuja la hipocresía de la clase en el poder y cierra, o lo pretende, los caminos de la democracia; si la hubiera, Rosario, Gerardo Ruiz Esparza y el propio “ciudadano Meade” estarían, cuando menos, bajo serias indagatorias de la Procuraduría General con rumbo a los penales de alta seguridad.
Por si fuera poco se busca desacreditar a Andrés, líder de la justa presidencial por un margen que en cualquier nación del mundo, a tres meses de los comicios y cuando hoy arrancan las “campañas” formales –no han cesado un solo día por cierto-, tratando de “blindar”, con una derrama de dos mil millones de dólares, la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México que agravia a los pobladores de la región, desde San Salvador Atenco hasta Texcoco.
Pro, nadie explica cómo es que una obra, cuyo adelanto es de tan solo un 20 por ciento, ya ha sido pagada, por adelantado, con el 87 por ciento de su cotización inicial para beneplácito de sus constructores, Norman Foster y Fernando Romero, el yerno favorito de Carlos Slim Helú, el mayor de los millonarios de México y el sexto, por ahora, en el listado internacional.
Tampoco el señor peña explica cómo es que se perderán ¡200 mil millones de dólares! si se interrumpe la alevosa reforma energética, como ha ofrecido el icono de Morena. De ser así, no vendría mal un desglose de compromisos ruinosos para México y la razón por la cual la enorme cifra aplastaría la economía nacional. ¿O son sólo bravatas para agitar las aguas electorales? Me parece que así es.
La Anécdota
De acuerdo a los momios de tantas encuestas falsamente “serias”, el margen entre Andrés y sus seguidores no es menor a 18 puntos aun cuando se percibe que es mayor entre quienes han hecho ejercicios democráticos, como este columnista, y observan cómo las cifras revientan en pro del tabasqueño en su tercera jornada presidencial. Técnicamente, no hay forma de revertir, en noventa y dos días, una tendencia tan definida y, además, protegida por millones de incondicionales –una condición que me disgusta-, dispuestos a soltar a los tigres.
Lo grave del asunto es que, en el remoto caso de que se produjera un milagro a favor de Meade o Anaya… nadie lo creería y, de cualquier manera, el país entero lo resentiría. No es una amenaza sino una expectativa que surge por el análisis de la situación actual en todas las entidades del país incluyendo aquellas, como Yucatán, en donde no había prosperado el PRD ni la izquierda… ni lo hace Morena, sólo Andrés.
Sobre advertencia, reza el refranero popular, no hay engaño.

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