Opinión


Desafío


*¿A Quién Avala USA?
*Rivalidad de Sangre
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14/03/2018 – Los yernos y el nepotismo marcan los tiempos actuales en los que los pocos valores restantes van desapareciendo, uno a uno, por la mano de falsos demócratas que mandan en razón de hackeos, alquimias, turbiedades y, sobre todo, alianzas soterradas entre la clase política y el crimen organizado, el de mayor fuerza, cuya sedes principales son, desde hace décadas, Nueva York, Chicago, Los Ángeles y Houston. México es sólo un trampolín avieso.
Hace unos días, cual si fuese jefe de Estado –como se recibió a Trump en su condición de candidato en momentos en los que se le consideraba segundo, de dos-, el yerno del célebre “pato anaranjado” de la Casa Blanca, Jared Kushner, visitó Los Pinos para entrevistarse con su “igual”, el señor peña, cuya condición toma la forma y altura de sus interlocutores y de las condiciones que éstos le imponen cada día, avanzado el proceso electoral y sin signos evidentes de respeto, igualdad y limpieza, los tres escudos de la ciudadanía para acercarse a las urnas con la seguridad de que su sufragio será respetado.
Fue a puerta cerrada y, por supuesto, sólo dejaron traslucir una versión oficiosa sobre los intentos de acercamiento, tras telefonemas ofensivos desde la oficina oval, en momentos en los que el proceso electoral compite, y va perdiendo, con la atención volcada en el Mundial de Fútbol cuyo comienzo, el 14 de junio, se extenderá hasta un mes después, esto es coincidiendo el domingo primero de julio con algunos encuentros trascendentes. (Sólo falta que la selección nacional juegue ese día, en el remoto caso de que acaricie los octavos de final). Sobrará el entretenimiento.
Pero, ¿quién es el favorito de la Casa Blanca para ganar las elecciones presidenciales en México? Unos plantean que apoyará hasta el final, y de allí la visita del yerno, la continuidad que representa Meade pero, para ello, deberá zanjar sus agravios contra peña quien parece estar en el paredón político, desesperado por salvarse.
O bien, como ocurrió en 1994, las insinuaciones de la oficina oval servirán para dejar pasar al candidato de MORENA, tal como lo advertimos hace varias semanas, gracias a los mensajes soterrados entre ésta y el icono de la izquierda a través del puente “Alfonso Romo”, la pieza de oro para reencontrar el favor del capital mexicano y hasta mejorar los niveles de Carlos Slim, otrora el más rico del mundo y ahora en un “pobre” séptimo lugar.
Recuérdese que la alternancia en 2000 llevó primero el signo de Bill Clinton y del embajador Jeffrey Davidow, quien nos comparó con un “puerco espín” en un desafortunado desliz xenófobo, convencidos de que la alternancia era el único escenario posible para evitar una revuelta de consecuencias incalculables; en este 2018, un nuevo fraude electoral, matizado con las encuestas mercenarias, encendería los polvorines por todo el país. Y esto lo saben y meditan quienes velan por la seguridad… de los Estados Unidos.
Quien sale sobrando en esta perspectiva es el panista Ricardo Anaya Cortés, a quien le ha caído el agua podrida que sale de las cañerías oxidadas de la residencia oficial. Y para él será casi imposible remontar en el horizonte plantado. Veremos.
La Anécdota
La sangre derramada rivaliza. Caen, casi por igual, periodistas, activistas sociales… y políticos con aspiraciones de llegar a un punto más alto, pero no tan alto como alguna gubernatura –aunque en Tamaulipas, hace algunos años, no se tentaron los criminales, incluyendo los bajos instintos de algunos priistas, cuando asesinaron al médico Rodolfo Torre Cantú-, o la presidencia de la República –si bien nadie detuvo la conjura contra Luis Donaldo Colosio, cuyo hijo ahora se retrata al lado de Anaya en el colmo de la burla histórica-.
El caso es que, como rezaba Mario Ruiz Massieu ante el cadáver de su hermano José Francisco –juego de tronos-, “los demonios andan sueltos”. Y, sí, vuelven a estarlo y ya salieron de las puertas de Acteal, el inframundo de los mexicas, que suelen situarse en Los Pinos. No descartaría un panorama similar al de 1994. Pero, ¿quién caería? ¿El fuerte o el débil? ¿El hijo del poder o su fustigador mayor? Anaya, desde luego, puede descansar tranquilo; dinero es lo que le sobra.

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